En diciembre de 2024, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a los países BRICS con aranceles del 100% si continuaban con “sus planes de desdolarización”. De hecho, los documentos adoptados el año pasado en la XVI Cumbre BRICS en Kazán no contenían ninguna mención a la “desdolarización” o a un “sistema de pago alternativo”. En cambio, en su declaración de 2024, los estados BRICS destacaron “la necesidad de reformar la actual arquitectura financiera internacional” para hacerla “inclusiva y equitativa”.
Trump probablemente estaba respondiendo a una narrativa en algunos medios de comunicación que buscaban retratar la cumbre de Kazán como el intento de Rusia por «acabar con el dominio del dólar» mediante la creación de una alianza de países que apoyan «una plataforma de pagos internacionales alternativa que sería inmune a las sanciones occidentales». Sin embargo, en realidad, la cumbre se dedicó a reformar el sistema financiero internacional para que no obstaculizara, sino que promoviera el desarrollo económico de los países.
Un mundo más complejo requiere un nuevo nivel de mitigación de riesgos
A medida que el mundo se vuelve más complejo y fragmentado debido a la creciente competencia entre los tradicionales y nuevos centros de poder económico y geopolítico, los países se ven obligados a reducir los riesgos de verse involucrados en conflictos externos actuales y potenciales. Algunos de estos riesgos, como la militarización del sistema financiero existente basado en el papel global del dólar estadounidense como moneda de reserva dominante y la importancia del sistema de mensajería SWIFT (controlado por los bancos centrales del G10) en los pagos internacionales, se han vuelto muy visible en los últimos años. El uso continuado del sistema del dólar por parte de Estados Unidos para “castigar” a oponentes geopolíticos y frenar el crecimiento de competidores económicos conducirá inevitablemente a una mayor desestabilización de la existente arquitectura financiera global.
Al mismo tiempo, algunos países temen quedar atrapados en un fuego cruzado geopolítico si se involucran activamente en la promoción de nuevos sistemas de pago o monedas de reserva para contrarrestar el dominio del dólar estadounidense. Sin embargo, un número más amplio de países seguirá apoyando nuevos sistemas de pago que no sean contrapesos sino soluciones a problemas y desafíos que el sistema financiero actual no puede afrontar debido a su insuficiencia tecnológica o a su uso como arma por parte de partes interesadas.
La cumbre de los BRICS en Kazán estuvo dedicada a los primeros pasos en la reforma del sistema financiero internacional para que no obstaculice, sino que promueva el desarrollo económico de los países, reduciendo al mismo tiempo los riesgos asociados a las transacciones entre ellos.
Si el sistema financiero internacional actual no cumple su propósito principal de facilitar las transacciones financieras entre países y compensar los desequilibrios en el comercio internacional, cada vez más países buscarán establecer pilares adicionales en la arquitectura financiera.
Al crear una nueva arquitectura financiera, los BRICS pretenden estabilizar el sistema financiero global y reducir los costos de transacción en el comercio entre países. Esto es particularmente cierto en lo que respecta a la seguridad energética y alimentaria en los países del Sur Global. El uso continuo del sistema financiero existente como arma aumenta los riesgos para su desarrollo económico y su estabilidad interna. Durante el segundo mandato de Donald Trump, las posibles guerras comerciales de Estados Unidos con China y otros países sólo podrían aumentar estos riesgos, socavando aún más la confianza internacional en el sistema financiero existente.
La terminología como mitigación de riesgos
La terminología utilizada para describir la nueva arquitectura financiera debería convertirse en una parte importante de la mitigación de riesgos y así atraer a más países que buscan mejorar sus capacidades de desarrollo financiero y económico. En el nivel gubernamental y de expertos, sería aconsejable dejar de utilizar el término “sistema de pago alternativo” cuando se analizan las relaciones financieras y comerciales dentro de los BRICS y más allá. En su lugar deberían utilizarse los términos «sistema de pago adicional» y «arquitectura financiera adicional». El mismo enfoque debería aplicarse al término “desdolarización”. En lugar de ello, hay que concentrarse en términos como “diversificación financiera”, “política financiera multivectorial” o “gestión de riesgos”. Además, el término “complementario” describe con mayor precisión los esfuerzos de los países BRICS para promover un sistema financiero internacional “integral y equitativo” (párrafo 59 de la Declaración de Kazán de la XVI Cumbre BRICS). El sistema que los BRICS planean construir es de naturaleza complementaria, ya que en su forma actual no desafía ni puede desafiar el sistema existente, especialmente en lo que se refiere al acceso a los mercados de capital dominados por el dólar estadounidense.

El futuro orden mundial como un cubo de Rubik
Tal vez el cubo de Rubik sea un buen ejemplo para ilustrar el complejo orden mundial multipolar emergente, donde las seis caras y los seis colores representan futuras alianzas importantes o importantes plataformas institucionales para la cooperación internacional. Como en un cubo de Rubik, los países de una alianza «central» de un color se mezclarán con otras alianzas de otros colores para formar alianzas «situacionales» (o utilizarán otras plataformas) cuando lo consideren beneficioso para sus intereses nacionales. En este escenario, los países probablemente estarían interesados en una arquitectura financiera adicional de los BRICS para ciertos tipos de transacciones, como el suministro de energía y alimentos. Esto es especialmente relevante si la arquitectura financiera existente se convierte en un obstáculo para las transacciones transfronterizas que involucran suministros vitales. Al mismo tiempo, los países todavía pueden utilizar algunos elementos del sistema financiero existente, a menos que éste pierda completamente su confiabilidad o se vuelva tóxico.
¿De sistemas complementarios a sistemas independientes?
La próxima evolución de la arquitectura financiera de los BRICS dependerá en gran medida de las acciones de la administración de Donald Trump, que podrían conducir a una mayor fragmentación del orden mundial y al declive de la arquitectura financiera existente. Este escenario es probable si el sistema del dólar estadounidense continúa utilizándose como arma contra una amplia gama de actores internacionales. Como resultado, la arquitectura financiera de los BRICS puede recibir un nuevo impulso debido a la mayor percepción por parte de los estados del Sur Global de los riesgos asociados con el sistema actual. Sin embargo, ese impulso solo es posible si la arquitectura de pagos complementaria ofrece soluciones institucionales y tecnológicas efectivas (desarrollo de pequeñas empresas, pagos transfronterizos basados en tecnologías de cadena de bloques, etc.) para abordar las cuestiones vitales del desarrollo económico, la energía y la seguridad alimentaria en el Sur global. Naturalmente, Estados Unidos podría amenazar con sanciones contra países y organizaciones que intenten utilizar una arquitectura financiera adicional, como ocurrió con el Sistema Ruso de Mensajería Financiera (SPFS), que elude la red SWIFT.
Sin embargo, las restricciones a los pagos de transacciones comerciales que involucran suministros vitales sólo pueden garantizar un uso más amplio de sistemas financieros transfronterizos autónomos bilaterales y multilaterales que agruparían a bancos nacionales dedicados exclusivamente a ciertos tipos de transacciones, respaldados por oro, materias primas u otra cosa. Es poco probable que las sanciones externas contra esos sistemas autónomos sean efectivas. Donald Trump podría intentar, alternativamente, extender la vida del sistema financiero existente a través de la despolitización, la modernización tecnológica o incluso algún tipo de reinicio en caso de una crisis financiera global sin precedentes.
Shamil Ienikéiev*. Catedrático del Departamento de Relaciones Internacionales de la Escuela Superior de Economía, Investigador principal del Instituto de China y Asia contemporánea de la Academia de Ciencias de Rusia
Resumen de la intervención del autor en la XV Conferencia Asiática del Club de Discusión Valdai, en diciembre de 2024, realizada en Kuala Lumpur, Malasia. Traducción y adaptación Hernando Kleimans)
Foto de portada: Página 12