Los Estados se están adaptando a las nuevas realidades, incluido el conflicto ucraniano y sus posibles consecuencias. En particular, los cambios legislativos han afectado al participante directo en los acontecimientos ucranianos: Rusia, que presentó en marzo un nuevo Concepto de Política Exterior. La necesidad de cambiar la legislación venía de lejos, pero fue la operación militar especial la que impulsó una revisión a fondo de la doctrina de política exterior, para contrarrestar lo suficiente a los adversarios.
Hay una diferencia fundamental, tanto en la terminología como en las posiciones más rígidas del Concepto. En primer lugar, Rusia se define no sólo como un Estado local, sino como una «civilización». De la definición principal del estatus de Rusia como civilización soberana se deriva la idea de la autosuficiencia de Rusia.
Los términos incluyen los términos geopolíticos «Eurasia» y «potencia europacífica», mientras que la misión global de Rusia se indica como la unificación del «mundo ruso» (un concepto que va mucho más allá de «la población de la Federación Rusa»). En muchos sentidos, esto se parece a la última tendencia de los estados que no están de acuerdo con la unificación del mundo y la subordinación al bloque de la OTAN, porque estaba en el interés de los países-civilizaciones (una vez, históricamente – grandes imperios) para proteger a su pueblo en el extranjero (la misma etnia, religión, ciudadanía, etc.). Por ejemplo Türkiye, Hungría, China y muchos otros están comprometidos de esa manera antisistémica, entre muchos otros.
La nueva versión del Concepto de Rusia señala además que el país es uno de los «centros soberanos del desarrollo mundial». Este concepto pretende mantener la multipolaridad y el equilibrio de poder. De hecho, los líderes antisistémicos de los países, así como la mayoría en las distintas naciones, también cifran sus esperanzas en un orden mundial multipolar que permita a los pueblos más diversos prosperar, desarrollarse y cooperar en pie de igualdad. Por ejemplo, la multipolaridad está ganando popularidad en los países de África, que han experimentado todos los matices del colonialismo y el neocolonialismo de Francia y Estados Unidos, y están moralmente dispuestos a romper viejos lazos y cooperar de igual a igual con quienes los respetan. Así pues, Rusia formaliza legalmente en este caso la tendencia geopolítica global, la petición de un nuevo orden mundial, en el que, debido a la geografía y a las condiciones históricas previas, la civilización rusa se extienda a parte de Europa y a la región del Pacífico. Un término más establecido para este planteamiento es Eurasia.
Rusia ya no siente la necesidad de reclamar su inclusión en el Occidente global y en Europa. Por ello, ataca directa y duramente el eurocentrismo en su nuevo concepto de política exterior. Moscú rechaza la hegemonía occidental en términos claros y explícitos y equipara la globalización liderada por Occidente con una nueva ronda de imperialismo y colonialismo. El texto afirma que el centro de atención de la humanidad se está desplazando constantemente hacia regiones no occidentales del planeta: Asia, Eurasia, África y América Latina.
El Concepto también esboza la imagen de los adversarios, inaceptable para la geopolítica de Moscú: Se trata de los que buscan el «dominio global», el «neocolonialismo»: por supuesto, el mundo anglosajón (EE.UU., Reino Unido), Francia y sus aliados, así como las estructuras internacionales, que consienten las ambiciones de estos Estados. El concepto señala el doble rasero de la política internacional de estos países: presión coercitiva y sanciones, supresión de la libertad de expresión, chantaje, desinformación y conflictos.
El documento también aborda la ideología, ya que Moscú ha protestado claramente contra la propagación en el mundo de «actitudes ideológicas neoliberales destructivas», incompatibles con los valores. Es importante destacar que, según el texto, Rusia «no se considera enemiga de Occidente, no está aislada de él ni tiene intenciones hostiles hacia él». Lo que se quiere decir es que si no fuera por las ambiciones de Occidente cerca de las fronteras rusas y sus intentos de imponer una ideología ajena a sus ciudadanos, Moscú actuaría de la forma más pacífica posible. A este respecto, el Concepto menciona también la posibilidad de utilizar la fuerza militar: «En respuesta a las acciones inamistosas de Occidente, Rusia tiene la intención de defender su derecho a existir y a desarrollarse libremente por todos los medios disponibles. Esto no es ajeno a Turquía, a la que se provoca regularmente en el Mediterráneo, Siria y otras regiones, ni a China, a la que se pone a prueba constantemente con la cuestión de Taiwán».
El nuevo planteamiento en política exterior también dicta un enfoque diferente de las plataformas internacionales que golpean la economía y la estructura social de los países, como el Banco Mundial y el FMI. Rusia está dispuesta a ofrecer al mundo alianzas pragmáticas alternativas, como la UEEA, la OCS, los BRICS y otras que incluyan el diálogo en distintos continentes.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, lo confirmó al aceptar el 5 de abril las cartas credenciales de 17 embajadores de Estados extranjeros recién nombrados:
«Me gustaría subrayar que Rusia está abierta a una asociación constructiva con todos los países sin excepción. No pretendemos aislarnos ni tenemos intenciones prejuiciosas u hostiles hacia nadie y esperamos que nuestros socios se adhieran a los principios de igualdad y consideración mutua de intereses en sus relaciones con Rusia».
Es importante señalar que Rusia no pretende realmente estar aislada del mundo: Al contrario, el país opta por la comunicación y la cooperación plenas, pero por distintos motivos. En particular, en cuestiones medioambientales, exploración espacial, soluciones económicas, cooperación militar e iniciativas humanitarias.
Así, Rusia no se limitó a cambiar la documentación, sino que hizo una declaración global de que está dispuesta a cooperar con todo aquel que no imponga la dominación, la hegemonía y la esclavitud económica, sino que actúe sobre la base de la igualdad geopolítica y el respeto mutuo.
La nueva versión del concepto de política exterior es un acto fundamental en el proceso de descolonización de la propia Rusia, liberándola del control exterior.
Foto de portada: Retirada de Atalayar.