Para muchos analistas las elecciones en la RDC serán claves de cara al futuro africano y por supuesto de cara a un mundo girado hacia la multipolaridad. En este sentido debemos recordar que el Congo es el mayor productor mundial de cobalto, un componente clave en las baterías de los coches eléctricos y los teléfonos móviles. También es el tercer productor mundial de cobre y posee importantes yacimientos de litio, estaño, tungsteno, tantalio y oro.
También podemos decir que estas elecciones se celebran en uno de los grandes “elefantes” africanos, ya que es uno de los países más poblados del continente, además de ser el país más extenso del África subsahariana. Cerca de 44 millones de congoleños y congoleñas están llamadas a las urnas en unas elecciones que tienen, además una serie de complicaciones logísticas enormes y también algunos obstáculos políticos de relevancia. Los aspectos logísticos están relacionados, en gran medida, con la seguridad, la presencia del estado en territorio y el elevado costo de las propias votaciones. En tanto que los aspectos políticos, tienen que ver con la pérdida de credibilidad en la que está el presidente y candidato a la reelección, Félix Tshisekedi, y con la pugna electoral con el resto de candidatos.
El contexto se completa con el clima de violencia en algunas regiones del país, con la presencia de grupos rebeldes de diferente signo y con fricciones recurrentes con algunos de sus vecinos, especialmente, con Ruanda, a la que se ha señalado como financiadora de algunas de las milicias más violentas de las que intervienen en el país. Dentro de estos grupos rebeldes se encuentra el Movimiento 23 de Marzo, conocido como el M23. Este movimiento surge hace más de una década y luego de algunos años e los que (mediante acuerdos muy poco respetados) parecía haber desaparecido, pero que en el año pasado resurgió, sumiendo a un proceso de terror y violencia a una vasta región de la RDC, (casualmente o no tanto), cercana a los límites con Ruada. Incluso se dice, y hay denuncias oficiales del gobierno de la RDC ante organismos internacionales (ONU, por ejemplo), que este grupo además cuenta con apoyo logístico, político y económico de Ruanda, enemigo de la RDC y sus políticas.
Alto el fuego con olor a “azufre”
En este sentido vamos a resaltar dos aspectos sobresalientes de la participación o mejor dicho del accionar del M23 de cara a este proceso electoral. Por un lado vamos a resaltar el acuerdo de tregua celebrado entre las fuerzas de seguridad congoleñas y los grupos rebeldes. Estos acordaron un alto el fuego de 72 horas para rebajar las tensiones en la región oriental del país, cerca de la frontera con Ruanda. El acuerdo fue respaldado por la RDC y Ruanda.
Aquí haremos un pequeño paréntesis en el análisis, para decir que este acuerdo fue patrocinado y anunciado por EE.UU, ya que la voz cantante del mismo fue Adrienne Watson, vocera del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Llamativamente (o no tanto) ninguno de los dos países realizó comentarios sobre el alto el fuego, que de acuerdo con la Casa Blanca ayudará también a “avanzar en la aplicación de las medidas de confianza para proteger a los civiles”. Watson afirmó además que, “El gobierno de Estados Unidos utilizará sus recursos de inteligencia y diplomáticos para monitorear la actividad de las fuerzas armadas y los grupos armados no estatales durante el alto el fuego”.
Félix Tshisekedi, que busca su reelección, había anunciado que los territorios controlados por los rebeldes podrían quedar excluidos de los comicios por motivos de seguridad. Este acuerdo vendría a garantizar que absolutamente todo el territorio de la RDC acudirá a las urnas el próximo miércoles 20 de diciembre. La inestabilidad en las regiones controladas por el M23, a pesar de este acuerdo, siempre será un tema a tener en cuenta en el resultado de las elecciones.
Por otro lado, y continuando con el análisis, y también en relación a la influencia del M23 en este proceso electoral, debemos detenernos en un nuevo escenario que puede llegar a darse a partir de la participación de los rebeldes en las elecciones formando una alianza que los contenga, ya que en estos últimos días previos ha habido un cambio sustancial previo al acto electoral, cuando un expresidente de la comisión electoral de República Democrática del Congo, anunció la formación de una nueva coalición opositora en la que está integrado el grupo rebelde M23.
El actual líder del partido Acción para la Dignidad de Congo y su Pueblo, Nangaa, confirmó desde Kenia la formación de este nuevo actor dentro del mundo político de la RDC, al que dieron en llamar: Alianza Río Congo. Nangaa además ha denunciado que los próximos comicios serán «un golpe de Estado electoral» destinado a mantener a Tshisekedi al frente del país africano. La formación de esta alianza incluye a movimientos armados como el Frente Popular para la Justicia en Congo, el Frente de Resistencia Patriótica de Ituri y la Alianza de Patriotas para un Congo Libre y Soberano, entre otros.
Corneille Nangaa, quien fue presidente de la Comisión Electoral Nacional Independiente entre 2015 y 2021, se encuentra bajo sanciones de Estados Unidos por supuestos actos de corrupción. Asimismo, anunció en febrero de 2023 que sería candidato a las presidenciales, que se celebrarán el 20 de diciembre, al frente del ADCP.
La confirmación de la participación del M23 en esta alianza fue confirmada por Lawrence Kanyuka, portavoz del movimiento. También, además del anuncio, pronunció un llamamiento «a la unión de todas las fuerzas políticas, sociales y militares de RDC» para «poner en marcha una dinámica estructurada para la refundación del Estado y la resolución de las causas profundas de los conflictos para una vuelta a la paz definitiva».
Elecciones y riqueza mineral
Las elecciones en la República Democrática del Congo, también están poniendo en juego una parte importante del futuro tecnológico del mundo. Recordemos que la RDC es el país del que salen prácticamente la totalidad de los minerales que llevan las baterías de los aparatos electrónicos que utilizamos a diario, (incluso para realizar esta nota), pero también los insumos naturales que utiliza la tecnología que pretende cambiar el modelo de consumo energético y dejar atrás a los contaminantes combustibles fósiles. Pero también se pone en juego el futuro de uno de los países considerado como uno de los principales pulmones de la Tierra. Cosas que, a veces, no paren estar en juego en una elección residencial.
Lo cierto es que el futuro de la República Democrática del Congo y el porvenir del planeta están más estrechados que nunca, a pesar claro, que muchos “adictos” a los avances tecnológicos no pueda ubicar el país en un mapa, algunos quizás no acierten nia la continente siquiera.
La RDC posee la mayor reserva mundial de cobalto, mineral clave si se piensa en la reducción del uso de combustibles fósiles en un camino hacia la transición energética. Pero como decíamos, la RDC, también en una reserva de vida ya que en su territorio se encuentra la segunda mayor selva tropical, fundamental para preservar la depuración del aire y contener el calentamiento global.
Entonces podemos afirmar que una victoria del presidente Felix Tshisekedi significaría probablemente la continuación de su objetivo de atraer más inversión extranjera y renegociar los contratos para mejorar las condiciones para el Congo. Aunque, desde su llegada al poder, en 2018 y luego de suceder a Joseph Kabila, Tshisekedi, quien aparecía como una oportunidad de abrir una nueva época en el país, aunque también fue considerado como continuista por algunos sectores de la oposición, claramente no ha cumplido las expectativas de cambio.
Entre los oponentes de Tshisekedi se encuentran el magnate minero Moise Katumbi y el ex ejecutivo petrolero Martin Fayulu, cuyos antecedentes empresariales ambos dicen que les ayudarán a limpiar las industrias extractivas del Congo, plagadas de corrupción, si ganan.
Como decíamos, la RDC, es el mayor productor mundial de cobalto, también es el tercer productor mundial de cobre y posee importantes yacimientos de litio, estaño, tungsteno, tantalio y oro. El sector minero congoleño, en particular sus minas de cobre y cobalto, está actualmente dominado en gran medida por empresas chinas, pero Tshisekedi ha intentado atraer a otros inversores extranjeros y renegociar los acuerdos existentes para mejorar la participación del Congo en los principales proyectos. Una victoria de Tshisekedi proporcionaría cierta continuidad política a los inversores en el sector minero, más ligados a una naturaleza nacionalista de los recursos. Recursos congoleños, ganancia congoleña, pero con inversiones extranjeras. Vale decir, quienquiera que gane tendrá que ponerse al frente de las conversaciones en curso con China.
Con el respaldo de Tshisekedi, el grupo minero estatal Gecamines también ha dicho que planea renegociar algunos términos de sus contratos de empresas conjuntas con socios como Glencore e inversores chinos, en un esfuerzo por comprar cobre y cobalto proporcional a sus participaciones.
Petróleo y gas, también en disputa
Tshisekedi ha intentado desarrollar las reservas de combustibles fósiles del Congo, en gran parte sin explotar, subastando los derechos de 30 bloques de petróleo y gas, muchos de ellos en zonas sensibles desde el punto de vista medioambiental. La venta se lanzó oficialmente en julio de 2022, pero las subastas han estado plagadas de retrasos y hasta ahora sólo se ha completado la ronda de concesión de licencias para los tres bloques de gas, aunque con la notable ausencia de grandes actores extranjeros.
El gobierno afirma que el Congo tiene 22.000 millones de barriles de reservas de crudo y su objetivo es alcanzar una producción de 200.000 barriles diarios, lo que convertiría al Congo en uno de los mayores productores de petróleo de África.
Muchos inversores esperan que las elecciones se desarrollen pacíficamente y que el traspaso al siguiente mandato se produzca sin contratiempos. Las últimas elecciones de 2018 fueron el primer traspaso de poder en las urnas tras décadas marcadas por los golpes de Estado y los conflictos civiles.
Hoy, ante este proceso eleccionario, podemos afirmar que los conflictos y las dudas, lejos de disiparse, han puesto un manto de duda en estas elecciones donde las tensiones han aumentado en las últimas semanas de campaña. Los rivales del presidente Felix Tshisekedi han criticado lo que llaman un campo de juego desigual y han intensificado acusaciones de que las autoridades planean inclinar las elecciones a su favor, incluso mediante trampas en el censo de votantes.
Lo que está en juego no es sólo la legitimidad de la próxima administración, sino también las maneras en que se defienden los intereses económicos nacionales, como así también como se hace frente a los grupos que quieren sumergir en el terror a todo un país en pos de beneficiarse con los negocios foráneos que pueda llegar para continuar con el saqueo de los recursos naturales del Congo.
*Beto Cremonte es periodista, Comunicador Social y docente en la Facultad de Comunicación Social de La Plata (U.N.L.P), estudiante avanzado de la Tecnicatura Universitaria en Comunicación Pública y Política de la Universidad Nacional de La Plata (U.N.L.P)