Desplazados y refugiados Nuestra América

¿Qué tiene que ver Oaxaca con la frontera estadounidense?

Por Todd Miller*-
La conexión entre migración, pobreza, violencia y despojo empresarial en Oaxaca. Y la resistencia activa a ellos.

El 21 de marzo, varios funcionarios estadounidenses -entre ellos el enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry- acompañaron al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para conmemorar el 217 aniversario del nacimiento de Benito Juárez. Pero, según el veterano pensador oaxaqueño Miguel Ángel Vásquez de la Rosa, la visita de los altos funcionarios estadounidenses podría ser algo más que la celebración de uno de los presidentes más famosos de México. Su visita instigó protestas contra los «megaproyectos» en Oaxaca y en todo el país. Se afirma que los intereses estadounidenses en el sureste de México están relacionados con estos grandes proyectos de desarrollo y extracción financiados por grandes empresas.

Según Miguel Angel Vásquez de la Rosa, el impacto de estos megaproyectos debe considerarse una razón fundamental detrás de la constante migración de personas de Oaxaca a Estados Unidos. Otros dos factores son la pobreza y la violencia, y en la siguiente entrevista conecta los puntos entre los tres.

Miguel es uno de los fundadores de EDUCA (Servicios para una Educación Alternativa), una organización que promueve la justicia, la igualdad y la participación social en las comunidades marginadas de Oaxaca. Como parte de ese trabajo, lleva casi 30 años acompañando a comunidades indígenas y organizaciones de la sociedad civil. Sus años de experiencia, junto con su formación en derecho y ciencias sociales, lo han convertido en uno de los pensadores más destacados de Oaxaca.

¿Qué tiene que ver Oaxaca -a 1.327 millas al sur de Nogales, Arizona- con la frontera de Estados Unidos?

Existe una relación muy directa entre Oaxaca y la frontera estadounidense precisamente por la constante migración de oaxaqueños a Estados Unidos. Distintos puntos a lo largo de esa frontera son importantes zonas de paso para los migrantes oaxaqueños. En los últimos años ha habido hechos muy graves en los que se han encontrado migrantes muertos en tractocamiones. Está el ejemplo de lo ocurrido el año pasado en San Antonio, Texas. Había oaxaqueños entre las 53 personas que murieron en esa tragedia. Aquí es donde encontramos la relación entre Oaxaca y la frontera de Estados Unidos, en las muchas, muchas historias de oaxaqueños que cruzan la frontera, los oaxaqueños que van a Estados Unidos para mejorar sus condiciones de vida, y los oaxaqueños que, desafortunadamente-en algunos casos-no pueden alcanzar su meta. Esta es la conexión más directa.

¿Sabe cuántas personas han emigrado a Estados Unidos desde Oaxaca?

Desafortunadamente, se desconoce el número exacto de personas que han cruzado la frontera y viven en Estados Unidos. Pero hay regiones identificables en Oaxaca que tienen las tasas más altas de migración: la Mixteca, la Sierra Norte, los Valles Centrales, y la Sierra Sur [ver mapa abajo para ver dónde están ubicadas estas regiones]. De estas regiones, la Mixteca destaca por sus condiciones de pobreza y marginación. Los municipios más pobres de todo Oaxaca están en la Mixteca. En estas regiones, creo que lo más importante a observar es la conexión entre pobreza y migración.

Pensando en la Mixteca y otras regiones de alta migración en Oaxaca, ¿qué más nos puede decir sobre las situaciones que encontramos en estos lugares y las causas que originan la migración?

Hay fundamentalmente tres razones por las que la gente migra. Primero, las condiciones de pobreza. El estado de Oaxaca se encuentra entre los cuatro estados mexicanos más pobres. Estos estados son Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Veracruz. Ese es un factor.

Otro factor es la violencia. Vale la pena señalar que hay un autor, un periodista norteamericano, John Gibler, que dice que en México vivimos en un estado de guerra no convencional. Tenemos un país con más de 110 mil personas desaparecidas y tenemos una tasa de homicidios muy alta.

La tercera razón tiene que ver con la implementación de proyectos de desarrollo, lo que se conoce como «megaproyectos», especialmente las operaciones mineras, de las que hablaré más adelante. Los proyectos eólicos en la región del Istmo de Oaxaca y los proyectos turísticos a gran escala, han provocado que la gente sea desalojada de sus tierras, que luego son tomadas por empresas e industrias estadounidenses y canadienses, y en el caso de los proyectos eólicos, empresas europeas.

¿Puede explicar con más detalle la relación entre esas empresas y la expulsión de personas de diferentes regiones de Oaxaca?

Hay un dato muy importante que quiero compartir. Tenemos documentadas 322 concesiones mineras en Oaxaca. En los últimos dos años, Oaxaca ha tenido un mayor incremento en operaciones mineras que cualquier otro estado mexicano. Y sólo para darles otra estadística relacionada con la extracción, ésta genera 19 mil millones de dólares al año en Oaxaca. En cuanto a la minería de oro y plata, hay dos empresas especialmente poderosas en Oaxaca. Una es Minera Cuzcatlán, filial de la canadiense Fortuna Silver Mines. Y la otra es Gold Resource Corp, de Estados Unidos. Ambas empresas están en los valles centrales de Oaxaca, y son las que más ganancias generan por la extracción de oro y plata tanto en el valle de Ocotlán como en el valle de Tlacolula. Entonces de esto estamos hablando, de una situación de empresas mineras que bajo la cortina de humo de relaciones públicas de «creación de empleos» y «desarrollo» en realidad están generando pobreza en las comunidades.

La minería también está relacionada con la violencia contra los defensores de las comunidades. En los últimos años, especialmente en los últimos cuatro años de la «cuarta transformación» en México, 141 defensores del medio ambiente han sido asesinados. Y de ellos, Oaxaca ocupa el primer lugar, con 34 homicidios de este tipo. Así que todo está relacionado: las industrias extractivas, la explotación de los territorios oaxaqueños y la violencia y expulsión de personas. No hay estadísticas específicas de cuántas personas migran por este tipo de violencia, sin embargo, esta violencia extractiva y de explotación es cada vez más un factor fuerte detrás de por qué la gente está migrando.

¿Un factor entre muchos factores?

Entre otros factores. Pero se está convirtiendo en un factor cada vez más importante. Por ejemplo, esto está muy relacionado con algo de lo que hemos hablado bastante últimamente en Oaxaca: el aburguesamiento. Las ciudades -como donde estamos en Oaxaca- atraen mucho turismo a gran escala. En general, en Oaxaca se ve una transformación debido a esto en su centro histórico. La gente acaba alquilando o vendiendo sus propiedades, porque saben que pueden obtener dinero por ellas. Estamos viendo cada vez más esta dinámica, a medida que el turismo extranjero sigue poblando estas ciudades. Entonces esta dinámica está muy relacionada con lo que está pasando con la extracción minera en Oaxaca. La apropiación por parte de empresas extranjeras para hacer lo que llamamos saqueo o despojo. O lo que se llama acumulación por desposesión.

¿Cómo está respondiendo la gente en Oaxaca a todo esto?

Hay una resistencia cultural. Gibler dice que hay un proceso de conquista que no ha terminado. Lo que estamos viendo es este proceso constante, y esto incluye lo que ustedes presenciaron con el movimiento en Oaxaca en 2006. Lo que Gibler dice es que los momentos de insubordinación popular muestran que el proceso colonizador no ha terminado. Es decir, que la resistencia cultural está viva, exuberante y con poblaciones comprometidas en estados como Oaxaca.

Se trata, pues, de un despojo no sólo de territorios y tierras. Es un despojo de cultura, despojo de formas de vida comunitaria. Por ejemplo, estamos a pocos meses de la celebración de la Guelaguetza, que es una fiesta que tenemos en Oaxaca. Lo que hemos tenido en los últimos años es un despojo cultural y una apropiación de ciertos valores comunitarios. Un ejemplo de esto es la Guelaguetza que se ha convertido como en una mercancía.

Entonces ha habido una participación importante de la gente en la defensa de algo que consideran propio, los valores, la identidad, la cultura, el territorio, la lengua. Se trata de una disputa viva. Como dice Gibler, la colonización no ha terminado y por eso hay acciones en la sociedad, incluso hay oaxaqueños que se rebelan ante estos sistemas de opresión.

Hay muchos ejemplos de gente que se organiza. En el caso de toda la minería, hay una coalición de organizaciones del valle de Ocotlán que se llama Frente contra la Minería en Oaxaca. También está COPUDA (Coordinadora de Pueblos en el Valle de Ocotlán en Defensa del Agua), que defiende los acuíferos y ha conseguido concesiones importantes para que la comunidad pueda acceder a su propia agua. Antes, estas concesiones eran privadas. Eran para las grandes empresas de refrescos, como Coca-Cola y otras, y ahora la gente tiene derechos legalmente establecidos sobre su propia agua a nivel comunitario. Estas luchas son constantes, se expresan y se reflejan constantemente. En el istmo tenemos la Asamblea de Pueblos en Defensa de la Tierra y Territorio del Istmo de Tehuantepec, que se opone a otro megaproyecto, un corredor industrial donde las empresas planean construir 30 parques industriales. Este corredor unirá el puerto de Salina Cruz con el de Coatzacoalcos. Hay una resistencia muy activa en Oaxaca a estos proyectos. Y no es tan sencillo, porque se enfrentan grandes intereses económicos de grandes empresas… y también de gobiernos.

*Todd Miller es el editor de The Border Chronicle, un newsletter sobre lo que ocurre en la frontera entre México y Estados Unidos.

Este artículo fue publicado por The Border Chronicle.

FOTO DE PORTADA: Reproducción internet.

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