«La estrategia de la oligarquía colombiana es infiltrar nuestro país de grupos terroristas armados, narcotraficantes de Colombia, mejor conocidos como Tancol», reseña un tuit de Prensa Presidencial.
Más adelante, Maduro ordenó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana «ir tras los Tancol, capturarlos y juzgarlos, acabar con la amenaza que representan para la seguridad y la paz de Venezuela». Por último, pidió al pueblo venezolano en su conjunto «identificar estos grupos terroristas, estén donde estén».
El llamado que hizo el presidente venezolano se realiza justo el mismo día en que según reportan cuentas de redes sociales encargadas del monitoreo del tráfico aéreo, un avión militar de reconocimiento USAF RC-135 hacía un sobrevuelo en la frontera común que comparten Colombia y Venezuela. Coincidencia o no, es un detalle que no conviene pasar por alto.
Acuerdos binacionales para recuperar la frontera
Wilfredo Cañizares, activista de derechos humanos y quien hace dos años acaparase los titulares de los medios de difusión por develar la vinculación de Juan Guaidó con la banda narcoparamilitar Los Rastrojos, habla con Sputnik sobre esta alerta que ha emitido el presidente de Nicolás Maduro.
Un tuit que publica no más comenzamos el diálogo sirve para enmarcar la entrevista: «Me pregunta un periodista mi opinión acerca de la posibilidad contemplada por el Gobierno Duque, de instalar un batallón de alta montaña en Palmarito municipio de Cúcuta, a 6 km de la frontera con Venezuela, con presencia de militares estadounidenses. ¿Qué pretenden?».
— El presidente Maduro previno sobre una nueva estrategia del Gobierno colombiano contra Venezuela. ¿Qué puede decirnos de estas Tancol?
— Nosotros desde el Observatorio de Derechos Humanos de la Fundación Progresar, tenemos georreferenciadas la presencia de 12 estructuras armadas ilegales colombianas que operan a lo largo de las fronteras con Venezuela. Esto por supuesto es un riesgo y un peligro permanente, no solo para la seguridad de las comunidades colombianas que habitan en nuestro territorio a lo largo de la frontera, sino también para las comunidades venezolanas asentadas allí, a lo largo de los estados Zulia y Táchira y por supuesto para el propio Gobierno Venezolano. Estas estructuras son de diversos tipos, comenzando desde organizaciones guerrilleras, paramilitares y bandas incluso locales de gran calibre que tienen una gran capacidad de generar violencia y que son utilizadas de manera permanente para cometer actos de violencia en lado y lado de la frontera
— ¿Cuál es el interés de continuar llenando de violencia el territorio venezolano aun cuando los factores de oposición más radicales se encuentran sentados en la mesa de diálogo en México?
— La violencia siempre ha sido considerada una opción no solo para el Gobierno de Iván Duque, sino también desde la segunda parte del Gobierno de Juan Manuel Santos. Es a la oligarquía, al Estado colombiano y las elites colombianas a quienes más les interesa tener una frontera desestabilizada.
— Usted ha venido alertando sobre la instalación en Cúcuta de criminales que venían causando zozobra en Caracas, me refiero al Koki y al Vampi. ¿Cree que sean parte de estos Tancol?
— Con respecto a la presencia del Koki y el Vampi, en nuestra ciudad, específicamente en el municipio Villa del Rosario, lo que sabemos es que inicialmente llegaron solos, luego comenzó a llegar la familia incluidos los hijos. Hoy se encuentran instalados en un barrio populoso del municipio Villa El Rosario. Y sabemos que han mantenido de manera permanente contacto y conversaciones con bandas locales, incluyendo grupos paramilitares que operan en el área metropolitana de Cúcuta.
— ¿Qué visión general puede darnos sobre Norte de Santander y lo que allí está ocurriendo? Hace días denunció que una estación de policía en la población de Tibú estaba siendo atacada con ráfagas de fusil.
— En Norte de Santander está ocurriendo algo que hemos denominado un desbordamiento de la violencia, producto del accionar de distintos grupos armados organizados que operan, algunos por más de 30 o 40 años en la región. Grupos guerrilleros, disidencias de las FARC, el ELN que cada vez se hace más fuerte en nuestro departamento, pero también carteles transnacionales del narcotráfico como el cartel de Jalisco, el Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, que son los grandes compradores de la pasta de hoja de coca que se produce en Norte de Santander.
Esto por supuesto es un combustible ideal para la generación de violencia, aquí y en cualquier país cercano. Hemos, sobre todo en los últimos dos años, observado la generación de violencia de ataques a la infraestructura, a la fuerza pública. En los últimos 20 meses han sido asesinados 22 líderes sociales y defensores de derechos humanos en nuestro departamento, han ocurrido seis masacres que han dejado 35 personas asesinadas.
Han sido obligados a salir de sus territorios alrededor de 6.000 campesinos.
Es una situación dramática en término de una crisis humanitaria sin antecedentes y además sin respuesta alguna por parte del gobierno de Iván Duque.
— En pocas semanas tienen lugar unas elecciones claves en Venezuela. En especial en el Estado Táchira, Freddy Bernal opta a la gobernación. Él ha sido el muro de contención de la violencia paramilitar que viene desde Colombia. ¿Cree que haya interés por evitar que logre una victoria electoral?
— Frente al proceso electoral que se avecina en Venezuela, cualquier cosa puede esperarse. Nosotros en todos estos años de agresión permanente al Gobierno y al pueblo venezolano pensamos que cualquier cosa puede ocurrir, aprovechar el escenario electoral para hacer incursiones armadas para hacer falsos positivos en Venezuela. Usar todos estos grupos y bandas para desestabilizar o mantener un clima de zozobra. Por supuesto, con esas condiciones de miedo e intimidación de violencia permanente en lado y lado de la frontera generadas por grupos colombianos, se genera una incertidumbre al elector y puede incluso existir la posibilidad de que se le evite a la gente salir a votar.
— Si usted pudiera hacer recomendaciones en favor de la paz y la estabilidad de una frontera tan compleja como la que comparten Venezuela y Colombia, ¿Cuáles serían?
— Nosotros no nos cansaremos en insistir en que el Gobierno colombiano y las elites colombianas deben respetar la soberanía venezolana y que es el pueblo de Venezuela con sus autoridades legítimas, las que deciden el rumbo de su país. En segundo lugar, hemos insistido en la necesidad de mantener y restablecer unas relaciones diplomáticas con Venezuela. Ni en los peores momentos de las guerras en Europa, ni en las guerras mundiales, los presidentes han tomado decisiones arbitrarias e ilegales como las que ha tomado Iván Duque con el Gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Somos los habitantes de frontera, son los pueblos que habitamos a lo largo de la frontera colombo-venezolana, quienes ejercemos nuestros derechos, nuestras actividades cotidianas, quienes sufrimos las decisiones abiertamente ilegales e injerencistas del Gobierno colombiano. Por eso necesitamos el restablecimiento de unas relaciones respetuosas en el marco del derecho internacional.
En tercer lugar, hemos insistido que para recuperar la frontera en manos de la criminalidad organizada y del narcotráfico internacional que opera desde Colombia se hace necesario avanzar en acuerdos binacionales, en una cooperación basada en el respeto, pero también buscando garantizar no solo la seguridad de la frontera sino el bienestar y la calidad de vida de quienes habitamos en ella.
Notas:
*Antropólogo y escritor venezolano, investigador en guerra no convencional, contraterrorismo y operaciones de información.
Fuente: mundo.sputniknews.com