El 6 de agosto Ucrania lanzó una ofensiva contra la provincia rusa de Kursk, un ataque que según el especialista Guillermo Caviasca, “abrió un nuevo frente principal, y extendió la línea de combate en una notable cantidad de km”. El ataque ucraniano avanzó sobre puntos y objetivos claves. Caviasca relata con detalles los “Significados de la operación ucraniana en Kursk”, no obstante, en este artículo nos centraremos en responder ¿qué relación hay entre el ataque ucraniano a Kursk y la crisis energética europea?.
La apertura de un ‘nuevo frente’ por parte de Ucrania no sólo tiene lugar desde lo militar, sino también que también abre un nuevo capítulo en la crisis energética en Europa, que lleva como consecuencia crisis económicas nacionales y crisis política en la Comunidad europea.
Caviasca explica que en el terreno, Ucrania ha obtenido una gran victoria, hasta el 14 de agosto, con la toma completa de la ciudad de Sudzha.
Sudzha es una ciudad rusa ubicada a 10 kilómetros de la frontera con Ucrania. Esta ciudad es conocida por albergar la estación de distribución de gas, el último gasoducto que lleva gas ruso a Europa.
Uno de los objetivos de la avanzada ucraniana sobre Kursk es tener el control, o incluso sólo amenazar con la posibilidad, sobre las infraestructuras críticas energéticas. Por un lado puede funcionar como herramienta de presión para los países occidentales europeos, tanto para aquellos a los que considera socios como para aquellos a los cuales Kiev ya ha intentado perjudicar. Pero también puede significar una herramienta de presión para con Rusia ante eventuales negociaciones.
Importancia de Sudzha
La estación de distribución de gas de Sudzha es un punto crucial en la infraestructura energética de Europa ya que es el punto de entrada del gas ruso a la red de gasoductos de distribución ucraniana que transporta el gas desde Rusia directo hacia Europa.
El gas que entra por Sudzha no abastece a Ucrania, sino que únicamente actúa como punto de tránsito hacia Europa. Gazprom se encarga del ingreso de gas ruso a Ucrania por Sudzha, mientras Ukrtransgaz, una filial de Naftogaz, gestiona la infraestructura y distribución una vez que el gas entra en territorio ucraniano.
La función de Sudzha es controlar el flujo de gas que sale de Rusia y entra al sistema de distribución ucraniano, mide el volúmen y la presión de gas. Tanto la estabilidad como el funcionamiento son muy importantes para la economía y política de varios países europeos que dependen ampliamente de la llegada de este gas.
En 2022, se cerró el punto de entrada Sokhranivka para el tránsito de gas ruso a través de Ucrania, dejando a Sudzha como única entrada por Ucrania. Esto volvió a Sudzha de gran importancia estratégica para la seguridad energética europea. Seguridad que hoy se encuentra amenazada.
Hasta hace algunas semanas se transportaban aproximadamente 42,4 millones de metros cúbicos de gas diarios a través de la estación de Sudzha.
“Aproximadamente una cuarta parte de toda la energía que se consume en la UE procede del gas natural. Por ello, mantener un suministro seguro es esencial para garantizar la seguridad energética de los ciudadanos y las empresas de la UE”, Comisión Europea.
Dado el actual estado de profundización de las crisis energética europea, tema que hemos analizado detalladamente en diversos artículos, lo que suceda con la estación de distribución en Sudzha puede ser vital para la estabilidad en el suministro de gas europeo. Cualquier tipo de alteración, podría tener consecuencias sumamente importantes para las economías de los países europeos, en especial para Alemania, Austria, Hungría, Eslovaquia, República Checa e Italia.
De hecho, no faltó que se cortara ningún suministro para que las consecuencias se empiecen a sentir. De acuerdo a Caviasca, “el gas aumentó hasta los 40 u$s el m3 al haberse suspendido el suministro por parte de Gazprom. Eslovaquia, Austria e Italia son los países de la UE que siguen recibiendo gas por ese conducto (12.000 m de m3 hoy, antes de la guerra 90.000 m de m3 para toda Europa)”.
La amenaza no sólo se da en relación ante la avanzada militar ucraniana en Sudzha, sino también a partir de la promesa de Kiev de no prorrogar el acuerdo de tránsito de gas entre Gazprom y Ucrania que expira a finales de este año.
Recordemos que las sanciones impuestas por la Comunidad Europea contra Rusia no se han dirigido hasta ahora contra el suministro de gas por gasoducto. Aunque algunos miembros europeos optaron por suspender las importaciones de manera voluntaria, como Polonia, Bulgaria, Finlandia, los Países Bajos y Dinamarca, otros países continúan abasteciéndose del gas ruso, como Austria, Hungría, Eslovaquia, República Checa e Italia.
Zelensky podría utilizar esta herramienta para presionar y amenazar a países que lo han confrontado y negado ayuda como Hungría y Eslovaquia, sabiendo que tanto la economía de Bratislava como la de Budapest dependen de este ingreso energético.
La crisis energética europea como consecuencia de las decisiones de las elites europeas en sancionar a Rusia para cumplir con las directrices estadounidense sólo han llevado a la aceleración y profundización de más crisis en el continente. Desabastecimiento, desindustrialización, aumento en el costo de vida, desempleo, aumento del precio de los combustibles y energía, aumento de los precios en las importaciones de energía, dependencia energética de otros países.
De acuerdo a la Eurostat, “en el primer trimestre de 2024, la mayor parte de las importaciones de aceites de petróleo de la UE procedieron de Estados Unidos (17,1%), Noruega (13,6%) y Kazajstán (10,9%).
Casi la mitad del gas natural en estado gaseoso procedía de Noruega (46,6%), seguido de Argelia con el 19,7% y de Rusia con el 17,3%.
Estados Unidos proporcionó casi la mitad del gas natural licuado importado (47,4%), por delante de Rusia (17,7%) y Argelia (9,9%)”.
“La crisis energética enseñó una dura lección al mercado energético europeo: la gran proporción de las importaciones de petróleo y gas de Rusia en la matriz energética de Europa había creado una dependencia excesiva de un único proveedor poco fiable” explica la Comisión Europea en un artículo publicado en febrero de este año, titulado “En el punto de mira: la seguridad energética de la UE y el suministro de gas”.
“El comercio con socios energéticos más predecibles y estables minimiza en gran medida el riesgo de interrupciones maliciosas del suministro de energía”, dice la Comisión Europea creyendo que la dependencia del gas del fracking de su socio y aliado Estados Unidos sería una fuente segura y confiable.
“Noruega y los EEUU se convirtieron en nuestros principales proveedores de gas en 2023, representando el 30% y el 19% de nuestras importaciones totales de gas, respectivamente”.
Aunque Noruega y EEUU compiten por el primer lugar, el ingreso de gas ruso a Europa continuó. De hecho, según RT, “los suministros de gas ruso a la UE a través del gasoducto TurkStream aumentaron más del 40% en los primeros siete meses de este año en comparación con el mismo período de 2023, informó Vedomosti, citando datos de transmisión de gas”.
El Turk Stream, inaugurado en 2020, es un gasoducto de Gazprom que conecta las mayores reservas de gas de Rusia con la red de transporte de gas de Turquía de manera directa.
“En julio, el gigante energético ruso Gazprom entregó más de 1.500 millones de metros cúbicos (bcm) de gas a la UE a través de TurkStream, lo que supone un 29% más que el mes anterior, escribió el periódico, citando datos del grupo europeo de transporte de gas Entsog. En términos interanuales, los envíos aumentaron un 9%, afirmó”, relata RT.
Según informó Bloomberg a fines de julio, los flujos de gas estadounidenses a Europa disminuyeron debido a que los consumidores asiáticos pagan precios más altos.
De acuerdo a World Energy Trade, “el lunes, los precios europeos del gas retrocedieron tras cuatro días consecutivos de subidas, y los futuros TTF del mes anterior cayeron casi un 2%. El mantenimiento de la infraestructura de suministro de gas de Noruega y el aumento de los precios del GNL al contado en Asia han frenado la acumulación estacional de gas natural en los depósitos de la UE en las últimas semanas”.
Estados Unidos es el mayor responsable de la crisis energética europea, de hecho fue uno de los principales objetivos de los socios transatlánticos, someter a Europa. Generando la dependencia energética, a partir de las sanciones contra Rusia y saboteando a los Nord Stream; destruyendo su industria y a sus principales competidores comerciales, aumentando/quitando la energía barata para la producción, estableciendo una ley nacional -IRA- que invite a las industrias europeas a abandonar el continente e ir a producir a EEUU con incentivos financieros y energía barata, y desabasteciendo el mercado de productos críticos; dependencia en armamento militar y ayuda militar, a partir de crear la necesidad de hipermilitarización del continente a través de la OTAN bajo el argumento de que Rusia avanzará sobre territorio europeo.
Ahora, EEUU, que había prometido a Europa abastecerla de energía si imponía las sanciones contra Rusia y dejaba de comprar su gas, no sólo rompió su palabra y dejó a Europa ante una tensa situación de incertidumbre y crisis política interna, sino que desmostró nuevamente que el interés de Washington sobre Bruselas no es su bienestar y unidad, como les gusta defender discursivamente sus decisiones, sino subyugar por completo al continente, uno de los pocos rincones en el mundo que aún se mantienen bajo su influencia y desde los cuales despliega su disputa con el eje multipolar.
Frente a este contexto, Rusia vuelve a convertirse en uno de los principales abastecedores de gas para Europa, por lo que, el hecho de que Sudzha se encuentre controlado por Kiev es una herramienta de presión en manos de Zelensky.
Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: montaje de PIA Global. Fotos: La estación de bombeo de gas en Sudzha, Rusia, en una fotografía de archivo de enero del 2009 Sergei Chuzavkov / Ap-LaPresse y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky (centro) abraza a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, AFP.
[…] ¿Qué relación existe entre el ataque ucraniano a Kursk y la seguridad energética europea? […]