Asia

Putin y Trump en Alaska: un encuentro con implicancias globales

Por PIA Global*- La Casa Blanca confirmó que el próximo 15 de agosto de 2025 se celebrará en Alaska una reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

El anuncio, realizado por Trump a través de Truth Social, llega en un momento de intensas especulaciones sobre un posible acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania, en el que se incluiría un “intercambio de territorios” como base para la paz.

Según declaraciones del propio Trump, el entendimiento contemplaría concesiones mutuas, aunque los detalles concretos siguen sin definirse públicamente. Filtraciones citadas por The Wall Street Journal indican que Putin estaría dispuesto a aceptar un alto el fuego total si Ucrania retira sus fuerzas de todo el este de Donetsk, consolidando así el control ruso sobre Donetsk, Luhansk y la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014. Esto significaría, de facto, el reconocimiento de las actuales líneas de control rusas como fronteras permanentes.

En la práctica, un acuerdo de este tipo supondría la congelación del conflicto en términos favorables para Rusia, que mantiene una posición militar dominante en el este y sur de Ucrania.

Kiev, por su parte, aún controla algunas zonas estratégicas, como parte de Zaporizhia, pero enfrenta una presión creciente tanto en el frente como en el plano diplomático.

La elección de Alaska: geografía y simbolismo

El lugar escogido no es casual. Alaska, último territorio que pasó de manos rusas a estadounidenses en 1867, posee una carga simbólica que no pasa desapercibida. Celebrar allí una cumbre de alto nivel puede interpretarse como un gesto calculado de neutralidad geográfica, un punto intermedio en lo físico pero cargado de historia bilateral.

Además, Alaska se encuentra en la proyección estratégica del Ártico, una región donde Moscú y Washington compiten por rutas marítimas, recursos energéticos y presencia militar.

La información fue confirmada por el asesor presidencial ruso, Yuri Ushakov, que explicó que se escogió Alaska como lugar para la cumbre porque Rusia y EE.UU. son “vecinos cercanos y comparten frontera” y “parece totalmente lógico que nuestra delegación simplemente cruce el estrecho de Bering”, que separa el territorio ruso de Alaska.

Al mismo tiempo, el alto funcionario ruso resaltó que “en Alaska y el Ártico se cruzan los intereses económicos de Rusia y Estados Unidos”.

La oposición interna y la presión externa sobre Trump

La confirmación de la cumbre del 15 de agosto en Alaska ha generado inquietud tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Ucrania y varios países de la Unión Europea, según reveló Axios, temen que Donald Trump acepte las propuestas de Vladimir Putin para resolver el conflicto sin considerar las posturas de Kiev y de sus aliados europeos.

Funcionarios de alto nivel de Estados Unidos, Ucrania y la UE planean reunirse en el Reino Unido antes de la cita para coordinar una estrategia común. Esta preocupación se ve alimentada por declaraciones recientes de Trump, en las que instó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a prepararse para “firmar algo” que ponga fin a la guerra, lo que para muchos anticipa concesiones territoriales.

Desde Moscú, el enviado especial Kiril Dmítriev acusó a rivales de Rusia de intentar sabotear el diálogo y distorsionar la percepción estadounidense de las negociaciones.

No todos en Estados Unidos ven con buenos ojos la estrategia de Trump. La senadora demócrata Jeanne Shaheen criticó duramente la aparente falta de firmeza del presidente ante Putin, recordando que la imposición de sanciones adicionales a las exportaciones de petróleo ruso se había condicionado a un plazo que expiró sin consecuencias visibles. Para sectores belicistas del Congreso, ceder territorio a Rusia a cambio de paz equivaldría a legitimar una anexión armada, en la hipocresía de la política norteamericana esto representaría un precedente “peligroso” para el orden internacional.

Incluso la delegación congresional de Alaska, compuesta por tres republicanos —Lisa Murkowski, Dan Sullivan y Nick Begich—, se mostró sorprendida por el anuncio, alegando que no fueron consultados previamente.

Un posible giro en la guerra de Ucrania

Si la cumbre produce resultados concretos, estaríamos ante el mayor movimiento diplomático desde el inicio de la Operación Militar Especial rusa en 2022. Para Moscú, sería un triunfo estratégico y simbólico, asegurando el reconocimiento tácito de sus ganancias territoriales.

Para Washington, el desafío sería vender internamente el acuerdo como un avance hacia la paz, sin aparecer como un retroceso en su papel de garante del orden occidental.

La cita en Alaska tiene el potencial de redefinir no solo el conflicto en Ucrania, sino el equilibrio geopolítico global. Sin embargo, el desenlace dependerá de factores que van más allá de la voluntad de Trump y Putin: la resistencia de Kiev a ceder, la presión de los aliados europeos y el cálculo estratégico de China, que observa con atención cualquier debilitamiento del frente occidental. Nada está escrito, y Alaska podría ser recordada tanto como el lugar de un avance histórico… o de una oportunidad perdida.

*Foto de la portada: Archivo Bloomberg

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