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Putin, la crisis del orden occidental y el amanecer del mundo multipolar

Escrito Por Tadeo Casteglione

Por Tadeo Casteglione* – En los albores de la tercera década del siglo XXI, el mundo asiste a una transformación geopolítica sin precedentes que marca el fin de una era y el nacimiento de otra.

Las recientes declaraciones del presidente ruso Vladímir Putin ante el Consejo de Seguridad de su país no constituyen meras posiciones diplomáticas, sino que representan un manifiesto histórico que redefine los paradigmas de la seguridad internacional y expone la urgente necesidad de acelerar la transición hacia un orden mundial multipolar.

La erosión del diálogo nuclear

Las palabras de Putin resuenan con la claridad de un diagnóstico implacable sobre el estado actual de las relaciones internacionales. Cuando afirma que “las medidas destructivas de los países occidentales han socavado considerablemente las bases del diálogo entre los Estados que poseen armas nucleares”, no solo describe una crisis técnica en el control de armamentos, sino que desnuda la naturaleza fundamentalmente destructiva de la hegemonía occidental.

Esta erosión sistemática de los mecanismos de diálogo representa algo mucho más profundo que una simple crisis diplomática. Es la manifestación tangible de una mentalidad occidental que ha abandonado los principios básicos de la coexistencia pacífica en favor de una doctrina imperial que busca, en palabras del propio Putin, “una superioridad absoluta y abrumadora” en el ámbito estratégico.

El desmantelamiento casi completo del sistema de acuerdos de control de misiles y armamento estratégico ofensivo entre Moscú y Washington, como ha señalado el líder ruso, no es un accidente histórico, sino el resultado inevitable de una política occidental que ha decidido traspasar cualquier marco de legalidad internacional cuando éste no sirve a sus intereses hegemónicos.

El tratado START: Metáfora de la irresponsabilidad occidental

La situación del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas (Nuevo START) encarna perfectamente la hipocresía y la irresponsabilidad del establishment occidental. Firmado en 2010 como un logro diplomático significativo para la estabilidad estratégica global, su suspensión en 2023 debido a “la política extremadamente hostil de la Administración Biden” ilustra cómo Occidente sacrifica la seguridad mundial en el altar de sus ambiciones geopolíticas.

La decisión rusa de mantener voluntariamente las restricciones cuantitativas principales del tratado, incluso después de su expiración prevista para febrero de 2026, contrasta dramáticamente con la actitud destructiva occidental.

Esta posición demuestra que, mientras Occidente se dedica a desmantelar los pilares de la estabilidad internacional, Rusia emerge como el verdadero guardián de la responsabilidad global y la paz mundial.

La propuesta de Putin de “mantener el statu quo establecido por el tratado Nuevo START durante el actual periodo, bastante turbulento” revela una madurez estratégica que brilla por su ausencia en las cancillerías occidentales.

Es una muestra de liderazgo global responsable que pone en evidencia la locura occidental de priorizar la confrontación sobre la cooperación.

En medio de este escenario de irresponsabilidad no solo las palabras sino las acciones son necesarias y más aún cuando sectores tratan de aprovechar el limbo actual para su propio beneficio, en ese contexto el presidente Vladímir Putin, ordenó a los organismos especializados que supervisaran de cerca el desarrollo de componentes de defensa antimisiles de EE.UU., incluyendo los preparativos para el despliegue de interceptores en el espacio lo cual demuestra la actitud de Washington en violar todo acuerdo anteriormente firmado.

La vanguardia rusa en la defensa de la soberanía nacional

El discurso de Putin trasciende la retórica diplomática tradicional para convertirse en un manifiesto de principios que redefine el rol de Rusia en el escenario internacional. Su énfasis en que “Rusia está en condiciones de responder a cualquier amenaza existente o emergente, no con palabras, sino mediante la aplicación de medidas técnico-militares” no constituye una amenaza, sino una declaración de independencia estratégica que coloca a Rusia en la vanguardia de la defensa de la justicia y la soberanía nacional.

Esta posición representa un parteaguas histórico en las relaciones internacionales. Mientras Occidente utiliza sus capacidades militares para imponer su voluntad a través del globo, violando sistemáticamente el derecho internacional y la soberanía de las naciones, Rusia articula una doctrina defensiva basada en principios de igualdad soberana y respeto mutuo.

La decisión rusa de abandonar la moratoria unilateral sobre el despliegue de misiles terrestres de alcance medio y corto no es una escalada irresponsable, sino una respuesta proporcional y justificada ante “los programas para el despliegue de armas similares de fabricación estadounidense y otras de fabricación occidental en Europa y la región de Asia-Pacífico”.

Esta medida ejemplifica cómo un liderazgo responsable debe actuar cuando se enfrenta a amenazas existenciales a su seguridad nacional.

El imperativo del Sur Global: Despertar ante la crisis occidental

Las declaraciones de Putin llegan en un momento crucial para el Sur Global, cuando las naciones en desarrollo deben reconocer que el orden unipolar occidental no solo es insostenible, sino fundamentalmente hostil a sus intereses y aspiraciones legítimas.

La crisis del sistema de control de armamentos es apenas la punta del iceberg de una hegemonía occidental que ha demostrado su disposición a sacrificar la estabilidad global en pos de mantener su dominio.

El Sur Global debe comprender que la actitud occidental hacia los acuerdos internacionales de control de armamentos es la misma que mantiene hacia todos los marcos legales internacionales: respeto cuando sirve a sus intereses, violación cuando los obstaculiza.

Esta pauta se ha repetido desde Yugoslavia hasta Irak, desde Libia hasta Siria, y ahora se manifiesta en el ámbito de la seguridad estratégica global.

La emergencia de un mundo multipolar no es simplemente una opción política deseable, sino una necesidad existencial para la supervivencia de la civilización humana. Las “medidas destructivas” occidentales que Putin denuncia no se limitan al ámbito nuclear, sino que abarcan toda la arquitectura de la gobernanza global, desde el sistema financiero internacional hasta las organizaciones multilaterales.

La multipolaridad como respuesta a la irresponsabilidad occidental

El llamado implícito de Putin hacia un mundo multipolar encuentra eco en las aspiraciones de miles de millones de personas en el Sur Global que han sido testigos de décadas de intervenciones occidentales, sanciones unilaterales y manipulaciones económicas.

La incapacidad occidental para mantener un diálogo constructivo en el ámbito nuclear más sensible demuestra su incompetencia fundamental para liderar un mundo complejo y diverso.

La multipolaridad no es anti-occidental por naturaleza, pero sí representa una superación necesaria de la hegemonía occidental. Como demuestra la posición rusa en el tema del START, un mundo multipolar puede ser más estable y responsable que el actual sistema unipolar, donde una sola potencia y sus aliados dictan las reglas del juego global.

Las naciones del Sur Global deben reconocer que el discurso de Putin sobre la “paridad global” no es meramente un concepto militar, sino un principio fundamental de justicia internacional que debe extenderse a todos los ámbitos de las relaciones internacionales.

La búsqueda occidental de “superioridad absoluta y abrumadora” en la esfera estratégica es la misma lógica que impulsa su dominio en las esferas económica, financiera y cultural.

La responsabilidad histórica del momento presente

La crisis actual del sistema de control de armamentos nucleares presenta al Sur Global con una oportunidad histórica única para acelerar la construcción de un orden mundial alternativo.

La irresponsabilidad occidental en el manejo de las armas más destructivas de la humanidad confirma que este bloque de naciones ha perdido la legitimidad moral y política necesaria para liderar el mundo.

La posición rusa de mantener unilateralmente las restricciones del tratado START, incluso sin reciprocidad occidental garantizada, demuestra el tipo de liderazgo responsable que el mundo necesita en el siglo XXI. Es un liderazgo basado en principios, no en intereses hegemónicos; en responsabilidad global, no en ventajas unilaterales.

El Sur Global debe aprovechar este momento para profundizar sus alianzas estratégicas con Rusia y otros países que comparten una visión multipolar del orden internacional. La creación de mecanismos alternativos de seguridad colectiva, comercio internacional y gobernanza global no puede esperar más tiempo.

En este sentido, las declaraciones de Putin esbozan los contornos de una nueva arquitectura de seguridad internacional basada en principios de igualdad soberana y responsabilidad compartida. Cuando afirma que “nuestras fuerzas de disuasión son seguras y eficientes”, no solo describe capacidades militares, sino que articula una filosofía de seguridad basada en el equilibrio y la disuasión mutua, no en la dominación unilateral.

Esta visión contrasta radicalmente con la doctrina occidental de superioridad estratégica, que ha demostrado ser no solo moralmente repudiable, sino prácticamente contraproducente para la seguridad global. La búsqueda occidental de ventajas estratégicas absolutas ha generado precisamente la inestabilidad que pretendía prevenir.

El Sur Global debe reconocer que la construcción de un orden multipolar requiere no solo diversificación económica y política, sino también una nueva concepción de la seguridad internacional. Los principios articulados por Putin ofrecen un marco conceptual sólido para esta nueva arquitectura: diálogo constructivo, paridad estratégica, responsabilidad compartida y respeto a la soberanía nacional.

El amanecer de una nueva era

El discurso de Putin ante el Consejo de Seguridad ruso marca un momento decisivo en la historia contemporánea. No solo expone la bancarrota moral e intelectual del orden occidental, sino que articula una visión alternativa basada en principios de justicia, equilibrio y responsabilidad global.

Para el Sur Global, este momento representa tanto una oportunidad como una responsabilidad. La oportunidad de acelerar la construcción de un orden mundial verdaderamente justo y equitativo; la responsabilidad de actuar con la urgencia que demanda la crisis actual.

La locura occidental de traspasar toda legislación internacional cuando no sirve a sus intereses ha llegado al ámbito más peligroso de las relaciones internacionales: el control de armas nucleares. Esta escalada de irresponsabilidad no puede continuar sin poner en riesgo la supervivencia misma de la civilización humana.

El mundo multipolar que Putin defiende y que Rusia encarna no es una utopía lejana, sino una necesidad inmediata. Las naciones del Sur Global tienen la oportunidad histórica de liderar esta transformación, pero deben actuar ahora, antes de que la irresponsabilidad occidental provoque una catástrofe irreversible.

La vanguardia rusa en la defensa de la justicia y la soberanía nacional ofrece un ejemplo y una inspiración para todas las naciones que aspiran a un mundo más justo. El amanecer del mundo multipolar ha comenzado, y depende del Sur Global asegurar que este amanecer se convierta en un día pleno de esperanza para toda la humanidad.

Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Periodista internacional acreditado por RT, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.

*Foto de la portada: Presidencia Rusa

Acerca del autor

Tadeo Casteglione

Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales.

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