
Escuelas, centros médicos y otras instituciones permanecen cerradas ante el llamado de la Plataforma de Defensa de la Salud y Educación Pública.
Los manifestantes toman las calles de las principales ciudades del país para exigir la derogación de varios decretos legislativos que privatizarían servicios públicos de esos dos sectores.
La movilización también clama por la renuncia del presidente, a quien considera un ‘dictador y narcotraficante’, y se suma al paro masivo convocado por maestros y médicos que ayer desembocó en una represión ejercida por la policía.
De acuerdo con la prensa local, a pesar de que la manifestación era pacífica, unas 25 personas resultaron heridas por pedradas lanzadas por encapuchados e inhalación de gases lacrimógenos usados contra la movilización por agentes policiales.
El presidente Hernández atribuyó a los manifestantes algunos actos vandálicos cometidos durante la jornada.
Para el gobernante, la verdadera intención de algunos dirigentes no es defender conquistas de sus agremiados, sino provocar una desestabilización en la sociedad hondureña, con el propósito de ocultar actos de corrupción cometidos por ellos mismos.
En tanto, para los médicos, maestros, estudiantes, organizaciones políticas y sociales, se trata de una lucha por los derechos del pueblo secuestrados por el gobierno.
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