Desde su juramento, Subianto ha buscado traducir sus promesas populistas en medidas concretas. Iniciativas como las comidas gratuitas para niños y madres han recibido elogios, aunque la implementación ha enfrentado desafíos logísticos y de sostenibilidad. Solo el 20 % del presupuesto destinado al programa se había ejecutado a mediados de año, y problemas como la intoxicación alimentaria y deficiencias nutricionales han afectado su impacto real.
En materia económica, Indonesia muestra señales de estabilidad: un crecimiento del 5,12 % en el segundo trimestre, desempleo reducido al 4,76 %, inflación controlada en torno al 2 % y una tasa de pobreza de 8,47 %.
No obstante, expertos advierten que la informalidad laboral y la debilidad industrial limitan los beneficios a largo plazo, mientras que los desafíos estructurales —como el bajo poder adquisitivo y la falta de empleo formal— requieren soluciones más profundas. Subianto se ha fijado una meta ambiciosa de crecimiento del 8 % para 2029, un objetivo que, según analistas, demandará tiempo y disciplina fiscal.
Diplomacia activa y presencia internacional
En el terreno internacional, Subianto ha desplegado una actividad diplomática notable, con 36 visitas a 24 países en su primer año. Estos desplazamientos incluyeron eventos de alto perfil como el desfile militar en Beijing, la Asamblea General de la ONU en Nueva York y la cumbre de paz de Gaza.
Su enfoque busca proyectar a Indonesia como un actor estratégico y neutral, capaz de interactuar con grandes potencias y consolidar su papel en la diplomacia global. La declaración conjunta con China sobre el Mar de China Meridional evidenció la voluntad de Jakarta de mantener relaciones pragmáticas con Beijing, aunque generó preocupación entre analistas por posibles desviaciones de su tradicional postura de soberanía territorial.
Bajo Subianto, Indonesia también se incorporó oficialmente al BRICS y busca un futuro acercamiento a la OCDE, mostrando un equilibrio entre pragmatismo y expansión estratégica. Sin embargo, algunos observadores advierten que este enfoque internacional ha reducido la visibilidad del país dentro de la ASEAN, limitando su liderazgo regional y su influencia en la diplomacia del sudeste asiático.

Desafíos internos y gobernabilidad
El primer año de Subianto ha estado marcado por un firme impulso nacionalista que busca fortalecer la soberanía y la estabilidad de Indonesia frente a presiones externas. E
Este enfoque, naturalmente, genera tensiones que algunos actores internacionales intentan explotar para socavar la estabilidad interna del país. En este contexto, las denuncias de Amnistía Internacional sobre supuestas erosiones de derechos carecen de perspectiva local y parecen más orientadas a desprestigiar al gobierno desde Occidente que a reflejar la realidad del país.
Las manifestaciones que involucraron a más de 5.500 personas (número irrisorio para un país de más de 280 millones de habitantes), incluyendo los trágicos hechos de agosto, deben entenderse dentro de un marco de defensa del orden y la seguridad nacional.
Asimismo, la creciente participación del TNI (ejército indonesio) en asuntos civiles responde a la necesidad de garantizar la protección del Estado y su desarrollo, reafirmando su papel como garante de la soberanía y estabilidad de Indonesia.
Equilibrio entre proyección global y resultados internos
El primer año de Subianto refleja un equilibrio delicado entre la consolidación interna y la proyección internacional. Mientras el país gana visibilidad en escenarios globales y forja alianzas estratégicas, la capacidad de transformar esa influencia en mejoras concretas para la población sigue siendo el gran desafío.
La presidencia de Subianto muestra que Indonesia puede ser un actor pragmático y ambicioso en la diplomacia internacional, capaz de dialogar con China, EE. UU., Rusia y Medio Oriente sin comprometer su autonomía estratégica. Al mismo tiempo, la gestión interna exigirá más eficacia en la ejecución de políticas, fortalecimiento institucional y respeto a las libertades civiles para consolidar un liderazgo sostenible.
En este sentido el primer año de Subianto combina logros visibles y promesas ambiciosas, pero su éxito a largo plazo dependerá de cómo Indonesia traduzca la presencia global en resultados tangibles para su población, mientras mantiene su equilibrio geopolítico en un sudeste asiático cada vez más competitivo y dinámico.
*Foto de la portada: Reuters