Área Árabe Islámica Colaboraciones

Por qué Israel tiene altas posibilidades de perder esta guerra

Por Guillermo Caviasca*. Especial para PIA Global. –
Nuestra intención será presentar una serie de argumentos con los cuales señalaremos que, a pesar de la enorme diferencia de fuerzas entre los bandos enfrentados, Israel es el que se encuentra en mayor desventaja para lograr sus objetivos, y también para terminar este conflicto en condiciones “no peores” de las que se encontraba al iniciarse.

Lo primero que hay que comprender para poder analizar con un criterio completo y no solo unilateral o coyuntural es que, la guerra no es juego violento de dos estructuras armadas cuya comprensión y razón se encuentra en el campo de batalla aislado, como en condiciones de laboratorio. No, como ya se ha definido reiteradamente la guerra es una herramienta más de la política, de los Estados, de las organizaciones, de grupos diversos, de cualquier tendencia político ideológica. Como lo es la economía, la diplomacia, la información, la cultura, la inteligencia, etc. Parte de un todo con el cual se articula, subordinado a una estrategia política general. Por ello Carl von Clausewitz afirmaba que “la guerra tiene su propia gramática, pero no su propia lógica”, es parte de un todo al que “sirve”.

También el general prusiano señalaba que “No se inicia una guerra, o racionalmente no debería hacerse, sin preguntarse qué se pretende obtener mediante dicha confrontación y durante la misma. Lo primero es su alcance; lo segundo, su objetivo último”. Entonces preguntémonos cuáles son los objetivos de la guerra para Israel.

Han enunciado que pretenden eliminar a la Franja de Gaza como una entidad autónoma donde los palestinos puedan construir sus propias fuerzas y ser una amenaza para Israel. Ese pareciera ser el objetivo estratégico en ese frente como respuesta a la ofensiva palestina. Una especie de “solución final” como han expresado sus más altos funcionarios al decir “lo que fue ya no será”. Para ello deben al menos ocupar la ciudad de Gaza en forma completa, reducir a la población y aniquilar a las fuerzas organizadas palestinas y sus simpatizantes, mediante un cerco completo, la eliminación física o la rendición y traslado a campos de concentración. Para después reubicar a la población en forma altamente controlada, siempre con la opción de que los palestinos se vayan.

Pero para este punto de máxima (limpieza étnica) vemos que no es posible una oleada masiva de refugiados a otros países árabes porque Gaza se encuentra cercada, y no se puede salir. Además de que los países árabes (Egipto en particular) no ven con buenos ojos recibir millones de personas que nunca volverán a sus hogares, como se ha visto en las oleadas de expulsión anteriores.

Este objetivo en esta guerra se enmarca en la “gran estrategia” de Israel, considerada una misión divina por los miembros de la actual coalición de gobierno, que es construir el Gran Israel, como un país propiamente judío. Que a su vez se relaciona con una cuestión geopolítica más tradicional, que es la de “obtener fronteras seguras”. Dado que es un territorio sin profundidad estratégica, con pocos recursos inclusive hídricos, y con un espacio demográfico (espacio vital) muy acotado. Entonces desde el punto de vista sionista radical implica como mínimo eliminar a los palestinos. Para lo que tienen como respaldo los escritos bíblicos de hace 2500 años leídos como hechos reales y mandato divino.

Sin embargo, debemos tener en cuenta, como nos advierte Lidell Hart[1]que el objetivo último de la guerra es la paz sub siguiente. Parece que Israel considera que la eliminación del problema palestino vale el deterioro de las relaciones con los países árabes y musulmanes; como el de su imagen en el mundo. O sea, el deterioro de la posibilidad de algún tipo de paz, con una apuesta de máxima de muy difícil realización.

Cuáles son los medios con los que Israel pretende conseguir sus objetivos. El mismo Lidell Hart señalaba en el primer punto de su decálogo de estrategia que “Ajuste su fin a sus posibilidades; la vista clara y el cálculo fresco deben prevalecer. No intente hacer más de lo que puede, mantenga un sentido claro de lo que es posible”. Para Israel, máxime con la coalición de gobierno actual, los medios para conseguir los objetivos son cuatro. Primero, el bien valoradas FDI (Fuerzas de defensa de Israel: las Fuerzas armadas con sus tres ramas tradicionales, Fuerza aérea, marina y ejército) y sus aparatos de inteligencia (Aman, la inteligencia militar; la Agencia de Seguridad de Israel, Shabak o Shin Bet para el espionaje interior, y el Departamento Político, dependiente del ministerio de Asuntos Exteriores Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales, mundialmente conocido por el acrónimo Mosad).

Segundo, una ideología movilizadora mesiánico religiosa, combinada con elementos de ultranacionalismo racista. Esta ideología es el marco de acción legitimador de las apuestas de máxima. Las que quizás le exijan a sus fuerzas armadas objetivos por arriba de sus fuerzas, e inclusive de sus responsabilidades. Objetivos que dependen de otros campos de la guerra no militares. La legitimación de acciones de máxima, con consecuencias de contenido criminal y peligroso aun para quienes lo realizan, nunca son malos ni peligrosos si se hacen en nombre de Dios, o contra “animales no humanos” si lo dijo Dios. Para no ser unilaterales debemos recordar que esta guerra tiene aspectos permanentes de violación de las “reglas de la guerra”, las “convenciones internacionales”, que se usa el terrorismo, y que la muerte de civiles es parte de un objetivo, no solo daño colateral o acción minoritaria de una parte de las fuerzas. Y que lo es por ambos bandos, como se ve para Israel desde el inicio como para los palestinos. Que estas violaciones se desarrollaron en la ofensiva de Hamas y ahora la operación israelí. La cuestión es que Hamas es considerado por occidente una “organización terrorista”, pero Israel es un Estado reconocido y con un poder muy superior, lo que hace que las consecuencias de sus violaciones sean superiores y obliguen a una hipocresía mayúscula para dejarlas pasar.

El frente político interno, es el tercer elemento. Es la conducción política de la guerra, la que marca los objetivos. Es una coalición de gobierno radical que se propone como unidad nacional en situación de guerra (casi una dictadura de excepción). Y, que asume a los EEUU como sostén seguro e indispensable en lo económico, logístico, diplomático y en última instancia militar para una guerra larga.  En primera instancia con la “gran estrategia” elegida, los medios militares israelíes están en el centro de su política, tanto la militar como la política y la de RRII. ¿Son estos tácticamente suficientes para asegurar tan altos objetivos? Creemos que no por razones que explicaremos a lo largo de esta nota.

Debemos recordar que las FDI y las estructuras de inteligencia del Estado de Israel son muy altamente valoradas. Lo cual es correcto ya que son excelentes fuerzas. Sin embargo (como es lógico en parte), se ha construido un mito, y una sobrevaloración de la mismas. Ninguna fuerza es casi invencible, o invulnerable ni puede prever todo ni siquiera la mayoría de las cosas.

Por otro lado, se ha visto recientemente el deterioro de la situación política interna de Israel a causa del avance de una derecha de tipo religioso y un sionismo mesiánico y expansionista, cuyo objetivo interno implica una reforma institucional contraria a los valores liberales que priman entre la comunidad de ciudadanos reconocido como judíos. Este conflicto manifestado en una división social aguda con duros enfrentamientos internos, debilitó la atención de las FFAA y los Organismos de inteligencia, tanto a su propia función como a la atención a su entorno.

Esto fue así porque el esfuerzo de ocupación sobre Cisjordania sistemático y sin pausas, llevado adelante por los “colonos” (un grupo radicalizado que, si fuera de otra nacionalidad que no fuera israelí, sin dudas seria catalogado de terrorista), desvió la mayoría de la atención militar del estado. Y esta era una política central de la administración israelí.

Sin embargo, las FDI siguen siendo una poderosa fuerza militar más allá de los simples papeles. Debería poder “Tomar Gaza” en batalla. Pero es de tener en cuenta, tal como los mismos militares israelíes sostienen, que se espera una larga batalla, en un terreno urbano las fuerzas se igualan. Meses, hasta un año prevén. O sea, un asedio y una batalla urbana. En lo que se insinúa, las FDI buscan desgastar mediante el bombardeo y el aislamiento, dividiendo en partes a la Franja, y después con las fuerzas militares palestinas desgastadas y desmoralizadas, tomar al asalto la ciudad. Confían en su superioridad numérica, de poder de fuego, de entrenamiento, de material, tecnología…

Y confían también, por último, ma non troppo, en el apoyo de los EEUU, y (agregamos), del lobby sionista internacional. Una guerra de este tipo con tal despliegue de fuerzas propias, durante tanto tiempo, con un consumo de municiones, repuestos, combustibles, etc. Esta fuera totalmente del alcance de Israel. Los F16 para estar en el aire en operaciones de combate solo lo pueden hacer con la logística de EEUU, por ejemplo, o la “Cúpula de hierro” es sostenida también por los EEUU. Aún más, con las amenazas posibles de concretarse la apertura de nuevos frentes. Sólo el apoyo material en cantidad de los EEUU permitir sostenes este esfuerzo de guerra (asumiendo, como se hace en general, que Hamas resistirá con eficacia mucho tiempo, y que las amenazas de guerra en otros frentes son más que discursos). Ya el país del norte ha aprobado una ayuda de emergencia de 14000 millones de U$S y desviado una cantidad de municiones de artillería de Ucrania hacia Israel. Lo que (y esto sostiene nuestra hipótesis) muestra las tensiones a las que la estrategia israelí está sometiendo a los EEUU. Porque además hay que recordar que los 14000 mm son “billetes”, deben transformarse en armas producidas, y eso nos remite a la vieja contradicción de “mantequilla o cañones” extendida a la decisión geopolítica de donde poner esos recursos.

Hasta aquí hemos señalado como Israel presenta la trinidad clausewitziana: pueblo, gobierno, ejército (pasión, estrategia política, conducción/creación); con el agregado del factor sostenimiento externo tan determinante en este caso. Ahora veamos los límites concretos de la política israelí.

Israel pareciéra estar violando muchos de los principios de la guerra, sobre todo los estratégicos y operacionales (ya que suponemos que tácticamente las FDI actuarán de acuerdo a sus posibilidades y objetivos asignados). No parece tener objetivos alternativos, tener solo una dirección de avance previsible, no tener plan B. Su juego es un todo o nada con un solo plan. Algo acorde con la idea de misión divina. Pero esta apuesta de máxima sin plan B para un estado que es notoriamente más fuerte y tiene alternativas, pero cuenta con ciertas debilidades estratégicas no solucionadas muy graves, es al menos muy arriesgado. Ya que depende mucho del escenario en que ellos y Hamas se mueven. Los demás actores no son “de reparto” sino protagonistas.

Señalaba Helmut von Moltke[2] que “ningún plan de operaciones puede ser visto con alguna seguridad más allá del primer contacto con el enemigo”. Este canónico apotegma, nos indica uno de los principios que un conductor debe tener para la posibilidad de éxito: el de flexibilidad. De adaptar las operaciones a los medios y las circunstancias cambiantes. De dar autonomía a los mandos en los diferentes terrenos, sosteniendo la subordinación estratégica, y de que la estrategia no sea rígida, sea realista, siempre tenga alternativas.

Porque “la estrategia es un sistema de recursos ad hoc, es algo más que los conocimientos, es la aplicación de los conocimientos a la vida práctica. El desarrollo de una idea originaria adaptada a circunstancias continuamente cambiantes. El arte de la acción a ejecutarse bajo la presión de las condiciones más difíciles”. Si bien esta definición mezcla aspectos de estrategia y operacionales, lo cierto es que es clara en definir cómo y con qué flexibilidad se deben conducir las operaciones. En todo esto vemos nuevamente como nuestra hipótesis del maximalismo israelí sin retorno (especialmente por el tipo de gobierno actual) solo permite avanzar por un solo plan, promoviendo un dialéctico “ascenso de los extremos” que, creemos, posibilitará a Israel a una derrota, si no militar táctica, si política y estratégica, por parte de Hamas.

Que es en realidad la “trampa de Hamas”.

El contexto internacional y el escenario regional son factores que pareciera Israel no haber tomado en cuenta y sí Hamas. Allí juegan varios planos, las intenciones geopolíticas de los actores externos regionales y mundiales. El contexto de “nuevo orden” en disputa, y las legitimidades que internacionalmente se reconocen. La única, o principal para ser más precisos, legitimación internacional israelí es la “autodefensa”. Contextualicemos esta categoría en la coyuntura y en el contexto de las fronteras internacionales reconocidas. Si viéramos una guerra prolongada cuyo inicio es al menos en 1948, solo tendríamos ante nuestros ojos ofensivas y contraofensivas, treguas y ataques terroristas de ambas partes, operaciones militares convencionales y de castigo. Pero si miramos solo el foco de Gaza y este ataque de Hamas, que es lo que Israel presenta como hecho, vemos una operación de la organización que gobierna la franja de Gaza, sobre territorio israelí, donde hay una cantidad indeterminada de civiles asesinados indiscriminadamente, por fuera de los objetivos militares, y una cantidad de “rehenes”. Es la defensa contra el terrorismo por la supervivencia, idea mayoritaria en los gobiernos occidentales. No así en el resto del mundo.

Sin embargo, con el paso de los días. Otra versión cobra fuerza. Primero, como mencionamos es una acción palestina en el marco de una guerra prolongada y con un estado que no se ha atenido a las resoluciones de paz internacionales; mientras no solo ataca a “las organizaciones terroristas por autodefensa”, realiza un proceso de ocupación, colonización y limpieza étnica en el territorio de Cisjordania. Segundo que la respuesta es “desproporcionada e indiscriminada”. Tercero que en las declaraciones públicas cuando anuncia sus objetivos políticos de las operaciones señalan que se comenterán crímenes de guerra, y en la práctica se van cometiendo. Cierto es que, en una batalla urbana en una zona como Gaza, y con una operación como la que se desarrolla eso era obvio difícil de evitar. Por eso no pasó mucho para que la comunidad internacional en forma abrumadoramente mayoritaria pidiera un alto el fuego. Y que los gobiernos musulmanes y otros condenaran a Israel e inclusive señalaran a Hamas como actor legítimo, con el cual hay que negociar. Este era un objetivo de los palestinos: volver a sentar a Israel en la mesa de negociaciones.

Ese problema, que la estrategia, el discurso extremista y objetivos maximalistas israelíes potencian, se hace más agudo en el mundo musulmán. No sabemos hasta donde llegará el compromiso con los palestinos de las organizaciones y países árabes musulmanes. Pero si podemos advertir sin muchas dudas, que la acción de Hamas y la respuesta ultra radical israelí pone en la vidriera el tema de la eliminación de lo que queda del pueblo palestino. Y coloca por compromiso, por necesidad o por presión de masas, a todos los países de ese mundo en una posición contraria a Israel. En diferente grado de radicalidad, pero sin dudas empezando por Irán, siguiendo por Turquía, Arabia saudita, etc. ya ha significado un golpe a la estrategia de normalización regional por parte de Israel: la extensión de los “acuerdos de Abraham”.

El tema del apoyo internacional de Israel es clave para su posibilidad no solo de éxito sino de asumir la pelea. Ya mencionamos el tema logístico. Pero también es indispensable que el país del norte sostenga a Israel en los foros internacionales, es casi su único sostén cuando hablamos de una posición tan radicalizada. Los alicaídos europeos, han optado ya por una abstención en la ONU, aunque son parte del sostén de Israel, el extremo en que se ubica esta guerra y las obvias consecuencias para los palestinos (que insistimos Israel anuncia que serán “definitivas”) coloca al discurso liberal progresista amañado de los europeos en un brete difícil.

 A su vez EEUU. es su sostén económico como señalamos. Pero lo diplomático, en el plano de las Relaciones internacionales y la geopolítica en la situación actual “obliga” a los EEUU a realizar una concentración de fuerzas militares en la zona, que llama la atención por lo desproporcionada en relación a Hamas. O inclusive en relación con todas las fracciones palestinas y libanesas, si es que hablamos solo de una cobertura y apoyo “in extremis” a una fuerza que se considera sólida como la FDI. EEUU esta concentrando cuatro portaviones y sus grupos de combate. Algo que no vemos desde la Guerra del golfo. Si bien no son fuerzas de tierra, si son cientos de aviones de última generación, una enorme capacidad de cobertura y apoyo, más las fuerzas de combate de infantes que puede desplegar cada grupo. Y una capacidad estratégica de ataque. O sea, una fuerza de intervención que está destinada a intimidar a los demás países árabes e islámicos. Una fuerza que podría intervenir en Siria o Líbano, intentar cerrar el espacio aéreo a los países de la región. Atacar objetivos en toda la región inclusive de países sólidos, o machacar unidades militares o aéreas convencionales.

A su vez EEUU se apoya en las bases inglesas en Chipre donde se encuentran instaladas las herramientas de inteligencia y guerra electrónica de avanzada, y donde los EEUU construyeron una pista y base para poder operar con hasta 80 unidades aéreas desde tierra (más las capacidades británicas).  Ya se han escuchado duras críticas de Turquía. Quien sin dudas se siente amenazada.  Veremos como se comportan los EEUU en los mares cercanos a Irán. En el mar Rojo ya están interceptando los misiles que los yemeníes lanzan sobre Israel. Es evidente que el despliegue de los EEUU es una elevación militar de la apuesta para disuadir a Irán en primera instancia, pero a también a Turquía (que es miembro de OTAN) y todos los actores regionales

Este gran despliegue de los EEUU nos permite abordar a otros dos actores que en un principio aparecían lateralmente en el conflicto: China y Rusia. El primero como sabemos es el enemigo estratégico sistémico de los EEUU y de la que se suele llamar posición “globalista” liberal hegemónica y ofensiva. La idea de un mundo unificado política, económica y culturalmente bajo unas mismas instituciones y “reglas” enunciadas por occidente y encabezadas por EEUU. EEUU ya se encuentra “distraído” con la guerra en Ucrania, donde los ucranianos enfrentan a la poderosa Rusia, solo lo pueden hacer sostenidos integralmente por occidente y especialmente por EEUU, el mayor suministrador de recursos y apoyo para Ucrania. Y sin una salida exitosa a la vista. Otros conflictos en el mundo implican que los EEUU deben poner atención, como el caso del giro que se está dando en el África subsahariana hacia posiciones de distanciamiento con occidente (y con avances chinos, rusos, hindúes y turcos).

Ahora tener que atender en forma destacada con recursos militares y económicos una guerra prolongada en Medio oriente, es algo no previsto. Israel es un aliado clave de los EEUU, no será “abandonado”. Pero sin dudas los EEUU necesitan un fin o desescalada del conflicto con cierta rapidez. Y eso es lo contrario de lo que promete el gobiernó israelí. El conflicto en Gaza altera más rápidamente las relaciones de fuerzas del nuevo orden internacional en lo que hace a los países árabes y musulmanes en forma negativa a sus intereses. EEUU necesita concentrarse en China. No en el Mediterráneo oriental y en un riesgo de guerra (o necesidad de intimidar a) con potencias regionales de peso. Teniendo en cuenta además que estas potencias musulmanas podrían intervenir en la guerra con Israel mediante proxis o apoyos diversos a organizaciones potenciando su capacidad de combate. Es para los EEUU y para el occidente geopolítico un problema que instala el mencionado dilema de “Mantequilla o cañones”, en una situación económica ya muy tensionada.

Por otro lado, Rusia. País que intenta mantener un equilibrio en las relaciones con Israel. Aunque tiene fuertes intereses en los países árabes y relaciones muy intensas con otros países islámicos de carácter estratégicos. Pero la virulencia de la posición israelí, la nula disposición o giño a negociaciones, la agresividad de los gobernantes contra quienes no sostienen un apoyo total y sin matices a sus acciones sobre Gaza, colocan a Rusia en la vereda de enfrente. La diplomacia israelí también parece gobernada por el fanatismo. En concreto Rusia se ve beneficiada, con una guerra que como señalamos obliga a los EEUU a desviar sus recursos de Ucrania a Medio oriente. Una guerra que, si se extiende de Gaza a la región, podría afectar en forma muy grave las ya afectadas economías europeas. Por eso el objetivo de EEUU es “encapsularla” mediante la amenaza militar.

Conclusión.

En los momentos de escritura de estas líneas la ofensiva israelí sobre Gaza se está desarrollando de acuerdo a lo que preveíamos, sin sorpresas (es probable que esta misma apreciación sea la de la resistencia palestina). Luego de intensos bombardeos sobre la infraestructura y todo lo que haga posible la vida comienzan a avanzar por tierra. Intentando (claro) minimizar bajas propias. Si uno mira las zonas donde se concentraron mas los ataques aéreos, son posibles zonas de avance israelí en el futuro. Avanzan con fuerzas blindadas y mecanizadas por las zonas semirrurales de Gaza, buscando aprovechar al máximo sus capacidades blindadas, que en la ciudad serán pocas. Buscan estrechar el cerco del norte de la franja someterla a la degradación y luego asaltarla en mejores condiciones. Nada que no hayan anunciado o que, de acuerdo a los anuncios, no se pueda prever. Israel ha intentado cortar toda comunicación con Gaza. Censurar en el mundo las posiciones que critican su accionar. Hasta han intentado poner en dudas los, hasta ahora, muy fiables datos del ministerio de salud de Gaza (fiables porque hasta ahora en todos los conflictos se demostraron después que se correspondían con la realidad), para ocultar las muertes de civiles, y poder sostener el apoyo europeo. Han agudizado la presión del lobby sionista mundial e incentivado la censura y autocensura en occidente (amenazando inclusive a grandes empresarios que permiten difusión de cuestiones de ayuda humanitaria, quizás no sea casualidad que ahora se difunda la caída del valor de las acciones de Musk).

Pero la presencia de los EEUU con sus portaaviones y sus amenazas, intenta disuadir a quienes pudieran intervenir en apoyo a Hamas desencapsulando el conflicto militar. Esa es una de las claves del cerco a Gaza. Este, para ser efectivo debería ser militar, cosa que Israel está en condiciones supuestamente de garantizar, pero también político, informativo, humanitario y diplomático… Y espacialmente que no se le abran a Israel otros frentes de combate intensivos que le obliguen a dispersar fuerzas y recursos; y exigir más apoyo a los EEUU. Sin embargo, el solo riesgo de escalada coloca a las fuerzas de Israel en máxima tensión, y por lo tanto a EEUU en un riesgo estratégico mayúsculo. Siendo así la política de Israel de responder a las acciones de Hamas con una violencia desproporcionada y con objetivos de máxima, sin alternativas, es una opción que aproxima mas a un fracaso que una victoria.

El deterioro de la situación regional, con un aislamiento agresivo, con la región desestabilizada en contradicción con los intereses del occidentalismo globalista. La dispersión de fuerzas de EEUU y el deterioro de la situación de Israel en el globo, parece ser una conclusión muy posible de esta guerra. Aunque aún no sepamos siquiera como evolucionarán las operaciones en el terreno, las que creemos muy difíciles. Debemos agregar dos elementos más ya señalados. Uno, las dudas sobre la homogeneidad del frente interno israelí, ante una conducción radical que no cuenta con el consenso de la población judía. Dos, que se augura una resistencia de Hamas prolongada. A lo que finalmente debemos agregar que el objetivo de Hamas y las fuerzas palestinas es negociar, lo que pide toda la comunidad internacional, para empezar con un alto el fuego. Mientras que la que se niega es Israel. Segundo que la campaña prolongada que anuncia Israel, además de tener que soportar el deterioro de la situación regional y la pérdida de consenso internacional, debe soportar un indefinido número de bajas. Si estas se elevan de decenas a cientos y de cientos a miles, y la victoria definitiva (la solución final anunciada) no llega… el gobierno israelí se puede ver obligado a suspender la operación sin eliminar a Hamas ni destruir, vaciar y rellenar a su interés la Franja. Eso podría significar el derrumbe del gobierno. Y posteriormente, sin los objetivos anunciados cumplidos, tener que negociar para lograr una reinserción regional e internacional básica. Lo que será para Israel tener que negociar con los actores palestinos de la resistencia y no con la Autoridad palestina, ya que ha sido la misma Israel la que ha minado su autoridad al destruir los acuerdos de Oslo y transformarla en una policía de contención.

Creemos que a pesar de sus riesgos y sus costos este era el plan de Hamas y los actores palestinos de la resistencia. Una apuesta también muy alta y de un altísimo precio en sangre. Pero que sin dudas para los palestinos es casi una “costumbre”. Como también que su destino visible de seguir el orden regional tal estaba encaminado era su desaparición como pueblo. Por ello estos jugaron a este nivel sabiendo de la respuesta israelí. Y especialmente por eso.

Creemos haber dado una serie de argumentos sobre los porqués del muy probable incumplimiento de los objetivos israelíes planteados, que abren un nuevo escenario, que implica una derrota israelí. Que sea una victoria palestina que permita restaurar la discusión de su existencia soberana es una posibilidad que queda en hipótesis.

Guillermo Martin Caviasca* Dr. en historia, docente e investigador UBA/UNLP, autor de libros y artículos sobre historia argentina, historia militar, geopolítica y relaciones internacionales.

Foto de portada: Almayadeen

Referencias:

[1] Sir Basill Lidell Hart. Teórico y estratega militar británico. Historiador militar

[2] Helmut von Moltke jefe del estado mayor del ejército prusiano y del ejército del segundo Reich alemán durante la época de Otto von Bismarck.

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