La Operación Guardián de la Prosperidad, anunciada por el Ministro de Defensa Estadounidense Lloyd Austin, se supone que está destinada a “garantizar la libertad de navegación en el Mar Rojo».
De todos los países de la región, que se consideraban aliados incondicionales de Estados Unidos, sólo el polémico gobierno de Bahréin ha aceptado participar en la coalición naval. Recordemos el desgranamiento paulatino que fueron teniendo las Fuerzas Marítimas Combinadas de las que hace poco tiempo se retiró Emiratos Árabes Unidos.
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, que fueron los principales vectores de la guerra en Yemen, defendiendo al gobierno pronorteamericano y que ya conocen el poder de fuego y la tenacidad combativa del ejército yemení conducido por el partido Ansar Allah (hutíes); se negaron a participar en esta coalición. Considerando las largas costas de Arabia Saudita en el Mar Rojo y la amplia presencia de los Emiratos Árabes Unidos en el sur de Yemen y África oriental, la presencia de estos dos países podría ayudar enormemente a Estados Unidos a completar sus misiones marítimas.
Pero por el contrario y a expensas de distintas articulaciones como los BRICS y de la normalización de las relaciones diplomáticas con Irán, como así también la implosión de los Acuerdos de Abraham, se va tejiendo un acuerdo de cooperación militar en el golfo con estos países e Irán.
Por otro lado, Egipto, que ha sufrido las mayores pérdidas económicas debido a la interrupción del paso de barcos desde el Canal de Suez hasta el estrecho de Bab al-Mandab, a pesar de esta cuestión, se negó a participar en la coalición marítima liderada por Estados Unidos. El país además está directamente comprometido en la operación genocida de Israel sobre Gaza.
Actualmente, y hasta que llegue algún barco de algún otro miembro de la coalición, la principal presencia militar efectiva en el Mar Rojo incluye las flotas de 3 países, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
La Armada estadounidense actualmente tiene en las aguas del Mar Rojo y el Golfo de Adén; 5 destructores de la clase Arleigh Burke con los nombres: USS Gravely, USS Stethem, USS Laboon, USS Carney, USS Mason; el portaaviones USS Bataan acompañado por el buque de asalto anfibio USS Carter Hall; el portaaviones USS Dwight D. Eisenhower acompañado por el USS Philippine Sea crucero clase Ticandroga
Además, cerca de la costa de Yemen están presentes la Armada británica con el HMS Diamond y el HMS Lanacter, Francia con el destructor Languedoc, Corea del Sur con el destructor clase «Young Manchun», España con la fragata «Victoria» y Japón con el destructor clase «Akyuno».
La Armada Sionista con base en el Norte del Mar Rojo también está formada por 3 fragatas clase Sa’ar 5, una fragata clase Sa’ar 4.5 y una fragata clase Sa’ar 6, que probablemente pronto operarán junto a la mencionada coalición naval para escoltar barcos comerciales.
Expertos militares creen que no es posible garantizar el 100% de seguridad, escolta completa e interceptación de todos los proyectiles atacantes en una amplia zona de unos 300 kilómetros de las costas bajo control de Ansar Allah, especialmente a largo plazo. Los yemeníes atacarán de alguna manera a los barcos comerciales pertenecientes a Israel y no les permitirán el paso seguro y lo mismo harán con las escoltas luego de lo los bombardeos contra su territorio.
Expertos militares occidentales advierten que dicha operación de asistencia a Israel puede activar el riesgo de una escalada de ataques a instalaciones norteamericanas en toda la región de parte del llamado Eje de la Resistencia que comprende a las milicias iraquíes que ya se cobraron la vida de por lo menos tres marines e hirieron gravemente a una docena ( en épocas de guerras tercerizadas donde los soldados son mayoritariamente mercenarios); Hizbullah en Líbano, Jihad islámica en Palestina, los hutíes por supuesto y milicias sirias.
Una cuestión que está asociada al temor de Washington es la posibilidad de devastadores ataques de represalia por parte de Ansar Allah contra instalaciones petroleras de la región además de buques de guerra de la citada coalición naval, y deberían esperar fuertes ataques por parte de otros miembros del eje ante su involucramiento directo.
La operación en Mar Rojo ya ha causado los no calculados reveses comerciales cuando las compañías aseguradoras del transporte naval cancelaron sus pólizas en una zona donde circula el 60% de los buques de conteiners y el 12 % del comercio mundial. Esto provoca el alargamiento de los viajes rodeando África por Cabo de Buena Esperanza.
La operación se enmascaró como de aseguramiento del libre tránsito comercial pero los bombardeos sobre Yemen le hicieron caer la mascarada y seguido esto los atentados terroristas en Irán con decenas de muertos y los atentados antipersonales que acometieron en Siria contra la Guardia Revolucionaria y contra Hamas, atentados reivindicados por distintas facciones del llamado DAESH o ISIS que no es otra cosa que la mano de obra árabe pseudo-islámica que utiliza el anglo-norteamericano para acometer sus actos de caotización en la región.
Cuanto más rápido se resuelva y consolide la derrota ucraniana, más peligro habrá en la región de internacionalización de la guerra que es la fuga hacia delante, la salida que encuentran los sectores guerreristas que además atraviesan severas crisis de legitimidad en sus propios países.
Denis Warrior* Periodista y analista internacional
Foto de portada:Twitter @rdiaz95
