A las inconsistencias en el proceso acusatorio, ampliamente demostrada por las pericias ejecutadas y que dan cuenta de su inocencia sobre los crímenes de los que es acusado, hay que destacar que el cumplimiento de la pena carcelaria con la que ha sido condenado, ha sufrido manipulaciones en diversas oportunidades.
De más esta decir, la cantidad de veces que ha sido expuesto a condiciones que vulneraban su vida como cuando contrajo COVID 19 estando preso en la cárcel de Ancon II avanzado ya el cumplimiento de su condena.
Ahora nuevamente vuelve a dar batalla por su libertad exigiendo el respeto a la ley que tanto dicen defender los leguleyos que manipulan la democracia y el estado de derecho.
Antauro Humala ha entrado en huelga de hambre exigiendo “libertad por pena cumplida con redención”, su esposa Ina Andrade ha llevado a los medios una carta escrita de puño y letra en la que se destaca que ya cumplió su condena y al no salir en libertad se considera un “preso político y secuestrado por el Estado”.
Dice en un párrafo la misiva, “La aritmética determina que ya cumplí mi pena, contabilizando los 3668 días redimidos ya reconocidos por el INPE. En consecuencia, debo estar en libertad. Entonces el Gobierno (…), simplemente opta por no responder desde hace 114 días. Por consiguiente, soy un secuestrado de Estado”.
Así lo reflejaba parte de la prensa peruana.
Antauro Humala es un firme opositor al fujimorismo y a la clase política señalada y acusada de corrupción, sus levantamientos contra Alejandro Toledo (con pedido de extradición a Estados Unidos) y contra la banda criminal Fujimori-Montesinos, lo han llevado a la cárcel; más allá del relato legalista y la politiqueria de turno, él ya cumplió su condena y debe ser puesto en libertad.
Sabemos que no será una decisión soportable para la oligarquía y las mafias que ostentan el poder mas allá de las instituciones, pero es una decisión inevitable.
Notas:
Oscar Rotundo es editor del portal PIA Global