Nuestra América

Panamá: Trump contraataca

Por Elixsandro Ballesteros*. –
La política de Trump y el riesgo de un giro geopolítico en Panamá

1. Contexto global

Existe una situación tensa en las relaciones entre Estados Unidos y Panamá. Esto debe analizarse en el contexto del declive de la hegemonía global de Estados Unidos, el cambio del orden global y la negativa del presidente Trump a reconocer la realidad de un mundo multipolar. El presidente estadounidense ignora específicamente que potencias como China, Rusia y otros países del Sur Global están ganando influencia. Washington ha impuesto una severa política migratoria y una guerra de aranceles y sanciones, que son contraproducentes para la economía global y exponen la incapacidad de Estados Unidos para adaptarse al nuevo orden mundial.

2. La doctrina Trump y su visión de Panamá

Esta realidad ayuda a explicar la agresividad del presidente Trump hacia un aliado tradicional como Panamá, centrado en arrebatarle el control del Canal de Panamá. Trump ha expresado su intención de “recuperar” el Canal. Para lograrlo, ha recurrido a amenazas e intimidación, acompañadas de una retórica cargada de falacias. Alega que las tarifas impuestas por Panamá a los buques estadounidenses son excesivas y que la creciente influencia de China en la región representa una amenaza directa a los intereses estratégicos de Estados Unidos. En su opinión, el Canal es vital para la seguridad nacional, ya que facilita el tránsito de la flota naval y el comercio entre los océanos Atlántico y Pacífico. Según Trump, dejar esta vía fluvial bajo el control soberano de Panamá, o bajo la supuesta influencia de potencias rivales, compromete gravemente las capacidades defensivas y logísticas de su país.

La Doctrina Trump se caracteriza por un enfoque expansionista y unilateral. Representa una reimplantación agresiva de la Doctrina Monroe. Trump busca restablecer la hegemonía estadounidense en la región mediante presiones económicas, amenazas militares y alianzas con gobiernos de extrema derecha.

Su estrategia se basa en una combinación de argumentos geopolíticos, económicos y de seguridad nacional que reflejan su doctrina de confrontación con China y su visión “Estados Unidos Primero”.

La retórica de Trump se ha materializado gradualmente mediante una serie de acciones concretas. Mediante mentiras, ha ejercido presión e intimidación sobre sus homólogos, independientemente de si son aliados o no. Esto ha funcionado en el caso del gobierno panameño, a diferencia de la respuesta que ha recibido de Canadá, Dinamarca y México. Su enfoque estratégico se centra en recuperar el control del Canal de Panamá y restablecer bases militares en territorio panameño, incluso en zonas alejadas del Canal. Este último objetivo se ha justificado con el argumento de abrir un aeropuerto en la provincia de Darién para apoyar las operaciones migratorias y combatir el narcotráfico.

Donald Trump calificó de “exorbitantes” las tarifas que Panamá impone a los buques estadounidenses que transitan por el Canal, argumentando que perjudican los intereses económicos de Estados Unidos. Amenazó con que si Panamá no ajustaba las tarifas y las condiciones de uso del Canal, Estados Unidos podría “retomar” su control. Estas declaraciones se interpretaron como una amenaza directa a la soberanía panameña.

3. La amenaza al Tratado de Neutralidad

Además de contravenir el Tratado de Neutralidad firmado en 1977, que establece que “los peajes y demás cargos por tránsito y servicios conexos serán justos, razonables, equitativos y compatibles con los principios del derecho internacional…”, el Protocolo relativo a la neutralidad permanente y al funcionamiento del Canal de Panamá sostiene que el régimen de neutralidad acordado por ambas naciones “…asegurará permanentemente el acceso al Canal a los buques de todas las naciones sobre una base de completa igualdad…”.

En una publicación en Truth Social del 26 de abril de 2025, afirmó que los buques militares y comerciales de Estados Unidos deberían poder transitar por el Canal sin pagar tarifas, y encargó al Secretario de Estado, Marco Rubio, abordar y formalizar esta demanda.

Además de contradecir las disposiciones del Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá al otorgar un trato abiertamente discriminatorio y desigual a los buques de guerra estadounidenses, demostrando así un intervencionismo manifiesto, durante su visita a Panamá, el secretario de Estado Marco Rubio presionó al gobierno panameño para que se retirara del Acuerdo de la Franja y la Ruta. También exigió la cancelación de la concesión otorgada a CK Hutchison Ports, empresa que ha operado dos de los cinco puertos adyacentes al Canal desde 1997 tras ganar una licitación en la que también participaron empresas estadounidenses, antes de finalizar la transferencia gradual del Canal a manos panameñas. Con estas acciones, la administración Trump buscó subordinar al gobierno panameño a su estrategia de eliminar toda influencia china en la región.

Trump no ha descartado el uso de la fuerza para asegurar el control del Canal, una amenaza con la que ha obtenido concesiones del gobierno de José Raúl Mulino. En enero de 2025, el presidente Trump solicitó al Pentágono “opciones militares” para garantizar el “acceso sin restricciones” al Canal de Panamá, considerándolo un “activo estratégico”. Esta solicitud se detalló en un memorando titulado “Guía Estratégica Provisional de Defensa Nacional”, emitido por el secretario de Defensa, Pete Hegseth.

Estas acciones, implementadas a través de las visitas del Secretario de Estado y del Secretario de Defensa de los Estados Unidos a Panamá, que han seguido la narrativa del Presidente Trump, han generado movilizaciones de protesta en toda la República de Panamá y han sido motivo de preocupación para la comunidad internacional, que ve estas declaraciones como un retroceso en las relaciones bilaterales y una violación a la soberanía panameña.

4. El papel del gobierno panameño

Desde una postura inicialmente nacionalista, el presidente panameño optó por hacer concesiones ante las amenazas y condiciones estadounidenses, que socavan la soberanía de Panamá y la neutralidad del Canal. Cedió en cuestiones fundamentales, como el rechazo a la diplomacia multilateral, lo cual benefició enormemente la posición de Panamá durante el proceso de negociación del Tratado Torrijos-Carter. Prefiere lo que denomina “diplomacia silenciosa” o “sin compañeros de viaje” para evitar lo que considera “una confrontación con Estados Unidos”, convirtiéndose en cómplice de las insaciables ambiciones estadounidenses a costa de perder autonomía y perjudicar la neutralidad del Canal de Panamá. La presión ejercida por la administración Trump ha llevado al gobierno de Mulino a violar el Tratado de Neutralidad y ceder soberanía. Además, prefiere distanciarse internamente de la unidad nacional en respuesta a la hostilidad estadounidense, subestimando los intereses estratégicos de esta potencia.

Respecto a la renovada intención de Estados Unidos de mantener una presencia militar en territorio panameño, ésta ha sido una preocupación prevaleciente desde las negociaciones de los fallidos tratados de 1967 y los Tratados del Canal de Panamá de 1977, en los cuales Panamá finalmente recuperó el control del canal, su plena soberanía y eliminó sus bases militares.

En la sección 1111 de la Ley Pública 96-70, conocida como la Ley del Canal de Panamá de 1979, aprobada por el Congreso de los Estados Unidos para la implementación de los Tratados, se expresa la necesidad de negociar con la República de Panamá para establecer una presencia militar estadounidense en el área del Canal después de la expiración del Tratado del Canal de Panamá de 1977.

En concreto, esta sección establece:

“El Congreso considera que los mejores intereses de los Estados Unidos exigen que el Presidente entable negociaciones con la República de Panamá con el fin de disponer el estacionamiento de fuerzas militares de los Estados Unidos, tras la terminación del Tratado del Canal de Panamá de 1977, en el área que comprendía la Zona del Canal antes de la fecha de entrada en vigor de esta Ley, y para el mantenimiento de instalaciones y facilidades, tras la terminación de dicho Tratado, para uso de las fuerzas militares de los Estados Unidos estacionadas en dicha área”.

Además, la sección requiere que el Presidente informe al Congreso de manera oportuna sobre el estado de las negociaciones llevadas a cabo de conformidad con esta disposición.

En resumen, la Sección 1111 refleja la intención del Congreso de que se hagan arreglos para permitir la presencia continua de fuerzas militares de los EE. UU. en el área del Canal de Panamá después de la terminación del Tratado entonces vigente, y que el Congreso se mantenga informado del progreso de dichas negociaciones.

Antes de completar el proceso de reversión del Canal y su territorio adyacente y desmantelar la presencia militar, el gobierno impuesto por la invasión militar estadounidense de 1989 ofreció celebrar elecciones y renegociar a cambio la presencia militar estadounidense, pero ese compromiso no se cumplió.

Al respecto, la Reserva Nunn aprobada por el Senado estadounidense para ratificar el Tratado de Neutralidad de 1977 y utilizada como instrumento por el presidente panameño José Raúl Mulino para ceder a las pretensiones militaristas de Trump, establece que “nada en este Tratado [de Neutralidad] impedirá a la República de Panamá o a los Estados Unidos de América, de conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales, celebrar cualquier acuerdo o arreglo entre los dos países (…) para el establecimiento de fuerzas militares (…)” .

Luis Navas, miembro de la Junta Directiva del Canal de Panamá, argumenta que la Reserva Nunn no fue acordada por Panamá durante las negociaciones originales y que su invocación constituye un absurdo. Sostiene que recurrir a la Reserva Nunn para justificar la presencia militar estadounidense en Panamá viola tanto el espíritu del Tratado de Neutralidad como la Constitución Política, vulnerando así los derechos soberanos de la República de Panamá.

5. El Memorando de Entendimiento y la militarización encubierta

El 9 de abril, durante la visita de Pete Hegseth, Secretario de Defensa de los Estados Unidos, se firmó el Memorando de Entendimiento relativo a las actividades de seguridad en la República de Panamá, conjuntamente con el Ministro de Seguridad de Panamá, Frank Abrego.

El objetivo principal de este acuerdo no está claramente definido en cuanto a sus propósitos y objetivos. Sin embargo, su efecto práctico es facilitar la expansión territorial de operaciones militares extranjeras en territorio panameño, sin ratificación legislativa ni consulta pública. Lejos de representar una cooperación bilateral equilibrada, el acuerdo reproduce patrones de subordinación en los que Panamá cede soberanía a cambio de apoyo logístico o político, con pretextos como la seguridad regional o la lucha contra el narcotráfico.

Esto es peligroso para la integridad y la soberanía nacionales, y también representa una violación de la Constitución, del propio Tratado de Neutralidad y del derecho internacional. El Memorando de Entendimiento deja abierta la posibilidad de que las tropas militares estadounidenses realicen actividades en Panamá, estableciendo que Estados Unidos podrá realizar cualquier otro tipo de actividad, según lo acordado mutuamente por los participantes. Cabe señalar que el presidente Trump ha declarado que uno de sus objetivos era la recuperación del Canal de Panamá.

6. El gobierno panameño entre la complacencia y la subordinación

Por lo tanto, si el gobierno panameño otorga su consentimiento para que las tropas estadounidenses repriman las protestas en Panamá, por cualquier razón o causa, éstas estarán protegidas por este Memorándum.

El objetivo del Memorando es garantizar la seguridad del Canal de Panamá por parte de los Estados Unidos, ya que las áreas portuarias y aeroportuarias y la infraestructura cedidas por Panamá son adyacentes al Canal.

7. Violaciones constitucionales y omisión legislativa

Quienes se oponen a la firma del Memorándum en Panamá han señalado que todo lo relacionado con la protección del Canal, para ser aprobado e implementado conforme al mandato constitucional, debe ser sometido a la Asamblea Nacional de Diputados y a un referéndum popular, y que ninguna “enmienda, reserva o entendimiento” es válida si no cumple con estos requisitos.

Por otra parte, el Memorándum cede territorio nacional a una nación extranjera, siempre que se mencione “uso y/o utilización”.

Los opositores al Memorándum señalan que se comete otro acto de inconstitucionalidad al asignarse exclusivamente la negociación y firma al Presidente de la República y a la Asamblea Nacional. También señalan que los documentos firmados durante la visita a Panamá por el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Pete Hegseth, a saber, la Declaración Conjunta Mulino-Hegseth, el Memorándum de Entendimiento Ábrego-Hegseth y la Declaración Conjunta Icaza-Hegseth, son lesivos de la soberanía nacional y contrarios a la Constitución Política y las leyes de Panamá.

El Memorando de Entendimiento viola el Tratado de Neutralidad, que establece en su Artículo V que “Después de la terminación del Tratado del Canal de Panamá, sólo la República de Panamá administrará el Canal y mantendrá fuerzas militares, sitios de defensa e instalaciones militares dentro de su territorio nacional”.

8. La obsesión estratégica de Trump con el Canal

El gobierno panameño ha cedido territorio y soberanía nacional a Estados Unidos con el pretexto de complacer al presidente Donald Trump, quien persigue repetidamente un único objetivo: la devolución del Canal a los intereses estadounidenses. Al adoptar la narrativa trumpista que presenta a China como una amenaza para el control del Canal, el gobierno panameño se está subordinando a una relación neocolonial, en la que Washington decide quiénes son los enemigos y qué constituye una amenaza.

En este contexto, Panamá no es visto como un socio soberano, sino como el “patio trasero” de Estados Unidos y un peón en su geopolítica global. Esta postura representa un retroceso histórico, contrario a la dignidad y firmeza que guiaron la titánica lucha del General Omar Torrijos H. durante las negociaciones para la recuperación del Canal.

Elixsandro Ballesteros* Ex embajador y profesor de la Universidad de Panamá

Este artículo ha sido publicado en el portal Mundo Unido Internacional

Foto de portada: UWI Data

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