Fuentes: Orient XXI [Foto: Horst Köhler (d.) y Nasser Bourita (i.) en Ginebra (Violaine Martin/UN Geneva/Flickr)]La diplomacia marroquí ataca al principal país de la Unión Europea al crear una crisis con Alemania. Un socio económico importante, pero que se niega a plegarse a la visión que Rabat tiene del conflicto del Sáhara Occidental.
El 2 de marzo Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, envió un comunicado al Jefe de Gobierno en el que afirmaba que debido a “profundos malentendidos con la República Federal de Alemania, los departamentos ministeriales y los organismos bajo su tutela deben suspender todo contacto, interacción o acción de cooperación”. Esta poco habitual postura refleja la magnitud de las diferencias que se han ido acumulando a lo largo de los años entre ambos países y, sobre todo, respecto a la cuestión del Sáhara Occidental.
International Crisis Group revela en su informe de marzo de 2021 [Réengager des efforts internationaux au Sahara occidental, [Reanudar los esfuerzos internacionales en el Sáhara occidental] Briefing no. 2, 11 de marzo de 2021], dedicado al conflicto del Sáhara occidental, que Marruecos ha puesto condiciones al nombramiento del enviado especial del Secretario General de la ONU para sustituir a Horst Köhler, que dimitió en mayo de 2019. Como Rabat se dio cuenta durante el mandato del expresidente alemán de que era difícil “contrarrestar a Berlín”, ya no quería un enviado alemán. La intransigencia de Berlín ya había hecho que le rechinaran los dientes a los diplomáticos marroquíes y pronto iba a exasperarles un poco más: Alemania se ha negado a seguir la línea de Estados Unidos en lo referente al caso del Sáhara Occidental tras el anuncio que hizo el presidente estadounidense Donald Trump el 11 de diciembre de 2020 de que reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
Unos días después los alemanes reiteraban su determinación de “llegar a una solución justa, duradera y mutuamente aceptable bajo la mediación de la ONU” antes de solicitar, una semana después, una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir este caso. El comunicado (1) del representante alemán en la ONU Christoph Heusgen tras esa reunión urgente reafirma la importancia de la intervención de la ONU y se desmarca de la iniciativa estadounidense. Va incuso más lejos al achacar a Marruecos el fracaso del proceso para realizar un referéndum establecido por la ONU a principios de la década de 1990 al afirmar que “Marruecos trasladó a 10.000 colonos a la región que ocupaba”. Para Berlín la causa del estancamiento del proceso de referéndum es el traslado de marroquíes al Sáhara occidental con el fin de engordar el censo.
Aunque Alemania culpa a Marruecos de ser responsable del fracaso de la organización de un referéndum, sigue manteniendo una cooperación muy activa con Marruecos. No cesa de repetir que Marruecos es su mejor aliado en la zona y que es un país amigo con el que no deja de mostrarse generosa y solidaria. Prueba de ello es que el 2 de diciembre de 2020 (esto es, solo 20 días antes de que se publicara el comunicado antes mencionado) Berlín desbloqueaba una partida de 1.387 millones de euros de ayuda financiera (de los que 202,6 millones eran donaciones y el resto préstamos bonificados) para apoyar las reformas del sistema financiero marroquí y ayudar a la lucha contra el covid-19.
AMBIGÜEDAD ESTADOUNIDENSE Y RETICENCIA EUROPEA
Si a finales de 2020 ya había mucha tensión entre ambos países, ¿por qué esperaron las autoridades marroquíes más de dos meses antes de reaccionar? ¿Era efecto de la carta abierta que 27 senadores estadounidenses, encabezados por el republicano James Inhofe y el demócrata Patrick Leahy, habían dirigido el 17 de febrero al residente Joe Biden para animarle a revocar la decisión de Donald Trump de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental? “Le exhortamos respetuosamente a revocar esta poco afortunada decisión y a volver a incluir a Estados Unidos en la organización de un referéndum de autodeterminación para el pueblo del Sáhara Occidental”.
La respuesta ambigua del portavoz del Departamento de Estado Ned Price el 22 de febrero a una pregunta sobre el tema hace pensar en que es posible una distancia de la postura del equipo de Trump. Tras expresar el apoyo del gobierno Biden a la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel y su satisfacción por ello, Ned Price se apresuró a añadir que Estados Unidos “apoya el proceso de la ONU para encontrar una solución justa y duradera al conflicto”.
El intercambio muestra que aunque el gobierno Biden no ha revocado la decisión del gobierno Trump sobre el Sáhara Occidental, sin embargo no lo proclama a viva. Y que para Estados Unidos la ONU y su Misión para la Organización de un Referéndum en el Sáhara occidental (MINURSO) siguen siendo los actores fundamentales en el proceso de resolución del conflicto.
Un mes antes Marruecos calibraba ya los límites del efecto que tenía la iniciativa Trump. Ese 15 de enero esperaba capitalizarla y organizaba junto con el gobierno estadounidense, que ya se encontraba en sus últimos días, una conferencia virtual de apoyo al plan de autonomía. El éxito del evento dependía de la cantidad de países participantes y, sobre todo, de su importancia geoestratégica. Lo menos que se puede decir es que hubo mucho ruido y pocas nueces, puesto que Francia fue el único país occidental que participó y la participación africana también fue menor de lo esperado. Debido a su política económica ofensiva y su adhesión a la Unión Africana en 2017 Marruecos esperaba ganar países para su causa sahariana, sin embargo Sudáfrica, Nigeria, Etiopía e incluso Kenia estuvieron ausentes de esa conferencia.
La diplomacia alemana tiene un discurso mucho más matizado en lo que se refiere a la autonomía del Sáhara que otros países europeos que mantienen muy buenas relaciones con Marruecos. En una entrevista del 12 de enero de 2021 difundida por Youtube (2) el embajador alemán en Marruecos, Götz Schmidt-Bremme, explica que el conflicto del Sáhara “ha durado demasiado” y que se necesita una solución jurídica para que Berlín pueda animar y apoyar a las empresas alemanas a invertir en el Sáhara sin exponerse a que el Frente Polisartio presente denuncias ante la Corte de Justicia de la Unión Europea (CJUE). El diplomático tiene la precaución de explicar que el Frente Polisario debe “obtener algo” y que la solución deberían ser aceptada por ambas partes.
Si bien Berlín considera que el plan de autonomía propuesto por Rabat es una solución “realista y práctica”, el diplomático señala, no obstante, que no satisface plenamente a su país. Y puede que el en descontento de Rabat se haya concentrado en la conclusión de la entrevista. En ella el embajador califica en unos términos poco diplomáticos las deficiencias de la política de regionalización: “Aquí en Marruecos hay voces que afirman que con la regionalización avanzada tenemos el modelo para las las regiones del sur. No funciona”.
Este argumento indica la principal debilidad de la propuesta de autonomía. Marruecos no solo quiere que la comunidad internacional acepte el principio de autonomía como única solución al conflicto, sino que insiste en que su plan de autonomía se acepte sin discusión. Y ahí es donde duele porque aunque la diplomacia marroquí consiguiera que la comunidad internacional aceptara el principio de autonomía, le resultaría difícil aplicar sus instituciones autoritarias a las personas saharauis. ¿Aceptarían sin pestañear las múltiples violaciones de derechos humanos, un aparato de seguridad que solo rinde cuentas al rey y una justicia que solo se imparte en nombre del soberano y que no es en absoluto independiente del poder ejecutivo? Algunas personas hablan incluso de una “benalización” (3) del régimen.
UNA DIPLOMACIA » DE SEGURIDAD» EN APUROS
Un caso de derechos humanos, el caso Mohamed Hajib, ha contribuido a la reciente crisis. Tras ser detenido por las autoridades marroquíes, este militante islamista marroquí-alemán fue condenado en 2010 a siete años de cárcel por terrorismo. Una vez puesto en libertad en 2017 volvió a Alemania desde donde difunde por Youtube unos vídeos (4) en los que denuncia violaciones de derechos humanos en Marruecos. Su presencia en Alemania hace temer a las autoridades marroquíes un segundo caso Zakaria Moumni, llamado así por el nombre del excampeón de kick-boxing que presentó una denuncia por torturas en Francia contra Abdelatif Hammouchi, director de la Dirección General de Seguridad del Territorio (DGST). Este caso llevó a un juez de instrucción francés a citar a Hammouchi, lo que provocó un enfado inmenso a los dirigentes marroquíes y una crisis entre París y Rabat. Después de que la cooperación judicial entre ambos países estuviera paralizada durante un año, Francia acabó por acceder a firmar un acuerdo que cuestionaba la jurisdicción universal de los tribunales franceses respecto a Marruecos.
Los temores de Palacio son tanto más fundados cuanto que el caso de Mohamed Hajib podría ser más espinoso todavía. En efecto, alegando que los vídeos de Mohamed Hajib incitan al terrorismo, la justicia marroquí solicitó a Interpol, la organización policial intergubernamental, que emitiera una “notificación roja” para detener de Mohamed Hajib. Interpol rechazó solicitud basándose en el dictamen de 2012 del Comité contra la Tortura de la ONU según el cual eran creíbles las denuncias de tortura que había hecho Hajib cuando fue detenido por Marruecos.
Y lo que es más grave, Mohamed Hajib promete en sus vídeos la cárcel a los agentes de seguridad marroquíes y menciona el procesamiento de Abdelatif Hammouchi en Alemania. Estas palabras podrían parecer una fanfarronada, hasta que el 24 de febrero de 2021 la Alta Corte Regional de Coblence en Alemania condenó a un exmiembro de los servicios secretos sirios por complicidad en crímenes contra la humanidad. Esta condena pone de relieve la voluntad de los tribunales alemanes de aplicar la jurisdicción universal en el caso de crímenes contra la humanidad.
Marruecos también teme que el caso dañe la imagen de su diplomacia “de seguridad”. La prensa favorable al régimen no deja de destacar la perspicacia de los servicios de inteligencia, cuyas informaciones, una vez comunicadas a los países amigos, ha sido de gran utilidad. Por consiguiente, lo que está en juego es la propia credibilidad de los servicios de inteligencia marroquíes en la medida en que Rabat utiliza esta prensa para dar un carácter político a algunas investigaciones. El periodista Ignacio Cembrero reveló en su libro La España de Alá que los servicios de inteligencia marroquíes calificaban de terroristas a militantes de la causa saharaui.
Al dar la consigna a la administración marroquí de dar la espalda a Alemania y a sus instituciones presentes en Marruecos, Nasser Bourita adopta una actitud conforme a la diplomacia de Mohamed VI, un enfoque que dio sus frutos, sobre todo con Francia y España. Es posible que en el caso de Alemania Marruecos haya tropezado con un Estado que se niega a considerar lo que el régimen marroquí denomina una “asociación global”, que incluye la cooperación económica y de seguridad, y, por supuesto, el reconocimiento de que el Sáhara es marroquí.
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Notas:
(1) « Statement by Ambassador Christoph Heusgen in the Security Council VTC consultations on Western Sahara, December 21, 2020 », Misión permanente de la República Federal Alemana en la ONU.
(2) Véase la entrevista aquí.
(3) Del nombre del depuesto en 2011 expresidente tunecino Ben Ali (N. de la t,)
(4) Véase el canal de Khalid Mehdioui2.
Fuente: https://orientxxi.info/magazine/offensive-diplomatique-marocaine-contre-l-allemagne,4606
*Khadija Mohsen-Finan es politóloga, profesora en la Universidad Paris 1 e investigadora asociada al laboratorio Sirice (Identités, relations internationales et civilisations de l’Europe). Sus últimas publicaciones son Tunisie, L’apprentissage de la démocratie 2011-2021 (Nouveau Monde, 2021) y (con Pierre Vermeren) Dissidents du Maghreb (Belin, 2018). Es miembro de la redacción de Orient XXI.
*Aboubakr Jamai es un periodista marroquí, director del programa de relaciones internacionales en el Institut américain universitaire (IAU College) de Aix-en-Provence. Fundó y dirigió los semanarios marroquíes Le Journal Hebdomadaire y Assahifa Al Ousbouiya.
Artículo publicado en Rebelión.