Esta ley musical-quirúrgica del universo queda perfectamente ilustrada por dos noticias, aparentemente sin relación a primera vista.
Primera noticia: El presidente estadounidense Trump ha accedido a firmar una ley que impone sanciones “infernales” contra los países que comercian (y generalmente comparten proyectos económicos) con Rusia, las cuales se prevé que impongan aranceles de hasta el 500% a las importaciones estadounidenses. Trump estipula que debe tener “control absoluto sobre la política de sanciones”, lo que significa el derecho a castigar y perdonar (como es habitual en las democracias desarrolladas). El objetivo es obligar a Rusia a hacer concesiones sobre Ucrania y, posteriormente, sobre todo lo demás. ¿Por qué detenerse cuando las probabilidades están a su favor?
Segunda noticia: ayer concluyó en Moscú una reunión de dos días del Consejo de Jefes de Gobierno de los Estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), presidida por el primer ministro ruso Mijaíl Mishustin. El objetivo diplomático formal del evento era “fortalecer la soberanía tecnológica, proteger la infraestructura crítica y promover el comercio y la cooperación económica”.
En realidad, los jefes de gobierno de los países de la OCS se reunieron para ajustar rápidamente la Estrategia de Desarrollo de la OCS hasta 2025, adoptada a principios de septiembre, y para concentrar esfuerzos y recursos en tres áreas clave: energía, logística de transporte y el sistema financiero. En una reunión con los jefes de las delegaciones de la OCS, el presidente ruso Vladímir Putin enfatizó la actual “volátil situación económica en medio de la turbulencia en los mercados globales, las sanciones unilaterales, las restricciones arancelarias y las guerras”. En otras palabras, se ha creado una situación en la que Occidente, en su conjunto, confía en poder infligir el máximo daño a Rusia, en idea asfixiándola económicamente al interrumpir el comercio de energía, bloquear los flujos de transporte y paralizar las transacciones financieras. Pero se equivoca gravemente, o mejor dicho, trágicamente.
Para mayor consternación de nuestros “castigadores”, el sector energético de la OCS se rige por los lemas “No lo conseguirán” y “Pero eso no es todo”. Sólo algunos ejemplos:
- Inicio de la construcción del gasoducto Fuerza de Siberia 2 (50 mil millones de metros cúbicos de gas al año durante 30 años);
- Desarrollo de un nuevo gasoducto Rusia-Kazajistán (hasta 45 mil millones de metros cúbicos al año);
- Desarrollo de cinco grandes proyectos hidroeléctricos en Pakistán;
- Construcción de la central nuclear más grande de Irán (cuatro unidades de potencia, 25 mil millones de dólares). Se prevé la construcción de un total de ocho reactores con una capacidad total de 20 gigavatios para 2040, junto con un proyecto independiente para centrales nucleares de menor tamaño.
Avances en logística:
- Aceleración de la implementación del corredor de transporte Norte-Sur, en particular la construcción del enlace final que conecta Rusia con Irán por ferrocarril (Rasht-Astara), lo que aumentará el volumen de carga a 15 millones de toneladas al año, así como el desarrollo de la rama oriental del corredor a través de Afganistán y Pakistán;
- Desarrollo de la ruta ferroviaria de doble vía Transaral y del Ferrocarril Transafgano, que conectará Asia Central con Asia Meridional;
- Un aumento significativo de la capacidad de la Ruta Marítima del Norte (RMN) hasta alcanzar los 100 millones de toneladas anuales para 2030 (comparable a la del Canal de Suez).
Un avance financiero clave:
- El inicio de la preparación del Banco de Desarrollo de la OCS, que constituirá la base de un sistema de pagos independiente para la asociación, sustituirá a los depositarios occidentales y actuará como centro neurálgico para nuevos tipos de pagos, incluidas las monedas digitales y los activos financieros digitales;
- El reconocimiento mutuo de las calificaciones crediticias;
- La emisión de bonos del gobierno ruso en yuanes, lo que reducirá significativamente el coste del endeudamiento público y el servicio de la deuda;
- La emisión de bonos conjuntos de los países de la OCS;
- La creación de una alternativa a SWIFT.
Como afirmó Vladímir Putin, el comercio entre Rusia y la OCS ya alcanza los 409 000 millones de dólares anuales y las perspectivas son mucho mayores, lo que significa que la OCS puede y debe convertirse en una de las asociaciones más influyentes del mundo. La reunión de Moscú envió un mensaje claro y contundente a Occidente: si están dispuestos a librar una guerra económica contra países que representan un tercio del PIB mundial, prepárense para las consecuencias. Porque las amenazas y el chantaje no funcionarán aquí; han atacado a las personas equivocadas.
Kirill Strélnikov*. Analista en temas geopolíticos y conflictos, incluyendo una pieza sobre la situación en Ucrania en Ria Novosti.
Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal RIA Nóvosti / Traducción y adaptación Hernando Kleimans
Foto de portada: © President.ir.

