El 15 de octubre las y los polacos acudieron a las urnas para elegir a sus diputados y senadores, miembros del Sejm (cámara baja) y el Senat (cámara alta). Con una de las participaciones más altas en la historia de Polonia, el 74% del padrón eligió a sus representantes parlamentarios para los próximos cuatro años.
Polonia es una República Parlamentaria compuesta por un presidente, elegido cada cinco años por sufragio universal directo, con posibilidad de ser reelegido una única vez; un Parlamento con 460 diputados en el Sejm y 100 senadores en el Senat elegidos cada cuatro años; y el Poder Judicial que es independiente.
El presidente es el Jefe de Estado y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y es quien propone al Primer Ministro (PM) que luego debe ser aprobado por el Sejm. En este caso, el Senat no participa en la formación de gobierno.
El Primer Ministro elige a los miembros del gobierno, es decir, al Consejo de Ministros. El poder ejecutivo en manos del Consejo de Ministros es uno de los elementos centrales en el sistema político polaco liderado por el Primer Ministro, también llamado “Presidente de los Ministros”, quien controla los gobiernos autónomos regionales y posee el rol jerárquico sobre los funcionarios públicos del país.
El 15 de octubre la contienda estaba centrada en dos candidatos principales. Por un lado, la coalición gobernante Derecha Unida, encabezada por el partido Ley y Justicia (PiS) de Jarosław Kaczyński y el Primer Ministro Mateusz Morawiecki. Por otro lado, se encontraba el principal partido de oposición, la Coalición Cívica, encabezada por la Plataforma Cívica del ex Primer Ministro y ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
Los resultados de octubre arrojaron que el PiS de Morawiecki obtuvo 194 escaños en el Sejm, frente a los 157 de la Coalición Cívica de Tusk. No obstante, el partido de Tusk ya contaba con el compromiso de apoyo de otros partidos de oposición para lograr una sólida mayoría en el Parlamento.
El presidente Andrzej Duda, partidario del PiS, propuso en primer lugar a Morawiecki para que intentara negociar y formar gobierno. Sin embargo, tras varias largas semanas de negociaciones truncadas, el hasta entonces PM no logró encontrar el apoyo suficiente.
El 11 de diciembre Morawiecki fue rechazado oficialmente por el Parlamento y le otorgó el visto bueno a Donald Tusk como nuevo Primer Ministro.
Tras ocho años de gobierno del PiS, el 13 de diciembre, el presidente Duda nombró a Donald Tusk como el nuevo Jefe de Gobierno junto a sus miembros del nuevo Consejo de Ministros.
Donald Tusk asumió el poder, pero la coalición liderada por Jaroslaw Kaczyński continúa siendo la principal fuerza política en Varsovia. Tusk no es nuevo en la política polaca, ni tampoco en la política europea. El nuevo PM, ya había liderado el gobierno de Polonia entre 2007 y 2014, luego pasó a la presidencia del Consejo Europeo entre 2014 y 2019.
Considerado un europeísta, Donald Tusk, no parece apostar por el tipo de europeísmo que busca una autonomía estratégica europea que se diferencie de los poderes atlantistas, sino que se trata de un europeísmo que permanece subordinado al imperialismo estadounidense y otanista. En esa línea no dista mucho del tipo de política exterior que venía sosteniendo el PiS deseoso de ser una base de EEUU en Europa Oriental, ejemplo claro es el posicionamiento antiruso que convierte a ambos gobiernos en peones de la guerra entre la OTAN y Rusia en territorio europeo.
Por supuesto, que en comparación con el tipo de política exterior de Morawiecki quien ha confrontado con la Unión Europea, Donald Tusk es un acérrimo defensor de las instituciones y valores europeos. En este sentido, podría suponerse que Tusk será un peón más obediente a los designios otanistas.
De hecho, podríamos apostar a más, y considerar que el ex funcionario europeo, no sólo será un peón, sino que será soldado de la OTAN, por un lado, dentro de la Comunidad Europea de cara a las elecciones parlamentarias del año que viene rodeada de nuevos ascensos de ultraderechas que buscan un cambio de las instituciones, pero por otro lado, será un soldado más fiel, o más apegado a las proyecciones estratégicas de la OTAN en Europa Oriental como territorio de contención del proyecto euroasiático de Rusia, o del proyecto BRI de China.
Durante su discurso en la toma de posesión del Consejo de Ministros, Donald Tusk comenzó:
“Primero. La guerra en nuestras fronteras. No creo que tenga que convencer a nadie de lo importante que es la durabilidad de nuestras alianzas, de lo importante que es la posición fuerte de una Polonia respetada en el mundo y en Europa, una Polonia unida frente a esta amenaza. Cuán importante es reiterar como tal nuestro dogma nacional común de que Polonia es y será un eslabón clave, fuerte y soberano de la Alianza del Atlántico Norte, de que Polonia será un aliado leal, estable y confiado de los Estados Unidos, seguro de su fuerza e importancia, de que Polonia recuperará su posición de líder de la Unión Europea, de que Polonia construirá su fuerza, su posición como se merece, porque no hay exageración en esto, una posición de liderazgo en la Unión Europea a través de la cooperación y a través del respeto a la gran comunidad que es hoy Europa. Todos somos más fuertes por ello. Todos somos tanto más soberanos cuanto más fuerte es no sólo Polonia, sino también la comunidad europea. Y hago aquí un llamamiento a todos para que reconozcan esto también como uno de los fundamentos que deben unir a los polacos”.
Polonia es un país de gran peso geoestratégico tanto para la Unión Europea como para EEUU, y en especial para el proyecto de Global Britain de Gran Bretaña, por lo que, a pesar de que varios medios de comunicación digan que no se verán grandes cambios en lo que se refiere a la política exterior polaca, será necesario seguir de cerca los detalles del nuevo gobierno frente a los proyectos en la región.
En primer lugar, los detalles de las relaciones con Alemania, país con el que Polonia no sólo venía confrontando por su rivalidad histórica, sino que durante todo el gobierno del PiS también se gestó un nuevo enfrentamiento por el nuevo liderazgo de la región en el que ambos países se peleaban por cuál era más subordinado al atlantismo. Esto incluyó el festejo de un funcionario polaco tras el atentado contra los gasoductos germano-rusos, Nord Stream, que posicionó a Polonia como nuevo centro de distribución energético de Europa. El líder del PiS, Kaczynski, le gritó a Tusk, luego de la votación en el Parlamento, “»Sé una cosa: ¡Eres un agente alemán!”.
En segundo lugar, la reconfiguración de las relaciones entre Polonia y Ucrania que, durante el gobierno del PiS, al comienzo de la Operación Especial Militar Rusa en Ucrania, Polonia fue uno de los mayores impulsores en la búsqueda de ayuda y también como intermediario para hacer llegar los suministros, humanitarios pero en especial de guerra, al territorio ucraniano. No obstante, el gobierno del PiS no estuvo tan interesada en ayudar al pueblo ucraniano sino en perseguir las ambiciones propias en la proyección geopolítica polaca, por lo que se vieron diversos y fuertes roces entre Zelensky y Morawiecki en estos años, llegado incluso hasta el último bloqueo en las fronteras.
La predisposición polaca sobre la crisis ucraniana trajo por un tiempo una “tregua” con Bruselas en el momento en que Polonia ayudaba a Ucrania y apoyaba las sanciones contra Rusia, pero también volvió a tensionarse tras la decisión Comunitaria de levantar las prohibiciones sobre el grano ucraniano.
De acuerdo al mismo Tusk, “hoy vemos al Presidente Zelensky intentando convencer de nuevo al mundo de lo que realmente está en juego: que la guerra, que el ataque de Rusia a Ucrania, es un ataque contra todos nosotros. Vamos a exigir, y cuento aquí con la cooperación de todas las fuerzas políticas, en voz alta y con fuerza, la movilización total del mundo libre, del mundo occidental para ayudar a Ucrania en esta guerra. No hay alternativa a este pensamiento. Ya no puedo escuchar a veces a algunos políticos europeos, de otros países occidentales, que dicen algo así como que están cansados de la situación en Ucrania. Están cansados. Le dicen a la cara al presidente Zelenski que ya no tienen fuerzas, que están agotados. Quiero decir que es tarea de Polonia, tarea del nuevo gobierno, pero es tarea de todos nosotros exigir en voz alta y con firmeza que toda la comunidad occidental esté plenamente decidida a ayudar a Ucrania en esta guerra. Lo haré desde el primer día”.
En tercer lugar, las ambiciones detrás de la Iniciativa de los Tres Mares (3SI). La 3SI se trata de una plataforma transatlántica en la región de Europa central y del este, a través del cual todo el arco imperialista (más allá de las diferencias internas) tiene el interés de desarrollar su presencia.
Recordemos que los Tres Mares constituye una región geopolítica de alta conveniencia y utilidad para el eje EEUU/OTAN/Reino Unido frente a sus objetivos de contener el avance y desarrollo del proyecto euroasiático en toda Europa. El Reino Unido con su proyecto Global Britain realiza una fuerte apuesta a la 3SI posicionando a Polonia como líder de la plataforma, por lo menos hasta ahora. Este detalle deberá ser seguido y analizado con mayor profundidad en las relaciones entre Tusk y los líderes británicos, recordando que Tusk se encontraba presidiendo el Consejo Europeo cuando sucedió el Brexit.
En cuarto lugar, el posicionamiento de Polonia en la UE, es el punto principal de diferencia entre el saliente y el nuevo gobierno polaco. En este sentido, Tusk fue muy claro durante su discurso en la toma de posesión afirmando que Polonia volverá al lugar que le corresponde en Europa.
“… cualquiera que socavara la posición de Polonia en la Unión Europea, cualquiera que empezara a jugar a esta apuesta política y geopolítica, cualquiera que apostara por este juego absolutamente de pesadilla del aislamiento, de la soledad, (…) alguien de este lado gritó inmediatamente «alta traición». Pero saben, hay algo en eso. Quiero pedir a todo el mundo que deje de fingir que nuestros amigos y aliados del Pacto del Atlántico Norte, y de la Unión Europea, son una amenaza para Polonia. Esto es realmente un juego arriesgado, por no decir una locura”.
Continuó haciendo un llamamiento a “ayudar a este gobierno y a mí personalmente a reconstruir la posición de Polonia para que Polonia decida cómo debe ser la Unión Europea”.
La crisis de desplazados y migración ilegal es un tema central en la política polaca, por lo que el nuevo PM anunció en su discurso de asunción que Polonia asumirá la responsabilidad conjunta de la protección de las fronteras europeas y de la protección del territorio europeo.
“Polonia no estará sola. Polonia será líder y formará parte de la comunidad europea. Polonia cooperará muy intensamente con todos sus aliados. Y Polonia vigilará sus fronteras. Y nadie en Polonia intercambiará visados con nadie en el mundo”.
Aseguró que una de sus primeras medidas será reunirse con los PM de Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia, Suecia y Noruega para debatir sobre guerra y fronteras seguras. “En este sector nororiental, donde especialmente esta presión de la inmigración ilegal organizada por Putin y Lukashenko es tan aguda. Querremos desempeñar un papel extremadamente intenso como uno de los líderes en la defensa y protección moderna de la frontera polaca junto con nuestros amigos de las capitales que he mencionado”.
“Mi ambición es liderar -en nombre de Polonia- una política europea para proteger la frontera, las fronteras de todos los lados de Europa, para que esta amenaza de migración ilegal no sea tan aguda como lo es ahora”.
Los detalles en el ambicioso rumbo de Polonia sobre la región serán de gran importancia para la Comunidad Europea, y en especial para el desarrollo geoestratégico del atlantismo en Europa Oriental.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: foto extraída de la cuenta oficial de Donald Tusk, publicada tras el triunfo en el Sejm.