“No nos vamos, nos echan” dirán los marchistas una y otra vez a quien quiera oírlos. Si bien la prensa hegemónica hablará de migrantes, se trata de transmigrantes, de ilegales perpetuos, de desplazados.
Ninguno de los rincones del mundo está exento de ser escenario del drama humano de los desplazamientos forzados de personas. Las problemáticas asociadas a los desplazamientos de personas involucran una diversidad de dimensiones económicas, culturales e identitarias; sociales; políticas; y simbólicas. Supone desafíos para la investigación en ciencias sociales dado que se trata de fenómenos de gravedad civilizatoria.
Con el eufemismo de crisis humanitaria se designan las situaciones que los poderosos del mundo crearon y a partir de las cuales millones de personas son expulsadas al dolor más terrible; el no lugar, el no destino.
La guerra y la violencia siempre han precisado de un fundamento de legitimidad para poder volverse verdaderamente efectivas.
Fumigaron a cientos de marchistas, como en esas escenas que recrea el cine de la “desinfección” que los nazis hacían sobre los prisioneros. Más tarde saldrá un comunicado exculpándose.
Marchan juntos, nadie puede demorarse, no puede nadie quedarse atrás a riesgo de ser sometidos por coyotes, polleros o mafias que tienen en los desplazados sus blancos fáciles.
Llegan a pueblos donde hay sectores que los desprecian.
Llegan a Tijuana y los sectores medios de la ciudad se espantan e improvisan distintas maneras de manifestar su odio.
Del otro lado del muro un ejército habilitado a disparar a muerte se apresta a impedirles el paso.
La misma existencia de una marcha de miles de desplazados en nuestro mundo contemporáneo, da cuenta de las posibilidades inhumanas de la civilización, da cuenta hasta donde podemos acostumbrarnos y los aparentes infinitos límites de la desaparición de principios y valores compartidos para pensarnos como civilización.
En este texto de Fernando Esteche se realiza un análisis en profundidad de la problemática de los desplazados abordando los casos de Centroamérica. Un texto que traspasa fronteras y se instala como una temática predominante a nivel mundial que abarca infinidad de casos, países y continentes. Como dice el autor, «la misma existencia de una marcha de miles de desplazados en nuestro mundo contemporáneo, da cuenta de las posibilidades inhumanas de la civilización, da cuenta hasta donde podemos acostumbrarnos y los aparentes infinitos límites de la desaparición de principios y valores compartidos para pensarnos como civilización»
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