Análisis del equipo de PIA Global Asia Occidental Eurasia

Negociaciones a contrarreloj en Riad

Escrito Por Tadeo Casteglione

Por Tadeo Casteglione* Bajo los lujosos candelabros de un salón en Riad, la diplomacia se convirtió en un pulso de resistencia.

Durante más de 12 horas ininterrumpidas, enviados especiales de Estados Unidos y Rusia intercambiaron posturas en una negociación tensa y minuciosa, donde cada palabra pesaba como una jugada estratégica. El trasfondo no es nada menor, el conflicto en Ucrania y el frágil equilibrio de unas relaciones bilaterales marcadas por la desconfianza y los intereses enfrentados.

El ambiente en la sala de negociaciones era denso y cargado de una tensión palpable. Los delegados de ambos países se enfrentaban no solo a la necesidad de encontrar puntos de encuentro, sino también a la ardua tarea de reestablecer un diálogo mínimamente constructivo en medio de un contexto geopolítico extraordinariamente complejo.

Las continuas llamadas a Moscú por parte de los delegados rusos evidenciaban la necesidad de consultar y recibir instrucciones precisas en cada punto de la negociación, lo que ralentizaba el proceso y aumentaba la sensación de distanciamiento.

Las pausas prolongadas entre sesiones no eran simples intervalos para el descanso, sino momentos estratégicos de evaluación y reconsideración de posiciones. Cada minuto de silencio estaba cargado de significado, reflejando los profundos desacuerdos y la dificultad para encontrar un terreno común.

Los enviados especiales no solo representaban a sus respectivos gobiernos, sino que eran portadores de una narrativa geopolítica que va más allá de las fronteras de Ucrania.

Negociaciones previas con ucrania

Un elemento crucial que añade aún más complejidad al panorama diplomático fue la reunión previa entre la delegación estadounidense y la delegación ucraniana. Antes de recibir a los representantes rusos, Estados Unidos sostuvo conversaciones estratégicas con Ucrania para alinear posiciones y desarrollar una estrategia conjunta contra Rusia.

En estas conversaciones, los delegados de Volodímir Zelensky realizaron una oferta por los minerales raros y entregaron un pedido de disculpas oficiales de Zelensky a Trump, el acceso a los minerales raros ucranianos a cambio de apoyo y ayuda continua hace que el nivel de negociación pase a dimensiones económicas y estratégicas más profundas.

Según fuentes de las delegaciones ucranianas y estadounidenses, estas conversaciones preparatorias fueron fundamentales para establecer una posición unificada antes del encuentro con la delegación rusa.

Zelensky manifestó públicamente su disposición a «apoyar toda iniciativa sólida que pueda hacer que la diplomacia sea más eficaz», lo que implica una estrategia de presión múltiple contra Rusia mediante sanciones, apoyo internacional y coordinación diplomática.

Foto: Alexander Nemenov / AFP
Ambiente de desconfianza.

Las negociaciones dejaban en evidencia un elemento fundamental a tener en cuenta: la percepción de que las palabras de Estados Unidos parecen diluirse en el aire, sin verdadero compromiso real.

La diplomacia estadounidense ha demostrado repetidamente una tendencia a establecer acuerdos que finalmente no respeta, convirtiendo la tinta de los documentos oficiales en meras declaraciones sin sustancia. Este patrón de comportamiento ha erosionado sistemáticamente la confianza internacional y ha contribuido a aumentar la desconfianza entre las naciones.

Un elemento particularmente revelador de la dinámica actual lo constituye el incumplimiento sistemático de los acuerdos relacionados con el cese al fuego contra la infraestructura energética.

Ucrania, con el respaldo armamentístico y de inteligencia de Estados Unidos, ha continuado realizando ataques contra posiciones estratégicas energéticas rusas, violando de manera flagrante los compromisos previamente adquiridos. Estos ataques no son simples acciones militares aisladas, sino parte de una estrategia calculada para mantener la presión sobre Rusia.

Las sanciones internacionales contra Rusia continúan siendo un instrumento de presión geopolítica, mientras que las entregas de armas no cesan, alimentando un conflicto que parece no tener fin.

La guerra de occidente en Ucrania contra Rusia se ha convertido en un escenario donde las potencias occidentales, lideradas por Estados Unidos, buscan desgastar y debilitar a Rusia mediante un conflicto prolongado.

Un episodio que ilustra la complejidad y potencial irracionalidad de la situación actual lo representa la declaración de Donald Trump sobre la central nuclear de Energodar en Zaporozhie.

Su propuesta de que esta instalación de origen ruso, actualmente bajo control ruso, pase a estar administrada por Estados Unidos representa un nivel de provocación diplomática difícil de comprender. Esta sugerencia no solo es geopolíticamente inviable, sino que muestra el nivel de desconexión y belicosidad que algunos sectores políticos estadounidenses mantienen.

La cuestión del mar negro.

Un elemento central de las negociaciones en Riad fue la cuestión estratégica del Mar Negro, un espacio geopolítico de importancia crucial para todas las partes involucradas.

Las discusiones se enfocaron específicamente en la seguridad de la navegación marítima y, de manera fundamental, en la posible renovación del acuerdo de exportación de granos, conocido como la Iniciativa del Mar Negro.

Este acuerdo, firmado originalmente en 2022 para aliviar la crisis alimentaria global derivada del conflicto en Ucrania, se había convertido en un punto de tensión diplomática de primer orden.

Rusia había denunciado persistentemente que el acuerdo anterior solo beneficiaba a los países occidentales, sin cumplir realmente con su objetivo de asistir a las naciones más necesitadas.

A partir de julio de 2023, el gobierno ruso se había opuesto a la renovación del acuerdo, argumentando incumplimientos por parte de Ucrania y una evidente falta de equidad en los términos originales.

Según Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, el acuerdo en su forma precedente no había cumplido con sus objetivos fundamentales, lo que convertía estas negociaciones en un momento crítico para redefinir los términos de manera que satisficieran los intereses de todas las partes involucradas.

Algunos puntos en claro

Un comunicado oficial del Kremlin reveló detalles cruciales de los acuerdos alcanzados en Riad. Las partes llegaron a un consenso significativo que incluye garantizar la seguridad de la navegación en el Mar Negro, comprometiéndose a no utilizar la fuerza y prevenir el uso de buques comerciales con fines militares mediante inspecciones exhaustivas.

Como parte del acuerdo, Estados Unidos se comprometió a ayudar a Rusia a reestablecer su acceso al mercado mundial de exportaciones agrícolas y fertilizantes, reducir los costos de seguros marítimos y mejorar el acceso a puertos y sistemas de pago.

Estos compromisos entrarán en vigor tras el levantamiento de restricciones de sanciones al Rosseljozbank y otras instituciones financieras involucradas en el comercio internacional de alimentos y fertilizantes, incluyendo su reconexión a SWIFT y la apertura de cuentas de corresponsalía.

Adicionalmente, ambas naciones acordaron desarrollar medidas para prohibir ataques a instalaciones energéticas de Rusia y Ucrania durante un período inicial de 30 días a partir del 18 de marzo de 2025, con la posibilidad de prórroga o retirada en caso de incumplimiento.

El comunicado destaca la disposición de ambas partes para aceptar la ayuda de terceros países en la implementación de estos acuerdos y, significativamente, reafirmaron su voluntad de trabajar en pos de una paz duradera.

Negociaciones sin resoluciones.

El análisis de estas negociaciones permite concluir que mientras Rusia mantiene una postura que busca genuinamente una resolución diplomática, Estados Unidos parece más interesado en prolongar el conflicto para mantener sus propios intereses geopolíticos. La estrategia estadounidense no parece estar orientada a la paz, sino a forzar a Rusia a aceptar términos que le resulten completamente desfavorables.

Las negociaciones en Riad no fueron simplemente un encuentro diplomático más. Representaron un momento decisivo en la redefinición de las relaciones internacionales, donde cada palabra, cada pausa y cada propuesta contenían el potencial de modificar el equilibrio geopolítico mundial.

La complejidad de estas conversaciones refleja no solo los desafíos inmediatos del conflicto ucraniano, sino también las profundas transformaciones que está experimentando el orden internacional contemporáneo.

La diplomacia internacional se encuentra en un punto de inflexión, donde la capacidad de diálogo, el respeto mutuo y la búsqueda genuina de soluciones pacíficas parecen estar siendo reemplazados por una lógica de confrontación y imposición.

Estas negociaciones en Riad son un símbolo de esta nueva realidad, donde las grandes potencias continúan midiendo sus fuerzas en escenarios cada vez más complejos y peligrosos.

*Tadeo Casteglione, Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.

Foto de la portada: Sergei Yelagin / Business Online / TASS

Acerca del autor

Tadeo Casteglione

Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales.

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