Por Elias Camhaji*
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador planea pronunciarse esta semana ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en contra del acaparamiento de vacunas por parte de los países desarrollados y para exhortar a que el acceso de las vacunas sea más equitativo en la comunidad internacional. El anuncio del Ejecutivo mexicano coincide con el fin de la sequía de envíos de la farmacéutica Pfizer al país. Después de casi un mes sin vacunas de la compañía estadounidense, México ha recibido casi medio millón de dosis este martes. Las inmunizaciones contenidas en este embarque serán utilizadas principalmente para proteger a unos 600.000 trabajadores sanitarios, que esperan la segunda inyección del antígeno y con este concluir con su proceso de inmunización.
Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores, ha dicho la mañana de este martes que el país ya acordado la compra de 234 millones de dosis de cinco vacunas diferentes. Se trata de 77,4 millones de dosis de AstraZeneca, 35 millones de CanSino, 34,4 millones de Pfizer, 10 millones de Sinovac y 24 millones de la Sputnik V. A eso se suma un contrato de dos millones de dosis adicionales de AstraZeneca producidas en India, que hizo posible el envío del fin de semana, y 51,5 millones de dosis adquiridas a través del mecanismo Covax, una iniciativa multilateral para que los países con más recursos financien el desarrollo de vacunas y subvencionen la compra de países que no están en posibilidades de hacer tratos directos con las farmacéuticas.
“Llevamos alrededor de seis meses preparándonos para obtener las vacunas, ayer nos reunimos por la tarde noche para ver cómo se consiguen más”, ha dicho López Obrador. México ha optado por un despliegue diplomático para ganar acceso a las dosis que necesita para inmunizar a 126 millones de habitantes y diversificar su portafolio ante los imprevistos que tengan las farmacéuticas, aunque tardó darle la vuelta al desabasto que se vivió entre mediados de enero y febrero por los problemas de oferta mundial. El país ha establecido contacto con una veintena de laboratorios y no se descarta que lleguen otras vacunas. La alemana Curevac y la estadounidense Novavax realizan ensayos clínicos en el país. Hay también “mucho interés”, en palabras de las autoridades, en la vacuna de Janssen, que necesita solo una aplicación.
La diplomacia mexicana juega a dos bandas. México fue uno de los primeros países en conseguir dosis, pero reconoce que no está dentro del grupo de potencias capaz de desarrollar su propia vacuna con la urgencia que exige la pandemia. En abril, la Cancillería presentó una resolución ante la Asamblea de Naciones Unidas para que el acceso a medicamentos, vacunas, equipo y materiales médicos contra la covid-19 sea equitativo. Tuvo apoyo de 164 países, aunque hubo excepciones notables, como Estados Unidos.
“Ha sido muy complejo enfrentar esta sequía de vacunas”, dijo Martha Delgado, subsecretaria de Asuntos Multilaterales, en una entrevista con EL PAÍS el viernes. La funcionaria achacó la escasez a los problemas de producción de los laboratorios y ya hablaba entonces de un “fenómeno de acaparamiento” de los países más ricos. “Los países que las producen tienen tasas de vacunación muy altas y América Latina y el Caribe mucho menores”, ha dicho Ebrard sobre estas inequidades, “no es justo”. En junio, México rompió con 10 años de ausencia y regresó como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano que incluye a las principales potencias mundiales y a donde llevará su reclamo.
Apenas la semana pasada, la Organización Mundial de la Salud informó de que más de tres cuartas partes de las vacunas del mundo se han aplicado en 10 países, que concentran más del 60% del PIB mundial. “Ante la pandemia, la victoria o derrota será de todos”, afirmó el organismo.
La llegada de 491.400 de Pfizer/BioNTech se ha retrasado por las tormentas invernales en Estados Unidos. Después de salir de la planta del laboratorio en Bélgica y hacer escala en Cincinnati, un primer lote aterrizó pasadas las nueve de la mañana en el aeropuerto de Monterrey, la segunda ciudad más poblada del país, y llegó otro embarque a la capital pasada la una de la tarde. El país tuvo su primer día de vacunación masiva el lunes, al empezar la aplicación de 870.000 dosis de AstraZeneca que llegaron el domingo, y espera que se regularicen las entregas de Pfizer para continuar con envíos semanales.
Con esta entrega, México suma más de dos millones de dosis recibidas de estas dos vacunas. Para marzo, Pfizer prometió que llegarán casi 5,2 millones de dosis. Se espera también que en los próximos días comience la distribución de la vacuna de CanSino, de una sola aplicación, que llegó a granel la semana pasada y está siendo envasada para repartirse.
*Periodista de El Pais Mexico.
Éste artículo fue publicado por El Pais.
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