El 27 de septiembre el mundo fue testigo del discurso[1] del criminal de guerra y primer ministro de «Israel», Naftali Bennett, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. El mismo estuvo lleno de mentiras y constituyó una demostración inequívoca de miedo respecto al futuro de la ocupación colonial sionista de Palestina.
Por primera vez y de forma calculada, un primer ministro de la ocupación no mencionó la cuestión palestina. Para Bennett, se trata de una cuestión interna de Israel y no es asunto del mundo. El primier declaró a The Jerusalem Post[2] que «hacernos hermanos siameses con los palestinos es un error y no ayuda. Las relaciones con otros países no serán definidas por ellos».
El discurso de Bennett fue una demostración del fracaso del proyecto colonial del Estado judío en Palestina. Este pretendía conquistar la totalidad del territorio y avanzar hacia la conquista de todo Oriente Medio con el lema «Del Nilo al Éufrates», los dos ríos que están representados por las líneas azules de la bandera israelí.
No está de más recordar que en 1947, en el proceso de discusión del Plan de Partición de Palestina en las Naciones Unidas (ONU), el rabino E. L. Fischmann, representante oficial de la Agencia Judía para Palestina. Fischmann pronunció repetidos discursos y presionó en favor de las pretensiones de su jefe Theodor Herzl, defendiendo que la «Tierra Prometida», uno de los mitos fundamentales utilizados por los sionistas, se extendería desde el río Nilo, en Egipto, hasta el Éufrates, pretensión que incluiría, además de Palestina, Siria, Líbano e Irak[3].
Como siempre, lo que vimos fue a otro dirigente israelí posando de víctima en la tribuna de la ONU. Es bien conocido el exacto carácter colonialista de la ocupación sionista, que sigue expandiéndose mientras comete crímenes con el objetivo de impedir el surgimiento de un Estado palestino, como determinan las resoluciones de la ONU y el Derecho Internacional.
En estos tiempos, es coherente decir que la pandemia de la Nakba (tragedia) no terminó en 1948 con la fundación de «Israel», y mucho menos con la masacre perpetrada por las fuerzas israelíes durante la agresión terrorista de la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, que ocupó la Franja de Gaza, vastos territorios del Sinaí en Egipto y los Altos del Golán pertenecientes a Siria. El esfuerzo continúa hoy, con los sionistas usurpadores que se apresuran a llevar a cabo el proceso de desarraigo y destrucción total de Palestina.
Bennett aprovechó el tiempo de su intervención para «llorar a mares», afirmando que su entidad está «literalmente rodeada» por los grupos de resistencia palestinos (Hamás, la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina), el Hezbolá libanés y otros grupos y países. El representante israelí señaló con el dedo sucio a Irán, afirmando que «desde Líbano hasta Siria, pasando por Gaza, Irak y Yemen, todos quieren destruir «mi país» y todos cuentan con el apoyo del régimen de Teherán.»
La mayor parte de su tiempo lo dedicó a atacar y despotricar contra Irán y el programa nuclear persa, que según él pretende desarrollar armas nucleares. Bennett llegó a decir que «Israel no tiene ese privilegio. No nos cansaremos de ello. No permitiremos que Irán adquiera un arma nuclear», aunque sigue negando que Israel posea más de 200 ojivas nucleares[4], una realidad revelada por el periódico británico The Sunday Times, basada en la información revelada por el científico nuclear israelí Mordechai Vanunu.
El premier hizo una confesión de debilidad, destacando un aspecto que fue la referencia a los drones iraníes, al decir que «el régimen de Teherán» ha creado una flota de miles de drones que «pueden atacarnos en cualquier momento y en cualquier lugar». Además, según él, «uno de ellos, un Shahed-136, ya ha atacado mortalmente un barco. Irán y sus apoderados en Yemen, Siria, Irak, Líbano están armados con ellos y nos desafían todo el tiempo».
Sin embargo, lo que agobia a la ocupación israelí no se limita a los fracasos militares de Israel en Gaza en mayo de este año y a la determinación de los palestinos de Cisjordania de resistir la agresión. Bennett expresó el temor de los sionistas a la aparición del polo geoestratégico denominado «eje de resistencia», que incluye a Irán, Irak, Siria, Líbano y la Palestina ocupada, con sus fuerzas de resistencia.
El primer ministro no lo mencionó, pero el conflicto de mayo afectó gravemente a la economía israelí, causando pérdidas de más de 2.000 millones de dólares por el cierre de puertos y aeropuertos, el 30% de las fábricas y la exploración de gas en las plataformas del yacimiento de Tamar, la caída sin precedentes de la bolsa, así como la devaluación de la moneda israelí, el shekel, que cayó un 14% frente al dólar, aumentando la recesión de la economía ya golpeada por el covid-19[5].
A pesar de que Bennett exaltó la amistad y el apoyo de Estados Unidos, los sucesos de mayo despertaron muchas voces en el Congreso estadounidense. Algunos parlamentarios criticaron el apoyo de Washington a Israel, como el senador Bernie Sanders, que publicó un artículo en The New York Times en el que afirmaba que Estados Unidos no podía seguir desempeñando «el papel de abogado defensor del gobierno de extrema derecha y racista de Israel»[6].
Por otra parte, entre la población israelí existe la sensación de que no ha habido victoria de la entidad sionista sobre el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y las demás fuerzas de la resistencia palestina. Esto ha desmoralizado y frenado los llamados acuerdos de normalización entre el régimen sionista y algunos estados árabes, lo que ha enfriado el entusiasmo y desalentado otros procesos en marcha.
La conexión de Irak, Irán, Siria y Líbano, cuatro países geográficamente conectados y estratégicamente aliados, que están creando un corredor desde el Mediterráneo hasta Asia Central por tierra y mar con enormes implicaciones geoestratégicas y económicas, es saludable. Y el eje de la resistencia puede extenderse más allá de Oriente Medio. Cabe destacar la unión de las fuerzas de resistencia con las fuerzas que, en el Magreb árabe, han constituido un frente de rechazo a la normalización con el enemigo israelí.
Es necesario que todas las fuerzas que defienden la justicia y el respeto al derecho internacional exijan a los países independientes, especialmente a las Naciones Unidas, que ayuden a detener la ocupación colonial israelí y garanticen el retorno de los refugiados y desplazados palestinos para que puedan vivir con dignidad en su tierra ancestral con la sagrada Jerusalén como capital.
[1] Full text of Bennett’s UN speech: Iran’s nuclear program at a ‘watershed moment’. Disponível em: https://www.timesofisrael.com/full-text-of-bennetts-un-speech-irans-nuclear-program-at-a-watershed-moment/. Acesso em: 03 out. 2021.
[2] Disponível em: https://www.jpost.com/israel-news/bennett-to-tell-un-enough-talk-on-iran-time-to-act-680354. Acesso em: 3 out. 2021.[3] TENÓRIO, Sayid Marcos. Palestina: do mito da terra prometido à terra da resistência. 1. ed. São Paulo: Anita Garibaldi, IBRASPAL, 2019, p. 113.
[4] Israel pode ter até 200 ogivas nucleares. Disponível em: https://www.bbc.com/portuguese/noticias/story/2004/04/printable/040421_israelarsenal. Acesso em: 03 out. 2021.
[5] La economía israelí duramente golpeada por los misiles de la resistência. Disponível em: https://spanish.almanar.com.lb/524119. Acesso em: 30 set. 2021. [6] Bernie Sanders: The US must stop being apologists for the Netanyahu government. Disponível em: https://www.nytimes.com/2021/05/14/opinion/bernie-sanders-israel-palestine-gaza.html. Acesso em: 03 out. 2021.*Sayid Marcos Tenório es historiador, especialista en Relaciones Internacionales y colaborador de PIA Global. Es vicepresidente del Instituto Brasil-Palestina (Ibraspal) y autor del libro Palestina: del mito de la tierra prometida a la tierra de la resistencia (Anita Garibaldi/Ibraspal, 2019. 412 p). Correo electrónico: sayid.tenorio@uol.com.br – Twitter: @HajjSayid
