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Más aranceles, gasto militar y compra de energía: claves de la rendición de la UE ante Trump

Por Irene Castro y Andrés Gil* –
Ursula von der Leyen firma un acuerdo en Escocia que supone por primera vez el encarecimiento del comercio y que parecía inasumible hace tan solo unas semanas. Trump eleva al 15% los aranceles y logra un compromiso de la UE de invertir 750.000 millones en energía de EEUU en los próximos tres años, además de gastar sustancialmente más en la industria armamentística.

A falta de conocer la letra pequeña del acuerdo comercial suscrito por Donald Trump y Ursula von der Leyen, el pacto revela la rendición de la Unión Europea a los desmanes del inquilino de la Casa Blanca, tanto en el fondo como en la forma. La presidenta de la Comisión Europea accedió a desplazarse al campo de golf en Escocia donde el magnate pasaba unos días de ocio privado para cerrar el acuerdo. Los detalles se habían perfilado en los últimos días y el viaje se produjo cuando se entraba en el tiempo de descuento para el límite del 1 de agosto que había puesto Trump para evitar su última amenaza: un arancel genérico del 30% que en Bruselas habían calificado de “prohibitivo”. Para entonces, países como Alemania, habían dejado claro que estaban dispuestos a prácticamente todo para llegar a un acuerdo.

Y al final Trump se ha salido con la suya. Por primera vez en décadas logra sellar entendimientos comerciales que, en la práctica, suponen un encarecimiento de las transacciones. Ahora bien, sólo en una dirección. La UE, además, se compromete a aumentar sustancialmente sus importaciones a ese país, cuya queja es la existencia de un déficit comercial muy inferior a las promesas que ha lanzado Von der Leyen. La UE se conforma con lo menos malo.

Aranceles del 15% a las exportaciones de la UE

El gran titular del acuerdo es que las exportaciones de la UE a EEUU tendrán un gravamen del 15% con carácter general. Es un gran triunfo para Trump, que logra que la UE acepte esa cifra que inicialmente era inasumible y que ya viene aplicando, en realidad, desde hace un par de meses. Y en la UE habían dicho que se trataba de tasas injustas, desproporcionadas e ilegales. Sin embargo, ahora las asume. De hecho, antes de comenzar la reunión en los márgenes del campo de golf, Von der Leyen ha reconocido que había un desequilibrio en las relaciones comerciales que perjudicaba a EEUU.

Sin embargo, en la UE habían cifrado esa cantidad en 236.000 millones de euros que se quedan en 50.000 millones si se contabilizan los servicios –de unas transacciones totales de 1,5 billones de euros aproximadamente– y se comprometían a ajustarla incrementando algunas importaciones mientras que abogaban por la introducción de los aranceles ‘cero por cero’ para vehículos y productos no industriales.

“Han acordado abrir sus países al comercio con aranceles cero. Eso es un factor muy importante. Al abrir sus países, todos ellos estarán abiertos al comercio con Estados Unidos con aranceles cero”, ha presumido Trump sobre los 27 miembros de la UE.

¿Salvar las industrias europeas?

En declaraciones a los periodistas tras la reunión, Von der Leyen se ha referido “aranceles cero para una serie de productos estratégicos”, entre los que ha citado los aviones y sus componentes (especialmente importante para empresas como Airbus o Boeing), “determinados productos químicos, determinados medicamentos genéricos, equipos semiconductores, determinados productos agrícolas, recursos naturales y materias primas esenciales”.

Y ha puesto en valor que el “tipo arancelario único del 15%” por parte de EEUU se aplicará a la mayoría de los sectores, “incluidos los automóviles, los semiconductores y los productos farmacéuticos”. La justificación en buena medida es que eso da certidumbre a las empresas en momentos “turbulentos”.

¿Y por qué lo vende como una victoria si supone un aumento exponencial sobre lo que había antes de Trump? Porque Von der Leyen hace la ‘trampa’ de comparar esa cifra con lo que se venía aplicando desde que el presidente de EEUU desató la guerra comercial y que en el caso de los vehículos era un 25% extra al anterior 2,5%. Por lo tanto, lo considera una bajada.

“No hay que subestimar el 15%, pero es lo máximo que pudimos conseguir”, ha admitido. Y lo mismo ocurre con la amenaza que sobrevolaba con los semiconductores y el sector farmacéutico, claves para estados como Países Bajos o Irlanda.

Reducción de aranceles que paga EEUU

Además de que la UE asume más aranceles por parte de EEUU, se compromete a reducir algunos de los que el bloque comunitario impone, como por ejemplo la tasa del 2,5% a los vehículos procedentes de ese país. Así, las importaciones tendrán un gravamen del 0% mientras que las exportaciones lo tendrán del 15%.

La UE eliminará también aranceles que actualmente impone a algunos productos agrícolas, como los frutos secos, que dejarán de estar gravados; la langosta u otros pescados, además de quesos y algunos productos lácteos. También se incluirá la comida para mascotas. El listado definitivo se publicará junto a la declaración conjunta del acuerdo entre los dos bloques, según fuentes comunitarias, que cifran en 70.000 millones los productos que pasarán a tener aranceles cero.

La UE se arrodilla tras la cumbre de la OTAN

Hace justo un mes quedó claro en la cumbre de La Haya que los miembros de la OTAN sucumbían a la presión de Trump –que llegó a la Casa Blanca amenazando con dinamitar la alianza– al aceptar un nuevo objetivo del gasto militar del 5% del PIB. Muchos países europeos, entre ellos Alemania, reconocieron que era un umbral incompatible con las finanzas públicas, pero lo acataron, a excepción de Pedro Sánchez, que dijo que España cumpliría con sus compromisos con la OTAN sin llegar a esa cifra.

Ahora Trump consigue que la UE se comprometa a que parte de ese gasto vaya a parar a la industria armamentística de EEUU. “Han acordado comprar una gran cantidad de equipo militar. No sabemos cuál es esa cifra, pero la buena noticia es que fabricamos el mejor equipo militar del mundo”, ha reconocido el presidente estadounidense, que lo ha vinculado con la OTAN y, de hecho, ha admitido que no hay muchas diferencias entre la UE y lo que representa la alianza en su conjunto.

La amenaza como nuevo manual diplomático en el mundo

El acuerdo con Trump llega después de que publicara en sus redes sociales hace 20 días una carta a Ursula von der Leyen informándole de que aplicaba un arancel del 30% a los productos europeos. Una decisión que vino a raíz de aquel célebre día de la Independencia de EEUU, el 2 de abril, en al que adelantaba aranceles a todo el mundo.

El presidente de EEUU ha jugado a las amenazas con sus socios europeos, y ha salido victorioso. Trump ha implantado un nuevo patrón diplomático, que pasa por amenazar con el comercio para, a partir de ahí, lograr un buen acuerdo para sus intereses. Y lo está consiguiendo.

Durante unos meses circulaba en Washington la expresión “Trump Always Chicken Out”, TACO, Trump siempre se raja. Pero, al final, los que están acabando rajándose son el resto de países del mundo.

Salvo Canadá, Brasil y China, el resto están entrando al juego de la amenaza, al marco propuesto por Trump y a sus condiciones.

La época del diálogo, la multilateralidad y las alianzas entre EEUU y la UE, bloques con formas similares de concebir el mundo, ha dado paso a las amenazas y las coacciones.

Unas compras de energía por casi la mitad del consumo

La otra gran victoria de Trump es que la UE se compromete a aumentar sustancialmente las importaciones de energía de EEUU. Así, el presidente ha hablado de 750.000 millones de dólares (unos 680.000 millones de euros) que Von der Leyen ha precisado que se materializarán en tres años, es decir, 250.000 millones cada ejercicio (unos 225.000 millones de euros).

Esa cifra es elevadísima teniendo en cuenta que las importaciones de energía de la UE a terceros países ascendieron a 427.000 millones de euros en 2024, según los datos de la Comisión Europea. Reemplazaremos el gas y el petróleo rusos por compras significativas de gas GNL, petróleo y energía nuclear estadounidenses“, ha confirmado Von der Leyen.

¿Y la autonomía energética?

Una de las supuestas lecciones aprendidas de la invasión de Ucrania por parte de Vladímir Putin fue la excesiva dependencia energética de Rusia. El Nord Stream, el gas barato para la industria alemana, los cargos para ex dirigentes europeos en Gazprom, como el ex canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, y toda una serie de obligaciones con Rusia a cambio de un crecimiento sostenido en una energía barata saltaron por los aires después de febrero de 2022.

La pandemia de la COVID, unida a la guerra de Ucrania, hicieron a la Unión Europea consciente de sus dependencias y debilidades con respecto al exterior. Y se decidió cortar con la energía rusa e invertir en autonomía energética por la vía de las renovables.

Todo eso ahora, con el acuerdo con EEUU, se pone en cuestión, en tanto que el compromiso es traer desde otro continente una tercera parte del consumo anual europeo: es decir, una tercera parte de la energía que consuman los europeos va a depender de un país en otro continente, con lo que eso supone de pérdida de autonomía, recursos propios y apuesta por un itinerario de transición energética europeo.

Y, además, el acuerdo es con un país, EEUU, cuyo presidente, Donald Trump, tiene como brújula energética el “drill, baby drill”, que es puro extractivismo y las nucleares, al tiempo que está abriendo minas de carbón, que en Europa son sinónimo de energías contaminantes, contrarias al medio ambiente, caras y poco sostenibles.

Firma Von der Leyen, pero los 27 están detrás

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha sellado el acuerdo este domingo por la tarde en el campo de golf escocés de Donald Trump. Se ha desplazado hasta allí desde Bruselas para oficializar un acuerdo que sortea una guerra comercial, pero que también evidencia una posición dominante de Trump sobre la Unión Europea.

Trump ha ido a la guerra, ha impuesto aranceles unilaterales, queriendo usar los gravámenes para acabar desequilibrios en las balanzas comerciales que tienen más que ver con la competitividad de las empresas y los productos que con las barreras a la circulación de mercancías.

Y la UE no ha respondido con la misma moneda: ha preferido un acuerdo, aunque fuera malo, que una guerra comercial. Y eso no es una decisión única de la Comisión Europea, en quien recaen las competencias del comercio internacional en la UE, sino que es algo que cuenta con el visto bueno de los 27, que han ido siendo informados y consultados de forma constante por el Ejecutivo comunitario.

Y lo que han decidido los 27 es que no querían una guerra, que preferían un mal acuerdo a un no acuerdo. Y eso es lo que han conseguido: han firmado, por primera vez, asumir unos aranceles unilaterales por parte de EEUU.

Acero, aluminio y cobre, al 50%

Hay algo que no entra en el acuerdo europeo del 15%, y son el aluminio, el acero y el cobre, sujetos a un 50% generalizado para las importaciones a EEUU.

A pesar de los esfuerzos europeos por rebajar ese muro de entrada al mercado estadounidense decretado de forma unilateral por Donald Trump, el acuerdo firmado por Ursula von der Leyen no se aplica a estas materias primas fundamentales para la industria estadounidense.

*Irene Castro, periodista, corresponsal en Bruselas.

*Andrés Gil, subdirector de Internacional y Desalambre.

Artículo publicado originalmente en elDiario.es

Foto de portada: El presidente de EEUU, Donald Trump, saluda desde su carrito de golf en el campo de golf Trump Turnberry. EFE/EPA/TOLGA AKMEN

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