Macron se encuentra en situación de crisis y tensión en diversos frentes.
Hacia lo interno, Francia está protagonizando las movilizaciones, paros, protestas y organización sindical más importantes y masivas de su historia reciente en contra de la reforma de pensiones. Este proyecto tiene como centro de la problemática el artículo 7 que busca aumentar la edad jubilatoria de los 62 a los 64 años.
No obstante, a pesar de haber sido reelegido en un nuevo mandato, el año pasado frente a su contrincante Marine Le Pen, las movilizaciones y el descontento popular francés viene arrastrándose desde hace meses debido al aumento del costo de vida causado por las múltiples crisis que vive la región europea a partir del efecto boomerang que trajeron las sanciones contra Rusia, pero en Francia se le suma su particular modelo neoliberal. La crisis económica, energética y la inflación son las principales problemáticas a las que debe enfrentarse el gobierno y el pueblo francés.
Además de las movilizaciones del sector trabajador y estudiantil por la reforma de las pensiones, también se han realizado protestas contra la OTAN y el suministro de armas a Ucrania.
Este miércoles el senado francés aprobó la reforma, y en caso de seguir por el mismo camino en las siguientes instancias, su adopción podría significar una clara desestimación del clamor popular y una contradicción a los principios democráticos ya que el pueblo francés se viene manifestando con masivas e importantes medidas de lucha en contra.
En lo que respecta a la situación regional, Macron ha perdido influencia como potencia clave desde que el eje franco-alemán se quebró. No obstante, esta pérdida de influencia queda evidenciada especialmente en el ámbito internacional cuando sus socios y aliados lo dejaron fuera de una de las alianzas estratégicas militares para la región de Asia Pacífico más importantes acordadas por Estados Unidos, Reino Unido y Australia en 2021. Esto también se puede observar en los intentos, sin éxitos, por parte de Macron para formar parte de la mesa chica que discutía sobre la crisis ucraniana, sin ser tomado como actor importante ni por Putin ni por Biden. Incluso, se abrió una brecha en sus relaciones con EEUU debido a la Ley de CHIPS y a la Ley de la Reducción de la Inflación (IRA) que afectan directamente a la industria europea, en especial a la francesa y alemana, causando un enorme punto de tensión entre socios.
Por supuesto no podemos dejar de mencionar uno de los puntos claves más importantes con los que Macron se enfrenta actualmente: África. Parte del continente africano, enclave colonial francés durante un gran período histórico, continúa bajo el paraguas neocolonial de la potencia europea, en especial a partir de la participación militar. No obstante, en los últimos años la posición africana frente a la presencia -“sin éxitos”- de las fuerzas armadas francesas ha sido contundente en exigir la retirada de su territorio. Así, el año pasado, los militares franceses debieron retirar la operación Barkhane en Mali, abandonar Burkina Faso y la República Centroafricana, aunque aún se conservan las bases militares.
El fuerte sentimiento antifrancés y anticolonial por parte de los pueblos africanos viene ganando terreno, por lo que Macron realizó una nueva gira por el continente los primeros días de este mes, la décimo octava, con el objetivo de no perder terreno en el nuevo escenario de disputa en donde países como Rusia, China, Turquía o India vienen avanzando.
El anuncio previajes de Macron y la recibida en suelo africano
Previo a iniciar la gira, Macron brindó un discurso en donde expresó sus objetivos del viaje y sus principales propuestas para mejorar las relaciones.
Como otras tantas veces, el sentido colonial e imperial de los países occidentales se destaca por el convencimiento de que poseen algún tipo de hado o destino mágico sobre otros territorios y pueblos. En las primeras partes de su discurso, Macron advirtió sobre “los trastornos y las profundas transformaciones” que el mundo ha atravesado en estos últimos años, y que Francia posee “un destino ligado al continente africano”.
No obstante, como explicó el historiador africanista Omer Freixa, en una entrevista para De Gira Mundial, el viaje de Macron al continente vecino buscó ser una lavada de cara para dejar de posicionar a Francia bajo la retórica de país colonialista. Por ello, durante su discurso, Macron, expresó que los días en los que consideraba que la presencia militar francesa, los vínculos privilegiados o los mercados económicos les correspondían “por derecho porque antes estaban allí”, esos días se han acabado.
Si bien, “en este discurso del Elíseo, este nuevo discurso que aparenta una relación amigable de cooperación, de dejar el pasado colonialista, que va a tono con cierta política de acercamiento a Argelia, con el discurso de Macron en agosto de 2017, la restitución de obras africanas en museos franceses, hay una especie de nueva mirada, hay que ver hasta qué punto los objetivos son sinceros”, reflexiona el historiador africanista.
Freixa también explica que la elección de los países a visitar por parte de Macron implica una proyección de un juego estratégico y desplazar la importancia desde África occidental (donde casi ya tiene “izada la bandera”) hacia África central, comprendiendo que se trata de una región rica en recursos estratégicos: petróleo, coltán, gas.
Para Macron, este es el momento de “cerrar un ciclo de nuestra historia en África (…) marcado por la centralidad de la cuestión de la seguridad y militar y la preeminencia de la seguridad como marco (…) y la lógica de ayuda”. Por ello, el presidente francés anunció que desplegará “nuestra presencia de seguridad en forma de asociación” y que pasará a “una lógica de inversión en solidaridad y asociación”.
Aclaró que el interés fundamental de Francia es la democracia y que su papel “no es imponer nuestros valores ni proclamarlos, sino contribuir a que las redes de intelectuales y actores cívicos les den vida”, por ello dijo que la Fundación Innovación y Democracia, creada a fin del año pasado, tendrá el papel de hacerlo. Creo que fue más que analizado el rol de las ONG’s, Fundaciones u Organizaciones en el desarrollo del neocolonialismo, en especial en el continente africano. Los argumentos no caducan, como el terrorismo, hacer frente al cambio climático, la juventud…
Durante sus anuncios previajes, que involucran más programas del tipo de ‘asociación solidaria’ se podría pensar que Macron, en palabras de la estratega política Rachel Marsden, “ha descubierto el «poder blando», y se imagina que seducir a los africanos con el fútbol, el arte francés, el debate filosófico a la francesa y el rap francés dará a Francia un acceso más rápido a las riquezas del continente que pretender hacer algo útil con las armas”.
Incluso, dijo que “África no es un patio trasero y menos aún un continente al que los europeos y los franceses puedan dictar un marco de desarrollo”, y que esos serán “los términos de la asociación renovada que deseamos”. Aunque en la misma oración aclaró que se trata de una propuesta contraria a “la lógica de depredación, ya sea militar y de seguridad o financiera, que impulsan hoy otros países”, probablemente hablando de Rusia y China. Un poco desatinado, poco prudente y vanidoso por parte de Macron, cuando habla en nombre de un país históricamente colonial, saqueador, productor de guerras, masivas olas de desplazadxs y pueblos pobres.
En este intento de “lavada de cara”, Macron anunció que es necesario construir un nuevo modelo de asociación militar. Aunque lejos de plantear el final de la injerencia militar en los asuntos de los pueblos africanos, Macron explicó que su presencia “será en bases, escuelas y academias que serán cogestionadas, operando con personal francés que permanecerá, pero a niveles inferiores, y personal africano que también podrá acoger, si nuestros socios africanos lo desean y según sus condiciones, a otros socios”.
Por supuesto no podemos ser ilusosxs pretendiendo que un país potencia europea en crisis decida abandonar una zona geopolítica clave en el desarrollo de la disputa internacional por el nuevo orden mundial, ni mucho menos un territorio enormemente rico en recursos naturales y otros elementos valiosos.
Sobre el final comienza a aparecer la preocupación genuina que lleva a Macron a realizar esta ‘lavada de cara’: “África se ha convertido en una tierra de competencia”. Durante muchos años, la sobrecolonización africana por parte de países europeos era contundente y no poseía rival, pero, desde hace unos años esta realidad comenzó a cambiar. La posible pérdida ‘completa’ de la influencia francesa en el continente africano es la principal preocupación, desde la imposibilidad de sostener a los grupos militares o el sentimiento antifrancés y anticolonial en ascenso, hasta la tajante posición de los líderes africanos en asuntos diplomáticos o la creciente presencia de otros países sin historia colonial en el continente.
Macron llama al “mundo económico francés” y les dice que “debe despertar y decir «hay que ir a luchar allí». Así que tenemos que despertarnos colectivamente en este tema porque otros países que estaban menos presentes para nosotros hace unos años, que no están mejor equipados que nosotros, están tomando posiciones simplemente porque se toman en serio a los países africanos”.
Y aún cuando exista la posibilidad de que las “nobles” intenciones de Macron se traduzcan en acciones, los pueblos africanos demostraron que están hartos del palabrerío y accionar mesiánico que se autoatribuyen los países coloniales sobre su territorio, en especial los europeos.
Este mensaje es muy claro en el desarrollo de las distintas protestas que ocurren a menudo en Burkina Faso, Malí, Níger e incluso en Sudáfrica, contra la influencia de Francia. También fue recibido con manifestaciones en esta gira, primero en Gabón, luego en la República del Congo, seguido por Angola y por último en la República Democrática del Congo (RDC), en donde los manifestantes sostenían banderas de Rusia y fotos del presidente ruso, Vladimir Putin, frente a la embajada de Francia en Kinshasa, capital de la RDC.
Aunque la joyita del viaje fue cuando visitó la República Democrática del Congo que, aunque tratándose de una ex colonia belga y no francesa, fue recibido por manifestantes y el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, le dio un duro mensaje durante la rueda de prensa conjunta.
“Esto debe cambiar, la forma en la que Europa y Francia nos trata. Deben comenzar a respetarnos y ver a África de un modo distinto. Tienen que dejar de tratarnos y hablarnos con tono paternalista. Como si siempre tuvieran la razón absoluta y nosotros no”, dijo Tshisekedi y la sala explotó en aplausos.
Contradiciendo todos los argumentos esbozados en su discurso pregira e incluso los discursos que dio en los países previos a llegar a la RDC, en donde asume y promete lo mismo que Tshisekedi le exige, Macron prefirió no hacerse cargo ni decir “tienes razón, me comprometo a eso”, sino que buscó la forma de zafarse culpando a la prensa francesa.
*Constantini Micaela, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: extraída de SANA, Agencia Árabe Siria de Noticias.