Y en el centro de ese centro se encuentra el pensamiento del gran Gramsci, uno de los primeros marxistas leninistas que lo enfrentó toda su vida en las condiciones más adversas posibles tanto teóricamente como en la praxis, desde mediados de la primera década del siglo XX, es decir desde su nacimiento en Italia donde el fenómeno adquirió características nacionales, luego se generalizó a otros países del capitalismo desarrollado en Europa como Alemania y después, a su periferia.
Es una discusión compleja, rica o enjundiosa como todas las que se deben dar dentro de la filosofía de la praxis o marxismo revolucionario, y mientras más se discuta (por aquello de que nos dijo Lukács de que “No hay nada ortodoxo en el marxismo excepto su método”) más luz y claridad obtendremos: sobre su desarrollo contradictorio como expresión de la lucha de clases universal que es, sobre su supervivencia, sus modificaciones, rupturas y continuidades; particularidades nacionales o incluso adaptaciones locales e imbricaciones o superposiciones con otras categorías de análisis científico socio político como los de “Contrainsurgencia Imperialista”, tal como se ha dado en el caso patético de Colombia, objeto de nuestra preocupación.
1-Una de las primeras recomendaciones que se pueden extraer de los desiguales y complicados “escritos gramscianos” dedicados al fascismo, disponibles actualmente y que han sido recuperados casi que como una tarea arqueológica, es la de tener en cuenta la diferencia entre un centro capitalista desarrollado donde la acumulación de capital, así como su concentración y centralización ha llevado a la conformación histórica de los monopolios financieros de “burgueses industriales y agrarios” (en plena coincidencia con la teoría de Lenin sobre el Imperialismo y su tendencia inherente a las guerras interimperialistas por el reparto de territorios), y su diferencia en la periferia subdesarrollada y atrasada, incluso colonizada como era el sur italiano, lo que sirvió a muchos latinoamericanos y tercermundistas a retomar la analogía a la hora de analizar o aplicar el concepto de fascismo a las realidades de sus países neocolonizado. En breve, su análisis minucioso de clase.
2-Una segunda preocupación analítica del fundador del partido comunista italiano, transmitida a sus compañeros, es la de considerar al fascismo NO como un cambio de gobierno momentáneo, incluso un cambio de régimen, sino como una contrarrevolución reaccionaria y violenta desde arriba (“revolución pasiva”) efectuada desde la cúpula de la pirámide clasista de la sociedad para tomarse el Estado italiano y adecuarlo a la avaricia de sus intereses “plutocráticos”. Es aquí donde su concepto de Estado se despliega en toda su riqueza teórica bastante más conocida y superconcentrada en la fórmula de “Estado = Hegemonía revestida de Coerción”.
Contrarrevolución reaccionaria y violenta efectuada como respuesta de excepción a una oleada revolucionaria masiva de cambio del Estado liberal-burgués y sus condiciones de dominación o hegemonía prácticamente destruido en la primera guerra mundial, lo que generó una profunda crisis generalizada (económica, social, jurídico política, militar y moral) en los diferentes Estados nacionales en toda Europa e incluso Rusia y que denominó “crisis de hegemonía”.
3-Un tercer aspecto que despertó su preocupación fue el fenómeno de masas: Cómo el bloque de clases dominante y explotador logró aprovechar el impacto de esta crisis en el seno de las innumerables capas medias de la sociedad o pequeña burguesía en proceso de empobrecimiento o de “proletarización”, para mediante la demagogia y la propaganda, técnica y científicamente más avanzada de la época, alcanzar una alianza “contradictoria de apoyo-rechazo” con estas clases medias a todo lo largo del proceso de fascistización o ascenso hacia la captura del Estado por el fascio. Análisis del fenómeno de masas, porque siempre estuvo en su mente como marxista la disputa por ganarse para el proletariado la dirección “política-moral” de esas masas para la construcción revolucionaria de un “Estado de democracia proletaria”, guiado por un “Príncipe moderno”.
4-Una cuarta preocupación general, la constituyó el análisis general de las formas de la guerra que acababa de terminar en 1918 y su aplicación a la política (dentro de la contradicción guerra-política), bien fuera según el paradigma para las guerras napoleónicas modernas establecido por el general Von Clausewitz, que consideró a “la guerra como la política por otros medios”, o su inversión perversa hecha por los fascistas de tomar la “política como prolongación de la guerra”. Su reflexión lo llevó al planteo de “la Guerra de Maniobra” en las sociedades donde las instituciones no estuvieran fuertemente establecidas como en Rusia o el Oriente, o “Guerra de Trincheras” larga y prolongada donde las instituciones o lo que hoy se llama la “Estatalidad” fuera más resistente y sólida cimentada por un proceso histórico prolongado.
Pero además, en el análisis del uso político de las dos formas de guerra mencionadas, describe una combinación de las dos en el condensado concepto de “Arditismo” moderno (tropas de asalto auxiliares o de movimiento del ejército regular italiano usadas en la guerra de trincheras que acababa de terminar) y que fueron adaptadas y adecuadas políticamente por los fascistas para la demolición de las organizaciones proletarias y democráticas y luego, para la toma del Estado: Las milicias irregulares fascistas.
5-Una quinta preocupación política la constituye el alcance supraestructural de la contradicción legalidad-legitimidad que se desprendió del análisis minucioso de estas Milicias Fascistas irregulares , y la zona gris criminal y cruel de barbarie y arbitrariedad violatoria de toda legalidad nacional e internacional que surgió al ejercer el Poder autoritario fascista, dentro de un Estado liberal-burgués moderno, donde la democracia establecida después de la revolución francesa con su declaración de los derechos del Hombre había logrado un contrato social más avanzado que el anterior Poder bárbaro ejercido en el feudalismo y el precapitalismo.
Aspecto este último, que por ejemplo, tiene embrollado al fascismo colombiano en esta última etapa de su evolución tan contradictoria; al pretender seguir sosteniendo durante la terrible crisis de hegemonía en la que se encuentra, su control social, su dominación y explotación a las clases subalternas que domina y controla a través de los “Arditi” o narco paramilitares oficiales de que dispone; a la vez que pretende forzar, en paralelo, un proceso supraestructural con una legitimación de una “Comisión de la Verdad” pactada con las antiguas Farc en donde no están todos los que son ni son todos los que están, y, una legalización con una comisión de “Justicia para la Paz” (hoy convertida en una cómica comisión jurídica de desmentidos, fabulosas elucubraciones impugnadas y mentiras que finalmente todas atornillan la idea de la infiltración guerrillera por el ejército) Pero por sobre todo, sin que el Estado fascista colombiano logre convencer a la Justicia Universal que tiene a los responsables de los aborrecibles y repulsivos crímenes contra la humanidad cometidos durante el conflicto interno colombiano y que hoy pretende legitimar y legalizar.
6-Por último, aunque muchos de los comentaristas de los escritos de Gramsci sobre el fascismo destacan su amplia mirada histórica y supraestructural, es fundamental rescatar los aspectos estrictamente económicos por él analizados dentro de su concepción marxista fundadora, de considerar siempre una unidad dialéctica entre la base económica y las supraestructuras instituidas sobre esta, que él denominó con la categoría precisa de “Bloque Histórico” (concepto este que en Colombia se quiere corromper). Considerar en especial los análisis económicos sobre el “corporativismo” de los monopolios financieros, industriales y bancarios dentro del Estado fascista al ejercer la política dominadora y explotadora sobre las clases explotadas, y el proceso interior de colonización imperialista sobre el sur de Italia.
*Médico, antropólogo y ensayista colombiano
Fuente: ABP Agencia Bolivariana de Prensa