Nuestra América

Latinoamérica y los cien primeros días de Gobierno de Claudia Sheinbaum

Por Valeria Silva Guzmán*. –
Se han cumplido los primeros cien días de Gobierno de la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

La mandataria ha convocado a sus bases al zócalo capitalino de su país para presentar un informe sobre este centenar de jornadas que lleva en su haber presidencial. Este llamado, además, es el primero que la doctora lleva a cabo sin la presencia de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, en la ciudad más grande del continente americano. México hoy no es ajeno a la política de Latinoamérica y en estos cien días, el Gobierno de Sheinbaum ha manifestado en múltiples ocasiones de qué manera se va a relacionar con los países, los pueblos y los mandatarios que tiene hacia el sur.

En un contexto que muchos denominan como “segunda ola progresista latinoamericana”, Sheinbaum ha asumido un liderazgo continental progresista muy interesante, fuerte y valiente; marcado por la ordenada y democrática transición presidencial entre ella y López Obrador. Quizás justamente el modelo de transición en la conducción de la cuarta transformación es uno de los factores más importantes para darle a la mexicana la batuta progresista americana.

Pero además a Claudia Sheinbaum le tocó durante estos primeros meses coincidir con las elecciones estadounidenses que le dan el retorno al poder al polémico Donald Trump, contexto que en el que la presidenta manifestó posiciones políticas enmarcadas en la dignidad y la soberanía frente a la soberbia de sus vecinos del norte, dando de esta manera, una fuerte señal hacia el sur. Desde Guatemala hasta Tierra del Fuego se espera mucho de México y su gobierno, particularmente en señalar el rumbo en las relaciones con el norte, siempre tortuosas para aquellos países considerados como el patio trasero del imperio.

Cien días son apenas el inicio de un largo recorrido y no es fácil pretender hacer un balance acerca de las expectativas expresadas al iniciar el mes de octubre del pasado año. Sin embargo, existen ya no solo señales, sino hechos, acciones concretas que permiten avizorar con optimismo una relación positiva de los países del centro y el sur del continente con el gobierno mexicano, mismo que un sexenio atrás, previo a la experiencia transformadora, prefirió darle la espalda sistemáticamente a Latinoamérica.

Probablemente la relación de pares presidenciales más cercana de Claudia Sheinbaum sea ahora mismo con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien asistió a su toma de posesión hace cien días y repitió visita a Palacio Nacional hace pocas semanas. En su segundo encuentro se anunció que ambos mandatarios buscarían promover una candidatura femenina para la próxima renovación de la Secretaría General de Naciones Unidas. Más temprano, aún entre las primeras mañaneras de la presidenta, Sheinbaum inauguró su conferencia matutina el 9 de octubre dejando manifestado su apoyo al asediado presidente de Colombia, quien un día antes había denunciado ser víctima de un intento de golpe de Estado.

Se cuenta en los pasillos palaciegos de Tegucigalpa y de Ciudad de México que probablemente los encuentros presidenciales más fraternales de los últimos tiempos han sido los de las presidentas de México y Honduras. Actualmente ambas son las únicas dos mandatarias de la región elegidas democráticamente. Las dos anunciaron los primeros días de este año que convocarán de manera conjunta, mediante el mecanismo de la CELAG, a una reunión de cancilleres para abordar temas migratorios “desde la perspectiva de las causas”, dijo Sheinbaum. Xiomara Castro asistió personalmente a la toma de protesta de su par mexicana y no ha escatimado en palabras de elogio y apoyo para Sheinbaum. Honduras, como otros países de centro América es beneficiario de diversos programas de cooperación mexicana para frenar las causas que hacen a la migración masiva hacia Estados Unidos.

Con el tema de mayor controversia en la coyuntura en toda la región, la situación venezolana, desde las elecciones del pasado año hasta la posesión de Nicolás Maduro el pasado viernes, Sheinbaum ha mostrado la madurez democrática del gobierno mexicano y la prudencia de ella misma como presidenta. Pese a las insinuaciones de otros gobiernos en torno a accionar mecanismos de intromisión en la situación venezolana, México sobrepuso a cualquier otra consideración el respeto a la autodeterminación de los pueblos y marcó una línea que fue seguida por buena parte de los gobiernos americanos, dejando en posición adelantada a quienes inexplicablemente se colocaron en contra ruta, como sucedió con el gobierno chileno. Esta línea de no intervención en los asuntos internos de los países ignorada desde siempre por los EEUU, marca un hito en la historia continental, plagada hasta ahora por intervenciones norteamericanas y aplaudidas en muchos casos por los propios gobiernos latinoamericanos.

Posteriormente, otros gobiernos se pronunciaron en la misma línea, aunque de forma tardía. Es posible pensar que esa demora se debió a la espera de una línea de acción y una posición del gobierno mexicano, dentro de esa lógica de reconocerle un tácito liderazgo en la región. Respecto a Venezuela, Colombia pretendió un accionar diferente que finalmente se contuvo. Por ello no sorprendió que la presidente Sheinbaum sostuviera reuniones no precisamente protocolares con el mandatario colombiano.

Respecto a otra latitud, ante la amenaza trumpista de intervenir el canal de Panamá, la presidenta mexicana salió al frente de manera categórica a expresar su pleno respaldo al gobierno y pueblo panameño, reivindicando la soberanía de ese país sobre el cruce interoceánico. Claudia Sheinbaum, expresó su firme apoyo a la soberanía de Panamá afirmando que “el Canal de Panamá es de los panameños” y expresando su solidaridad con el presidente panameño, José Raúl Mulino, quien afirmó que cada metro cuadrado del canal pertenece a su país y que su soberanía no es negociable, y con el pueblo de Panamá.

Preguntada sobre la situación de Ecuador, Claudia Sheinbaum Pardo afirmó que su gestión seguirá insistiendo en el salvoconducto para el exvicepresidente correísta Jorge Glas, quien fue secuestrado por las fuerzas públicas del país sudamericano luego de la intervención armada a la embajada de México en Quito. La presidenta sostuvo que se exigirá el respeto al asilo político y se continuarán las gestiones internacionales interpuestas durante la gestión de López Obrador por la violación a la soberanía de México.

Fue destacada también su presencia en Brasil, en la Cumbre del G20, oportunidad donde al margen de su participación en el encuentro como tal con una importante propuesta basada en el programa “Sembrando Vida”, tras ser recibida por el presidente de Brasil Ignacio Lula da Silva, sostuvo reuniones con los presidentes de Chile, Gabriel Boric, y de Colombia, Gustavo Petro. Aun cuando no se llegaron a conocer los temas abordados en dichos encuentros, se entiende que forma parte de un relanzamiento de las relaciones entre México y los países del centro y el sur del continente. Durante una escala en Panamá, en el viaje a Brasil, la presidenta también se reunió con el primer mandatario de ese país, José Raúl Mulino.

La asistencia de la presidenta Sheinbaum a la cumbre del G20 es importante pues además de ser noticia en todo el mundo por su discurso ambientalista y progresista, fue el primer escenario internacional en el que se presentó. Lo anterior marca un importante contraste con el accionar de López Obrador quien sostenía sistemáticamente su negativa a participar personalmente de este tipo de reuniones, fuera de las fronteras mexicanas. Claudia Sheinbaum fue en Río probablemente la vocera lationamericana por excelencia, siendo además la única mujer del continente en la mesa principal de ese evento.

Cerca de alcanzar la meta del primer centenar de días de gobierno claudista, Pepe Mujica hizo público que el cáncer se expandió en su organismo y que decidió dejar los tratamientos, fue pues, un anuncio de su despedida. Claudia Sheinbaum, delineando cada vez con mayor precisión su perfil latinoamericanista dijo: “Aprovecho para decir que nuestro cariño, nuestro agradecimiento por su sapiencia, por su pensamiento, por compartir todos estos años, gracias por su sencillez, por su modestia y gracias por representar un símbolo para toda América Latina y creo que, para el mundo entero, vamos a buscar una llamada personal”.

Toda transición lleva su tiempo y sus propias preocupaciones, especialmente las de carácter interno. A lo anterior se suma la futura presidencia de Donald Trump en el país del norte, lo cual, sin embargo, no ha llevado a descuidar -como se apunta aquí-, las relaciones con el resto del continente, delineando un evidente liderazgo en temas delicados y sensibles, pero de profundo interés regional.

La presidenta, con seguridad, mantendrá esa impronta de liderazgo y podrá constituirse en la voz fuerte y clara de Latinoamérica, no solo frente a su vecino del norte, sino ante el mundo entero y podrá ser también un factor de diálogo y acuerdos al interior del continente. Todo parece indicar tras los primeros cien días de su gobierno que así será.

Valeria Silva Guzmán* Es historiadora con Diplomado en Ciencia Política con perspectiva de género. Fue diputada por el MAS-IPSP de Bolivia entre 2015 y 2019 donde presidió las Comisiones de Justicia y Política Internacional y fue subjefa de su bancada.

Este artículo ha sido publicado en el portal diario.red

Foto de portada: Presidencia / Zuma Press / ContactoPhoto

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