La reunión, a la que fueron convocadas las Islas Salomón, Kiribati, Micronesia, Samoa, Tonga, las islas Marshall, Nauru, Palaos, Tuvalu, islas Fiyi, Papúa Nueva Guinea y Vanuatu, abordará la seguridad marítima, el cambio climático, acciones ante la pandemia y la recuperación económica, la posible apertura de la región Indo-Pacífico, expresó Washington en su anuncio oficial.
Sin embargo, el gesto fue interpretado por varios expertoscomo una jugada más del presidente Joe Biden en su confrontación regional con China, en un momento en que se han agudizado las tensiones por la posición irreconciliada de ambos países ante Taiwán, relativamente cercana a los países invitados a la Casa Blanca.
El investigador David Nazar Coutiño, maestro en estudios de Asia y África con especialidad en China por el Colegio de México (Colmex), analiza los significados de esta estrategia de Biden.
Estados Unidos llega dos meses después que China
La invitación de Washington a estos 12 países del Pacífico sucedió a poco menos de dos meses de que China sostuviera el Diálogo Segundo de Liderazgo Político entre China y Países Insulares del Pacífico, apunta Coutiño.
«En este diálogo, Pekín destacó la importancia de la ayuda para el desarrollo económico y social, las relaciones de los partidos de las islas con el Partido Comunista de China y el principio de una sola China, así como la cooperación en rubros como el combate al COVID-19 y el desarrollo de infraestructura», enumera el investigador.
«Es decir, China se presentó con una agenda amplia que, de realizarse, aumentaría su influencia en una región con fuerte presencia de otras potencias, como Estados Unidos», expresa.
El egresado del Colmex también recuerda que el acercamiento chino a los países de la región no es nuevo, pues el presidente Xi Jinping se reunió con los líderes locales en 2014 y 2018, que derivaron en la firma de un pacto de seguridad con las Islas Salomón en abril de 2022. Este acuerdo despertó la incomodidad de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, subraya Coutiño, además de que el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, hizo una gira por la región.
Contrarrestar la presencia china
«No es sorprendente que Washington busque contrarrestar las iniciativas de Pekín, tal vez temiendo que puedan instalarse bases militares chinas en la región, como las que Estados Unidos sí tiene, o cuando menos que se aumente la influencia china en esos países», manifiesta.
A esta situación hay que agregar que entre 2023 y 2024 vencerán los tratados de libre asociación suscritos entre Washington y países de la región como Palau, las Islas Marshall y Micronesia, donde se autoriza el acceso militar al Departamento de la Defensa estadounidense y, simultáneamente, se prohíbe la presencia armada de terceras potencias.
«No sería descabellado que la Administración Biden busque renovar estos tratados, así como lograr que otros países de la región entren en acuerdos similares», apunta el investigador.
También las cuestiones económicas, como el acceso a recursos naturales regionales, añade, y el reconocimiento de algunas islas a Taiwán como territorio independiente de China, posición suscrita por Washington, juegan un papel en el problema.
Una añeja tensión estratégica
La Guerra del Pacífico, conflicto armado de Japón contra China y la armada estadounidense en ese océano ocurridos en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, otorgó un papel importante a las islas de la región en el teatro de guerra, apunta el investigador. Estas islas permitieron crear una cadena logística y de bases militares que facultó el avance de las fuerzas estadounidenses para contener a Japón.
«Después, durante la Guerra Fría, especialmente luego del triunfo comunista en China y la Guerra de Corea, el control de esta región insular del Pacífico sirvió como complemento a las bases y aliados estadounidenses localizados inmediatamente frente a Asia, como Corea del Sur, Japón, Taiwán, Filipinas, etcétera, para contrarrestar a sus enemigos del bloque opuesto», detalla. La presencia efectiva de Estados Unidos en Asia requiere del control del Pacífico y de sus islas, sintetiza Coutiño.
«Por lo tanto, no sería sorprendente si China se sintiera cercada al este por el mar y que intentara romper ese cerco aumentando su influencia en la región. Si China logra establecerse en la región, podría crear zonas bloqueadas al tránsito militar y comercial de Occidente», analiza.
En cuanto a la persuasión de Washington y Pekín sobre las islas en disputa, agrega, es probable que ambas potencias tengan que aumentar con cierta frecuencia sus ofertas para mantenerse en su campo.
La importancia regional de economías modestas
Varios de los países interpelados por China y Estados Unidos tienen economías y poblaciones modestas, como Nauru, con alrededor de 10.000 habitantes, o Tuvalu, con unos 12.000.
Con actividades económicas como la pesca y la agricultura, exportación de recursos madereros y oferta turística, la importancia geoestratégica de estas islas queda subrayada en la preocupación que han mostrado potencias extrarregionales en ocupar posiciones en la región, agregó Coutiño.
Así, Estados Unidos figura en Guam, la Samoa americana y las islas Marianas del Norte; Francia se ubica en Nueva Caledonia, Wallis y Futuna, y la Polinesia francesa; mientras que el Reino Unido mantiene presencia en Pitcairn y gestiona bases militares en Guam, la Samoa Americana y Nueva Caledonia.
La cuestión taiwanesa
Taipéi es reconocido como un Gobierno independiente de China, es decir, la República de China, apenas por 14 aliados diplomáticos, entre los que figuran cuatro naciones insulares del Pacífico: las Islas Marshall, Palaos, Nauru y Tuvalu.
A pesar de que en Taiwán gobierna un partido independentista, señala Coutiño, Washington sigue una política de mantener el statu quo, donde Taiwán no se integra a la República Popular China pero tampoco se proclama un Estado diferenciado de identidad diferente a la china.
Además, Pekín considera a la isla taiwanesa parte integral de su territorio nacional, una posición que oficialmente es reconocida por Washington aunque en los hechos ha permitido políticas hostiles contra China, como la venta de armamento a Taiwán o el aterrizaje en la isla de la titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
«Un cambio de estatus en la isla sería indeseable para Washington, sobre todo desde que Pekín anunció desde el 2005 que dicho cambio se respondería con una intervención armada, la cual dejaría a Washington ante la disyuntiva de intervenir o no en defensa del Gobierno de Taipéi», puntualiza.
Volviendo a la relación de Biden con las islas del Pacífico, es probable que la Casa Blanca busque que los cuatro países que reconocen a Taiwán mantengan su respaldo diplomático, además de que podría procurar que más países se sumen a esa condición.
«Es destacable que los cambios de reconocimiento de Taipéi a Pekín alternativamente no son insólitos en la región y parecen depender de las generosas donaciones y ayuda económica que las partes interesadas dan a los países insulares», concluye Coutiño.
*Artículo publicado originalmente en Sputnik mundo.
Samuel Cortés Hamdan es Licenciado en literatura por la UNAM, comencé a hacer periodismo en el diario Reforma en 2015. Cofundador de la revista cultural Altura desprendida.