África África del Norte

Las elecciones presidenciales de Argelia dan un giro sorprendente

Por Nondumiso H. Khumalo*
En un giro inesperado que ha revitalizado la escena política de Argelia, el anuncio del presidente Abdelmadjid Tebboune de adelantar tres meses la fecha de las elecciones presidenciales.

En un giro inesperado que ha revitalizado la escena política de Argelia, el anuncio del presidente Abdelmadjid Tebboune de adelantar tres meses la fecha de las elecciones presidenciales, hasta el 7 de septiembre, ha tomado por sorpresa tanto a los votantes como a los partidos de oposición. Este año, mientras más de 50 países acuden a las urnas, se preveía que las elecciones en Argelia transcurrirían sin incidentes, con el Presidente Tebboune aparentemente en un camino tranquilo hacia la reelección. Sin embargo, la convocatoria de elecciones anticipadas ha agitado el panorama político de esta nación norteafricana rica en petróleo, provocando una ola de confusión y anticipación.

La frase «Ma fhemna walou» (No entendimos nada) se ha vuelto emblemática de la reacción del público y se ha convertido en tendencia en plataformas de redes sociales como YouTube y TikTok. La medida sorpresa ha provocado una oleada de actividad entre los partidos de oposición, que ahora se apresuran a posicionar candidatos rivales para las próximas elecciones. Sin embargo, el propio Tebboune se ha mostrado tímido sobre sus intenciones para un segundo mandato, afirmando que «no es el momento apropiado para responder a esa pregunta», a pesar de haber hecho campaña extraoficialmente durante meses.

La decisión de Tebboune, calificada por la agencia estatal de noticias APS como una «vuelta a la normalidad», pretende alinear las elecciones con el final de las vacaciones de verano y el nuevo año escolar, facilitando una mayor participación de los votantes. Los críticos, sin embargo, argumentan que el momento oportuno (colocar la temporada de campaña en pleno agosto) podría desalentar la participación de un electorado ya desilusionado. En las elecciones presidenciales de 2019 se registró una participación inferior al 40%, lo que pone de relieve el desafío de movilizar la participación de los votantes.

Esta elección se produce cinco años después de que protestas pacíficas en todo el país obligaran a dimitir al entonces presidente Abdelaziz Bouteflika, lo que marcó un momento significativo en la búsqueda de reformas políticas en Argelia. El ascenso de Tebboune al poder ese mismo año fue recibido con escepticismo por los manifestantes, temerosos de elecciones prematuras. A pesar de las promesas iniciales de atender los llamados del movimiento de protesta, la prohibición de manifestaciones durante la pandemia de COVID-19 y los continuos desafíos económicos y políticos han mantenido una sensación de malestar entre los argelinos.

Sin embargo, las próximas elecciones, con pocos contendientes dando un paso al frente, han galvanizado tanto a los partidos políticos islamistas como a los seculares. El Frente de Liberación Nacional, afiliado desde hace mucho tiempo a Tebboune, apoya las elecciones anticipadas, mientras que partidos de oposición como el Frente de Fuerzas Socialistas y la Manifestación por la Cultura y la Democracia las denuncian como una maniobra constitucional para marginar la participación social. Los grupos islamistas han sido más receptivos y candidatos potenciales como Abderrazak Makri, del Movimiento por la Sociedad y la Paz, han expresado interés en postularse.

Entre los candidatos declarados se encuentra Zoubida Assoul, abogada y defensora de los presos políticos, que se alinea con el movimiento de protesta de 2019. Su candidatura subraya el potencial de las elecciones como momento crucial para el debate y la reforma democráticos en Argelia. A pesar del escepticismo sobre las perspectivas de un cambio genuino, Assoul enfatiza la importancia del compromiso: «Los obstáculos no deben disuadirnos ni servir como pretexto para la inacción».

A medida que Argelia se acerca a estas elecciones inesperadas, hay mucho en juego tanto para el gobierno como para sus ciudadanos. El resultado no sólo determinará el liderazgo del país sino que también pondrá a prueba la resiliencia de su democracia y la posibilidad de una transformación política significativa. Ante la observación de la comunidad mundial, Argelia se encuentra en una encrucijada y debe elegir entre continuar por un camino de cautelosa estabilidad o aceptar la incierta promesa del cambio.

*Nondumiso H. Khumalo, redactora de contenido y periodista independiente

Artículo publicado originalmente en The Africa Exponent