Europa

La Unión Europea pagará más caro las nuevas sanciones a Rusia

Por Eduardo Bautista* –
Un posible desabasto energético, precios más caros en prácticamente todos los productos y servicios y convulsiones políticas internas son algunos de los problemas a los que se enfrentará la Unión Europea (UE) con el sexto paquete de sanciones que acaba de imponer a Moscú.

Desde el inicio del conflicto de Ucrania, el castigo que impone Occidente Rusia tiene un efecto búmeran. Mientras más se pretende dañar a los rusos, el bloque europeo y Estados Unidos resienten los golpes en sus propias economías.

El 30 de mayo, el Gobierno de Vladímir Putin recibió su sexto paquete de sanciones, entre las cuales se contempla el veto a más de dos terceras partes de las exportaciones de gas ruso a la Unión Europea (UE). El objetivo es que, para finales de 2022, el bloque europeo reduzca sus importaciones de este energético desde suelo ruso hasta en un 90%.

De este modo, se corta «una enorme fuente de financiamiento [de Putin] para su maquinaria de guerra», aseguró el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. República Checa y Hungría no entraron en este acuerdo, ya que dependen del gas proveniente de Rusia en un 65%.

Sin embargo, lejos de impedir que Moscú continúe con su operación militar especial en Ucrania, Occidente provocará una severa crisis en el mercado energético, lo cual, a su vez, acelerará la presión inflacionaria, sobre todo en Europa Central, la zona que más depende del gas ruso, aseguran expertos en entrevista con Sputnik.

«[Las sanciones] aumentarán la inflación en Europa y las tasas de interés también subirán, desatando así un decrecimiento en el consumo. Sin duda, esta ecuación derivará en una afectación al empleo y una caída de la riqueza de los países europeos. A la Unión Europea sí le está saliendo caro el bloqueo a Rusia», observa Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La Unión Europea (UE) depende mucho de Rusia en materia de combustibles. Casi el 40% del gas que consume proviene de territorio ruso, según han reconocido los líderes europeos. En el petróleo la dependencia es menor, aunque considerable: 26%.

Hace apenas tres meses, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, no creía que Putin ordenara el corte de suministro de energéticos a la UE. Sin embargo, hasta hace apenas unos días, la Federación rusa bloqueó los flujos de gas a Países BajosFinlandiaPolonia Bulgaria, ante la negativa de los Gobiernos de estos países a pagar combustibles en rublos o por sus acercamientos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

«El país que menos sufre estas consecuencias es Reino Unido por el acceso que tiene en el Mar del Norte, pero no podemos decir lo mismo de naciones como Austria, Alemania o Polonia. De hecho, Alemania será el país más afectado: fue la economía que menos creció en 2021 y sus índices de inflación son de los más altos [de Europa]. Los verdaderos efectos de las sanciones a Moscú las veremos en octubre o noviembre próximos, cuando comiencen los vientos gélidos y la temporada invernal, que antes del conflicto solía ser enfrentada con calefacciones alimentadas por gas ruso», considera Martínez Cortés.

Ante la ruptura de las relaciones energéticas entre la eurozona y Rusia, los líderes de la Unión Europea (UE) cierran tratos con empresas del Oriente Medio y África del Norte para garantizar su abasto de gas. En el caso de España es un poco diferente, ya que desde hace varios años este país no depende del gas ruso, sino del gas que proviene de Argelia. Italia también pretende cerrar un trato con los argelinos para no sufrir desabasto de este energético.

Esta diferencia de posturas con respecto a las importaciones de combustibles podría llevar a la Unión Europea a una fuerte discusión interna en torno a sus políticas comerciales, que actualmente parecen más encaminadas a castigar a Moscú que a fortalecer sus economías, afirma el especialista. De hecho, el bloqueo energético a Moscú no es apoyado por Hungría ni Eslovaquia ni Austria.

«Los que más beneficiados saldrán son estos países [árabes y africanos] por el alza en los precios del crudo y sus derivados, y en general de todos los energéticos. De hecho, le saldrá más caro a la Unión Europea (UE) comprar petróleo y otros energéticos de estas regiones que cuando tenía tratos comerciales con Rusia», asegura el internacionalista de la UNAM.

Según la Agencia Internacional de la Energía, la Unión Europea importó 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia en 2021, lo que representa el 45% de las importaciones europeas y el 40% del consumo total.

¿Qué alternativas tiene la UE?

Aunque es un balazo en el pie, la Unión Europea insiste en dejar de depender del gas ruso. Poco después de que Vladímir Putin comenzara su operación militar especial en Ucrania, el bloque elaboró el plan REPowerEU, en el que se prevé reducir las importaciones de gas ruso en dos tercios, es decir, en unos 100.000 millones de metros cúbicos, para finales de año.

Como parte de esta estrategia, algunos países emprendieron la compra de más gas natural licuado (GNL), el cual puede transportarse en buques cisterna por mar en lugar de gasoductos, como los que conectan a Rusia con Alemania: el Nord Stream 1 y el Nord Stream 2. Sin embargo, este energético representa varios problemas.

«Estados Unidos está detrás de toda esta estrategia. Su intención es clara: que Europa Occidental y del Este dejen de depender del gas ruso», señala Ana Teresa Gutiérrez del Cid, internacionalista de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM) y experta en temas energéticos de Europa del Este.

A través de la iniciativa conocida como Los Tres Mares, Washington pretende vender a Europa gas natural licuado por medio de buques cisterna, pero esto resultará más caro y menos seguro para los países que lo compren, explica la académica.

«El gas [licuado] tiende a evaporarse, pero para eso Estados Unidos ya tiene una solución, pues financió una refinería en un puerto de Polonia. Desde la época de Trump se gestó esto. Y no es casualidad que Estados Unidos haya emprendido este plan en Polonia, su nación enclave en el Este de Europa», apunta la autora del libro China y Rusia como actores centrales de las nuevas coordenadas del poder mundial (2019).

Si la Unión Europea reduce en buena medida su dependencia del gas ruso, la demanda mundial de gas natural licuado superará la oferta en 26 millones de toneladas para el último trimestre de 2022, de acuerdo con un análisis de la consultora Rystad Energy.

Lo anterior, advierten los expertos, generará un alza considerable en los precios del gas natural licuado, lo cual afectará a las economías más desprotegidas de Asia central, que también enfrentan inviernos a muy bajas temperaturas.

«Al evitar el gas ruso, Europa desestabilizó todo el mercado mundial de GNL que comenzó el año con un equilibrio precario después de un tumultuoso 2021», se lee en el informe de Rystad Energy.

«El escenario está preparado para un déficit de suministro sostenido, precios altos, volatilidad extrema, mercados alcistas y una geopolítica del GNL exacerbada», advirtió Kaushal Ramesh, analista de Rystad Energy, en entrevista con la cadena CNN.

Y es que la Unión Europea quiere incrementar en 2022 sus importaciones de gas natural licuado en una cantidad monstruosa: 1.000 millones de metros cúbicos con respecto al año anterior.

*Eduardo Bautista, reportero y adicto a las historias ajenas. Me interesa todo aquello que debe y no debe ser contado. La Ciudad de México es mi hogar. He publicado en espacios como Bloomberg BusinessweekEl FinancieroChilango, Gaceta UNAMExpansión y Latinus.

Artículo publicado en Sputnik.

Foto de portada: © AFP 2022 / EMMANUEL DUNAND

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