Cerca de nueve meses de guerra, más de 35.000 fallecidos palestinos, bloqueo de alimentos o investigaciones abiertas por genocidio después, la UE continúa sin imponer medidas restrictivas a Israel por sus vulneraciones de derechos humanos y del Derecho Internacional.
Los 27 ministros de Asuntos Exteriores se han dado cita este lunes en Bruselas. Otra fecha marcada por el conflicto en Oriente Próximo y que se produce horas después del bombardeo israelí sobre un campo de refugiados en Rafah. El Estado hebreo incumple una vez más sus obligaciones internacionales. El Tribunal Internacional de Justicia le ordenó el viernes que frenase su ofensiva en el sur de la Franja.
Por otro lado, los Estados miembros sí han acordado convocar el Consejo de Asociación UE-Israel, el foro que reúne a los ministros para abordar sus relaciones bilaterales. La reunión solicitada por la UE a Israel llega como paso de mínimos a la demanda de España e Irlanda para que Ursula von der Leyen revisara de urgencia las relaciones comerciales con Israel, que estaría vulnerando la cláusula de respeto de los derechos humanos presente en el Acuerdo de Asociación.
Tres meses después, la alemana ni siquiera ha respondido a la misiva. Ante esta indiferencia, Borrell exploró la vía –que sí entra dentro de sus competencias– de invocar un Consejo de Asociación en marzo. Por aquel entonces no hubo consenso, pero este lunes los más halcones como Austria o Hungría sí han aceptado este primer paso.
El hipotético encuentro todavía está muy estéril. No hay fecha, los europeos no han decidido cómo lo abordarían o de qué hablarían con su homólogo israelí, ni es tan evidente que este esté dispuesto a visitar Bruselas en plena escalada diplomática con España, Irlanda y Eslovenia, que reconocerán el martes el Estado palestino.
Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, ha calificado en rueda de prensa estos ataques de miembros del gobierno de Benjamin Netanyahu como una «agresión verbal extrema e injustificada».
«Los representantes de Irlanda, Noruega y yo hemos estado de acuerdo en lo inaceptable que son esos vídeos y en algún momento habrá que expresar esa opinión de rechazo. Es algo que no está dentro de la cortesía diplomática. Al mismo tiempo hemos estado de acuerdo en que no vamos a caer en ninguna provocación que nos aleje de nuestro objetivo, que es reconocer mañana el Estado de Palestina, el alto al fuego y al final de todo una paz definitiva», ha afirmado José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, en una rueda de prensa celebrada en la capital comunitaria.
Hace unos días, el Gobierno español retiró a la embajadora de Buenos Aires tras los ataques del presidente argentino, Javier Milei, contra el presidente Pedro Sánchez. Pero en el caso de Israel –que se ha burlado del flamenco español, ha invocado a la inquisición y ha congelado los servicios del consulado en Jerusalén para los palestinos– todavía no ha tomado ninguna medida concreta.
«Los días de la Inquisición han terminado. Hoy en día, el pueblo judío tiene un Estado soberano e independiente, y nadie nos obligará a convertir nuestra religión ni amenazará nuestra existencia. Aquellos que nos hacen daño, nosotros les haremos daño en respuesta«, ha tuiteado el ministro Israel, Katz, este lunes.
Sanciones a Rusia sí, pero a Israel no
La guerra en Israel está haciendo tambalearse los pilares del orden multilateral construidos bajo las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. La UE se apresuró a imponer sanciones a Rusia por incumplir la sentencia de la corte de la ONU que le pedía en febrero de 2022 frenar su guerra en Ucrania. Y congeló el acuerdo de asociación con Siria por la represión del dictador Bashar al Assad en el arranque de la Primavera Árabe («dictador» opinión de autora).
Pero el consenso para tomar represalias con Israel, que ignora el Derecho Internacional, está muy lejos. Este lunes ha volado por primera vez el fantasma de imponerle sanciones, aunque muy pocos se atreven a utilizar esa palabra. «Si la UE no hace nada después de la orden del TPI sobre Rafah, será como un perro que ladra mucho pero no muerde», ha advertido Xavier Bettel, ministro de Exteriores luxemburgués.
Muchos de los representantes europeos se han mostrado en shock y consternados por los vídeos que llegan de tiendas de refugiados con personas quemadas dentro, muchas de ellos niños, en el centro de Rafah.
La mayoría han coincidido en la necesidad de respetar y cumplir las órdenes dictadas por La Haya. Pero Borrell ha reconocido el «dilema» de cómo actuar para forzar este cumplimiento. El propio tribunal tampoco tiene mecanismos para ello y en última instancia correspondería tomar partido al Consejo de Seguridad de la ONU, pero los países sí pueden imponer presión diplomática y económica como muestra de repudia.
«Somos unos firmes defensores del multilateralismo y tenemos que defender firmemente la justicia internacional [ante la] tendencia de Israel de socavar estas instituciones», ha coincidido el representante irlandés, Micheál Martin.
El más contundente ha sido el noruego Espen Barth Eide, que no es miembro de la UE: «Hay una percepción en muchas zonas del mundo de que las reglas se aplican a unos sí y a otros no. Creo que estas críticas son fundadas y entiendo el porqué de estas. Todo ello debilita la credibilidad del orden internacional y es un grave problema para todos nosotros».
*María G Zornoza, periodista.
Artículo publicado originalmente en Público.es
Foto de portada: Adultos y niños buscando entre los escombros en un campamento de Rafah, después de los ataques de Israel, a 27 de mayo de 2024. —Khaled Omar/EUROPA PRESS