Europa

La UE pone su industria militar y sus arsenales al servicio de Ucrania y apuesta por una mentalidad de guerra

Por Juan Antonio Sanz* –
La Unión Europea está dispuesta a entregar a Ucrania todas sus municiones de artillería, reabastecerse y asegurar nuevas entregas gracias a un impulso inédito a su industria armamentística más propio de una economía de guerra.

La Unión Europea entregará a Ucrania toda la munición de artillería que este país precisa para frenar a Rusia. Para ello vaciará sus arsenales, fabricará centenares de miles de proyectiles, dedicará un presupuesto conjunto a la compra de muchos más en los mercados mundiales de armamento y dará un impulso sin precedentes a la industria militar en el viejo continente. Hay que tener una «mentalidad de guerra», ha dicho el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

Esa propuesta de Borrell sobre la entrega masiva de munición europea a Ucrania, ha sido acogida con satisfacción por los ministros de Defensa europeos reunidos en Estocolmo durante dos días, este martes y miércoles. El plan presupone la entrega a Ucrania de toda la munición de artillería de calibre 155 milímetros que figure en las existencias de los arsenales europeos y su rápida reposición con nuevos encargos y contratos.

«Los ucranianos la necesitan ahora [la munición]. Los Estados miembros, afortunadamente para ellos, no están en guerra, así que pueden esperar» para reponer sus arsenales, afirmó el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores en el marco de esta reunión de la que no podían salir decisiones formales. No obstante, los titulares de Defensa pasarán sus recomendaciones al Consejo Europeo.

Además, según la propuesta de la Comisión Europea presentada también en Estocolmo por el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) dejará a un lado cualquier escrúpulo antibelicista y podría financiar la fabricación de armas y municiones de guerra allí donde no alcancen los presupuestos europeos. Para ello la Comisión Europea buscará la fórmula adecuada, pues la normativa actual del BEI impide esos préstamos «militaristas».

El BEI ya ha prestado cerca de 1.500 millones de euros a Ucrania, pero como fondos solidarios y dirigidos a la reconstrucción de infraestructuras de transporte básicas, no para comprar armas ni munición.

Borrell: «Necesitamos una mentalidad de guerra»

La Unión Europea nunca había estado antes tan cerca de convertirse en un nuevo bloque militar. Como tal, además de rearmarse y de destinar a la guerra inversiones hasta ahora dedicadas a actividades pacíficas, Bruselas obvia cualquier iniciativa propia de negociación en la crisis armada con Rusia y apuesta de forma decidida por una mayor participación en el conflicto.

Lo ha dicho Borrell sin ambages en Estocolmo: «Para ganar la paz, Ucrania tiene que ganar la guerra». De ahí la necesidad del apoyo europeo, con munición de artillería, con miles de millones de euros y con una apuesta sin paliativos por la carrera armamentística.

En este sentido, Borrell ha abogado por acelerar el desarrollo de la industria de armamentos europea. «Pediremos a nuestras empresas producir más», y en el menor tiempo posible, ha señalado el jefe de la diplomacia europea.

«Estamos en tiempo de guerra y necesitamos tener una mentalidad de guerra», ha recalcado Borrell, de nuevo sin tapujos en su mensaje belicista.

El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, ha asistido a la reunión y, además de pedir más sistemas antiaéreos, les ha requerido a los países de la UE un millón de proyectiles de artillería, 250.000 por mes y durante al menos un cuatrimestre, el necesario para detener los avances rusos y poder consolidar una contraofensiva propia. «Tenemos que avanzar tan pronto como sea posible», ha señalado Reznikov.

También acudieron a la reunión, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el vicesecretario general de Operaciones de Paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix.

El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) ha entregado a los países miembros de la UE una hoja de ruta para cumplir a tiempo los objetivos de la entrega de municiones a Ucrania y la creación de una infraestructura que asegure la producción y adquisición de ese tipo de armamento letal. La base es un plan de Estonia, uno de los países más belicosos en estos momentos dada su cercanía con Rusia, con quien compartió viaje en el seno de la Unión Soviética.

Un plan que dejaría los arsenales europeos vacíos

El plan contempla el suministro a Ucrania de las reservas de munición existentes en estos momentos en los arsenales europeos y no importa que éstos se queden sin existencias, porque se comprarán y fabricarán más. También habrá reembolsos sobre estas entregas. Cuanto más rápida sea la transferencia de munición a Ucrania, más rápido se hará el reembolso.

El plan del SEAE cuenta con que se financie la entrega de esas primeras reservas de munición existentes en los arsenales europeos con mil millones de euros proporcionados por el Fondo Europeo para la Paz, con la posibilidad de otros mil millones añadidos.

Ucrania considera que necesitan al menos 4.000 millones de euros en municiones y mucho más que esos 1.000 millones de euros para sostener el esfuerzo bélico de los próximos meses. Esa cifra es también la estimada por algunos países europeos, como Estonia, que está detrás de este plan presentado por Borrell y cuyo Gobierno es el principal paladín del proyecto europeo de compra conjunta de municiones.

Es decir, a fin de garantizar la reposición de los arsenales europeos, el plan contempla también la posibilidad de hacer compras conjuntas de material de guerra o que se promueva la creación de consorcios de varios países para adquirir la munición.

Por último, se invertirán al menos 500 millones de euros del presupuesto de la UE en el desarrollo de la industria armamentística hasta el año próximo. Esta industria proveería de municiones destinadas a los propios miembros de la UE y también para la entrega a Ucrania.

En el Consejo Europeo que se celebrará el 20 de marzo se abordará el plan expuesto en Estocolmo con las recomendaciones de los ministros de Defensa y en la cumbre europea de los días 23 y 24 podría hacerse ya algún anuncio al respecto.

Los ucranianos meten prisa: necesitan la munición ya

Mientras las autoridades europeas discuten sobre el futuro de sus ayudas masivas con armas y la posibilidad de convertir de facto a la UE, si no en un bloque militar, al menos en una macrocefálica corporación armamentística, el reloj corre en Ucrania y se acaba el tiempo para detener la ofensiva rusa en marcha y preparar una contraofensiva propia a partir de la primavera.

Rusia está presionando sobre todo en la región de Donetsk, pero mientras tantea militarmente en otras zonas, como Lugansk (también en el Donbás) y Jersón, en el sur. Al tiempo se está parapetando en Zaporiyia, con la llegada de nuevos contingentes de tropas y la construcción de barreras. El Kremlin teme que Ucrania aproveche la orografía de esta zona para crear una punta de lanza con los nuevos blindados y carros de combate recibidos de Occidente a fin de partir en dos la media luna de territorio arrebatada a Ucrania desde el comienzo de la guerra el 24 de febrero de 2022.

Con los ojos puestos en Bakhmut

Pero en estos momentos, es la batalla de Bakhmut la que más preocupa a ucranianos y rusos.

Al tiempo que los ministros europeos apostaban en Estocolmo por entregar todas las municiones a Ucrania, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconocía que la eventual caída de Bakhmut, que todavía resiste al avance ruso, dejaría expedito el camino hacia varios puntos clave de la parte del Donbás que aún son controlados por el ejército de Ucrania, pero que serían teóricamente barridos con facilidad, por ejemplo las ciudades de Sloviansk y Kramatorsk.

Zelenski ha sido directo al referirse a la lucha casa por casa que se está produciendo en Bakhmut, después de que ordenara a las tropas ucranianas que defienden esta ciudad minera que sigan en sus puestos. «Después de Bakhmut podrían ir más lejos. Podrían ir a Kramatorsk, podrían ir a Sloviansk, sería un camino abierto para los rusos después de Bakhmut a otras ciudades de Ucrania, en la dirección de Donetsk», explicó Zelenski a la CNN.

Según el mando ruso, las tropas del Kremlin han tomado ya el este de Bakhmut y tienen prácticamente rodeada esta ciudad. Yan Gagin, uno de los asesores del actual jefe de la Administración prorrusa de la región de Donetsk, Denis Pushilin, ha insistido en que la artillería y los vehículos rusos «están ya en la ciudad» y que controlan «casi la mitad de Artiomovsk (nombre ruso de Bakhmut)».

Sin embargo, Yevgueni Prigozhin, jefe del Grupo paramilitar Wagner que pelea junto a las tropas rusas, ha subrayado que los ucranianos no se están retirando y que podría haber entre 12.000 y 20.000 soldados de esta nacionalidad defendiendo Bakhmut.

«Zelenski no se va a quedar sin gente. Miles y miles [de soldados ucranianos] están siendo arrojados a la picadora de carne» en que se ha convertido Bakhmut, ha asegurado Prigozhin, cuyas fuerzas mercenarias están cayendo también a millares en los asaltos contra las posiciones ucranianas.

En Estocolmo, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, fue este miércoles pesimista sobre el destino de Bakhmut. «No podemos descartar que Bakhmut eventualmente caiga en los próximos días» y esto «no debe reflejar necesariamente un punto de inflexión en la guerra», afirmó Stoltenberg.

El rumbo de la guerra en los próximos meses se dirime en Bakhmut, pero también en Estocolmo y próximamente en Bruselas con la propuesta ahora presentada para ceder la munición propia a Ucrania. Una propuesta que entraña muchos riesgos y que supone a los socios de la UE quedarse casi inermes en tanto se fabrican o compran nuevas municiones y se recuperan los arsenales.

Sin embargo, el mayor de los peligros estriba en la involucración cada vez mayor de la UE en una guerra que está haciendo suya, mientras obvia cualquier intento de solución política y pacífica del conflicto. Borrell lo ha dejado muy claro en Estocolmo.

*Juan Antonio Sanz, periodista.

Artículo publicado originalmente en Público.

Foto de portada: Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, comparece ante los medios en Estocolmo acompañado del ministro sueco de Defensa. — CHRISTINE OLSSON / EFE

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