Europa

La UE lanza RESourceEU para responder a China en materia de tierras raras

Por Stefano Porcari* –
Desde el escenario del Foro 2025 Berlin Global Dialogue, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó el nuevo y enésimo plan para dar a la UE una mayor autonomía y, al mismo tiempo, proporcionarle las herramientas para continuar la guerra comercial contra China que, a fin de cuentas, Bruselas está librando en nombre de Washington.

El eje central del proyecto, en esta ocasión, son las tierras raras. El presidente estadounidense Donald Trump ya había instado a la UE a alinearse con las exigencias de Estados Unidos en sus relaciones con otros actores globales, en primer lugar con Pekín. El recrudecimiento del enfrentamiento con el Dragón que Estados Unidos ha promovido en las últimas semanas en materia de restricciones comerciales ha sido como dar el pistoletazo de salida.

Los Países Bajos fueron los primeros en seguir el ejemplo, con la intervención de la empresa fabricante de chips Nexperia. Pero el caso ha puesto de manifiesto todas las debilidades de la UE en la competencia global y todas sus dependencias en un contexto de creciente fragmentación del mercado mundial, o al menos de ruptura con las cadenas de suministro chinas.

Los líderes europeos son muy conscientes de estas debilidades y quieren tomar medidas lo antes posible. RESourceEU nace con esta perspectiva. Tras REPowerEU, que servía para reducir la dependencia energética de Rusia buscando vínculos alternativos, ahora llega su homólogo para las tierras raras contra China, sobre las que este último país ha decidido imponer controles adicionales a las exportaciones.

«Ya se trate de energía o materias primas, defensa o tecnología digital, Europa debe luchar por su independencia», afirmó Von der Leyen. «Hemos aprendido esta lección dolorosamente con la energía, no la repetiremos con las materias primas críticas». Recordemos, de hecho, que las tierras raras son un grupo de 17 elementos fundamentales en los productos electrónicos, aeroespaciales, militares y en las tecnologías de la transición ecológica.

En resumen, hay que decirlo: al igual que con el gas ruso, es básicamente la política exterior estadounidense la que ha determinado las decisiones europeas. Bruselas, sin embargo, intenta aprovecharlo para dar un salto cualitativo en la competencia global. De hecho, la presidenta de la Comisión ha aclarado que se buscará la colaboración «con nuestros socios del G7 para dar una respuesta coordinada, pero también debemos considerar esto como un desafío estructural».

Traducido: está en juego la capacidad de la UE para ser una potencia global. Hay dos caminos. En primer lugar, intentar negociar con Pekín de todos modos… pero el hecho de que el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Johann Wadephul, se viera obligado a cancelar su visita a China porque nadie estaba disponible para reuniones oficiales no augura nada bueno.

El segundo consiste en establecer vínculos alternativos para el suministro. Desde Berlín, Von der Leyen habló de negociaciones ya en curso con India, Filipinas, Tailandia, Malasia, Emiratos Árabes Unidos y de la perspectiva de reforzar las asociaciones con Ucrania, Australia (con la que Washington acaba de firmar un importante acuerdo), Chile, Canadá, Kazajistán, Uzbekistán y Groenlandia.

El comisario europeo de Industria, el francés Stéphane Séjourné, entró en más detalles. RESourceEU consistirá en nuevos acuerdos comerciales, pero también en el aumento de la producción de tierras raras en Europa y la protección de las cadenas de valor, empezando por la creación de un centro conjunto de compra y almacenamiento de materias primas esenciales, similar al japonés.

Otro elemento fundamental será el reciclaje. «Partimos de una economía circular, no por motivos medioambientales, sino para aprovechar las materias primas críticas que ya contienen los productos vendidos en Europa», ha especificado Von der Leyen. Nosotros diríamos: «No teníamos ninguna duda de que el medio ambiente era la última de sus preocupaciones, al más puro estilo del greenwashing».

Para concluir, la presidenta de la Comisión afirmó que nos encontramos en una fase de «geoeconomía conflictiva», en la que, entre otras cosas, la propia economía se «militariza»: «ya no podemos separar la seguridad y la defensa del crecimiento económico». En este escenario, para Von der Leyen, la UE tiene «todo lo necesario para ser independiente».

No es casualidad que el otro tema tratado por la política alemana durante el Foro haya sido la pesadez institucional de la UE, que limita y retrasa las decisiones. Un eco de las palabras de Draghi sobre el «federalismo pragmático» pronunciadas recientemente por el economista italiano. Los imperialistas de la UE no han renunciado a sus planes. Solo nos los harán pagar aún más caro.

*Stefano Porcari, escribe en Contrapiano.

Artículo publicado originalmente en Contropiano.

Foto de portada: Contropiano.

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