Europa

La supuesta deserción inminente de Italia del BRI podría ser mucho peor

Por Andrew Korybko* –
Italia, cofundó el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC) que se dio a conocer durante la Cumbre del G20, confirmando así su compromiso con el Sur Global a pesar de que está recalibrando sus lazos con China.

El Corriere della Sera de Italia informó de que la primera ministra, Giorgia Meloni, comunicó al primer ministro chino, Li Qiang, durante su reunión en la Cumbre del G20 celebrada el pasado fin de semana en Delhi, que su país no renovará el acuerdo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) cuando expire la próxima primavera. Esto no debería haber sorprendido a nadie, ya que Roma había estado enviando señales relacionadas desde la primavera, pero sigue siendo decepcionante para los partidarios de la multipolaridad. No obstante, también podría ser mucho peor.

Es importante prestar atención a la insistencia de Italia en que esto se debe a razones económicas y no está relacionado con ninguna presión especulativa ejercida sobre ella por EE.UU., que reafirmó con éxito su hegemonía, antes en declive, sobre la UE en los más de 18 meses transcurridos desde el inicio de la operación especial de Rusia. Los nuevos dirigentes de ese país se han esforzado por subrayar que siguen queriendo mantener lazos cordiales y mutuamente beneficiosos con China, razón por la cual, según se informa, planean revitalizar un pacto de asociación.

Aun así, desertar de la BRI supondrá un duro golpe para las relaciones bilaterales, sobre todo teniendo en cuenta que Italia fue el único país del G7 que se sumó a esa iniciativa. Por tanto, es comprensible que China se sienta amargada por ello. Este movimiento también podría suscitar más especulaciones de que el sistema financiero mundial se está bifurcando entre el G7 liderado por Estados Unidos y lo que algunos perciben como el BRICS liderado por China. En ese escenario, Estados como Italia se convertirían en objeto de competencia entre las superpotencias, con los consiguientes límites a su soberanía.

Sin embargo, la Cumbre del G-20 del pasado fin de semana disipó los temores antes mencionados tras reforzar inesperadamente los procesos multipolares. Antes de la cumbre, expertos como el ruso Fyodor Lukyankov -considerado por muchos uno de los principales influyentes políticos de Rusia- predijeron que «los años de gloria del G20 han terminado». Fue un elogio prematuro, ya que el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, elogió posteriormente al G20 por sus muchos éxitos en su conferencia de prensa.

Los titulares de TASS transmiten por qué estaba tan eufórico por su resultado:

  • «La cumbre del G20 en Nueva Delhi representa un gran avance – Lavrov»
  • Lavrov: «Occidente debe comprender los resultados del G20 y la posición de los países en desarrollo».
  • Lavrov: «La cumbre del G20 es un éxito para todos los países del G20, el grupo está llevando a cabo una reforma interna».
  • Lavrov: «Los resultados de la cumbre del G-20 impulsarán las reformas del FMI y la OMC».
  • «Los intentos occidentales de centrar la agenda de la cumbre del G20 en Ucrania fracasaron – Lavrov»

Todo esto está relacionado con la Declaración de los Líderes del G20 de Nueva Delhi.

Los diplomáticos indios demostraron su renombre mundial al conseguir que el Billón de Oro de Occidente liderado por Estados Unidos, la Entente Chino-Rusa y el Sur Global se pusieran de acuerdo sobre su redacción después de que la mayoría pensara que se trataba de una hazaña imposible. Esto incluyó de forma significativa los esfuerzos para reformar la arquitectura financiera mundial, lo que demuestra que ninguno de esos tres bloques de facto, a falta de una descripción mejor, quiere tirar por la borda todo lo conseguido desde la Segunda Guerra Mundial y, especialmente, tras el final de la Vieja Guerra Fría.

Más bien, lo que está ocurriendo es que todas las partes interesadas están actualizando tardíamente esta arquitectura en particular y la gobernanza mundial en general, reduciendo así el papel anteriormente dominante de los Mil Millones de Oro al tiempo que elevan el del Sur Global. Los primeros se habían negado hasta ahora a hacerlo porque pensaban erróneamente que podrían invertir los procesos multipolares, pero una vez que eso resultó imposible, como demuestra todo lo ocurrido desde el inicio de la operación especial de Rusia, decidieron finalmente seguir la corriente.

Para ello, alaban ostentosamente al Sur Global en cada oportunidad que se les presenta y se desviven por hablar de dar a esos países una representación más equitativa en todos los foros multilaterales. Este planteamiento, obviamente poco sincero y forzado por las circunstancias, tiene sin embargo el efecto tangible de evitar un mayor deterioro de la arquitectura mundial existente, con todo lo que ello conllevaría, además de acelerar los procesos multipolares, contrarrestando así las tendencias a la bifurcación.

Volviendo a Italia, cofundó el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC) que se dio a conocer durante la Cumbre del G20, confirmando así su compromiso con el Sur Global a pesar de que está recalibrando sus lazos con China. De no haber existido el IMEC, que es el resultado directo de los cambios sistémicos mencionados desde febrero de 2022, el control estadounidense sobre la UE sería absoluto. Esto puede ser poco consuelo para algunos partidarios de la multipolaridad, pero sigue siendo mejor que la alternativa de la bifurcación.

*Andrew Korybko, analista geopolítico.

Artículo publicado originalmente en andrewkorybko.substack.com

Foto de portada: extraída de andrewkorybko.substack.com.

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