Resiliencia estratégica ante el engaño y la fuerza
El ataque del régimen sionista contra territorio iraní la noche pasada no fue un incidente aislado, sino una operación coordinada llevada a cabo con el pleno apoyo y cooperación de los Estados Unidos. Este acto de agresión ocurrió precisamente en un momento en que la República Islámica de Irán se preparaba para iniciar negociaciones diplomáticas. El domingo, el Ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, tenía previsto entablar conversaciones indirectas con representantes estadounidenses a través de Omán, en su capital, Mascate.
Sin embargo, mientras se trazaba este camino diplomático, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, publicó un tuit anunciando abiertamente que había ordenado a los israelíes asesinar a todos los funcionarios iraníes involucrados en las negociaciones, incluyendo al liderazgo de la República Islámica. Esta declaración pública reveló una dura realidad: bajo tales condiciones, las negociaciones no eran un camino hacia la paz, sino una trampa calculada al servicio de los intereses de Israel. ¿Cómo pueden unas conversaciones descritas por EE.UU. como “constructivas” estar acompañadas por una agresión militar en suelo iraní apenas 48 horas antes de comenzar? Esta acción demostró que el diálogo, en este contexto, es una herramienta engañosa para contener a Irán y avanzar la agenda hostil del régimen sionista.
En este ataque, la República Islámica perdió a varios de sus comandantes de alto rango. No obstante, bajo el liderazgo decisivo y sabio del Ayatolá Jamenei, sus sucesores fueron rápidamente nombrados y la integridad de la estructura defensiva de Irán permaneció intacta. En menos de 24 horas, Irán emitió una respuesta firme y poderosa, que reflejaba tanto racionalidad estratégica como fuerza disuasiva, y que fue plenamente coherente con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho legítimo de Irán a la autodefensa.
Irán no es un país frágil o fragmentado vulnerable a tácticas terroristas de precisión ni a operaciones encubiertas como las que prefiere Israel. La República Islámica de Irán es una nación unificada con una historia profunda, una civilización antigua y una cohesión perdurable. Irán no es solo un país bajo una bandera; es una nación unida tanto en el dolor como en la alegría, en la guerra como en la paz, que se mantiene firme como una sola.
El régimen sionista ha confundido a Irán con Siria u otros estados inestables de la región. Pero lo que no logra comprender es que, en la conciencia nacional iraní, el martirio no es un fin, sino un honor, un camino y una antorcha de resistencia. Incapaz de involucrarse en una guerra directa, Israel recurre al asesinato. Sin embargo, en un combate real, carece de la capacidad para enfrentar a Irán.
En el momento de redactar este artículo, más de diez países se han movilizado en defensa de los territorios ocupados por Israel. No obstante, a pesar de este amplio apoyo, los misiles iraníes han alcanzado objetivos clave en Tel Aviv, destruyendo numerosas instalaciones militares y de inteligencia. Estos ataques no fueron meras operaciones militares; fueron mensajes simbólicos destinados a destruir el mito de la invulnerabilidad de Israel.
La respuesta de Irán se basó en la fuerza y la sabiduría, no en la emoción, sino guiada por una doctrina de defensa coherente y disuasiva. Contrario a la propaganda mediática occidental, Irán nunca ha buscado desarrollar armas nucleares. Son Estados Unidos e Israel quienes poseen arsenales nucleares y, bajo el pretexto de prevenir la proliferación, han llevado a cabo actos de agresión contra Irán.
En última instancia, este incidente dejó al descubierto la hipocresía y las contradicciones fundamentales de la política occidental en la región. La defensa de Irán de su soberanía no solo es legal, sino esencial. Una vez más, Irán ha demostrado que no es meramente un país, sino una nación viva, resiliente y firme—una nación que no teme a la muerte, que encuentra honor en el martirio y que responde a la agresión con unidad y determinación.
Peiman Salehi* Filósofo político iraní y analista de asuntos internacionales. Escribe sobre la teoría del estado civilizatorio, la multipolaridad y las críticas al liberalismo.
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