Análisis del equipo de PIA Global Nuestra América

La presencia de la armada rusa en el Caribe

Por Por Guillermo Caviasca*. – El 12 de junio una flotilla rusa de 4 buques, dos militares y dos de apoyo logístico visitaron Cuba durante 5 días, después de realizar maniobras en el Atlántico Norte.

Esta visita, que no es la primera de la era pos soviética, pero si es la más grande y en un momento de tensión internacional, ha llamado la atención y al análisis sobre sus implicancias. Veremos a continuación las características de los buques rusos para poder calificar la característica militar de la amenaza, y después analizaremos algunas ideas sobre su implicancia geopolítica.

Características y composición de la flotilla rusa

Como ya mencionamos la fuerza que arribó a La Habana no es una unidad aislada, que no dejaría de tener su significado, sino que es una flotilla, una pequeña fuerza. O sea, un conjunto de naves con múltiples capacidades que se pueden desplegar un largo tiempo en una misión de cierta envergadura. Está constituida por 4 buques, dos de combate y dos de apoyo logístico. Una Fragata, la Almirante Gorshkov; un submarino, el Kazan; un petrolero de apoyo logístico, el Pashkin; y un remolcador, el NIkolai Chiker.

La fragata es de muy reciente diseño y cuenta con los más modernos sistemas, está (según los occidentales) a un buen nivel. Desplaza 5200 toneladas a plena carga, con una eslora de 135m. Puede alcanzar los 29,5 nudos y 4500 millas de autonomía. Su dotación la constituyen unas 200 personas. Está dotada de un cañón de 130 mm; 16 misiles antibuque Onix; misiles antiaéreos de alcance medio Shtil I; 4 tubos lanzatorpedos de 400 mm; cohetes antisubmarinos; un sistema antiaéreo; un moderno sistema de guerra electrónica; y misiles hipersónicos Zircón. O sea, dispone de amplias capacidades antibuque, antisubmarino, antiaérea, electrónicas, y de las más modernas capacidades de ataque, etc. Es una de las tres unidades botadas hasta ahora de las 12 programadas.

Lo más importante son los lanzadores de misiles crucero de los que la fragata está dotada, lo que la hace una importante plataforma de ataque a tierra. Inclusive con la capacidad de que esos misiles sean de tipo hipersónicos de muy difícil intercepción por ahora. Además, si bien no despliega en esta ocasión cabezas nucleares, la cuestión es que esos misiles sí podrían hacerlo. Si bien tiene la categoría de fragata es casi un destructor

La otra unidad de ataque es el submarino Kazan. Es una unidad clase Yasen SSGN, de propulsión nuclear. Entro en servicio en el 2018. Desplaza 13,800 toneladas pudiendo llevar hasta 106 hombres a bordo entre tripulación (90) y comandos u otros especialistas, es capaz de descender hasta 600 m de profundidad y desplazarse a 35 nudos de velocidad. Su armamento consiste en misiles antiaéreos; 24 misiles (3M-54 Club y P-800 Ónix); 8 tubos lanzatorpedos de 650 mm; y 2 tubos lanzatorpedos de 533 mm. También es capaz de lanzar misiles hipersónicos Zircón.

La fuerza de submarinos rusa dispone de unidades capaces de disparar misiles balísticos (SSBN) o misiles crucero (SSGN), en el primer caso son la clave de la disuasión estratégica nuclear rusa. No operan en actividades, ni ejercicios militares con terceros, ni salen de visita en diplomacia “armada”, sino que se encuentran en las “fortalezas” del mar de Barents o de Ojotsk, en espera de otro nivel de acciones. Los SSGN en cambio son submarinos que disparan misiles crucero, capaces de realizar ataques a tierra de tipo táctico, apoyar a unidades en tierra, bombardear instalaciones en una zona de combate determinada o destruir objetivos diversos en el interior del país enemigo. Como en el caso de la fragata, lo más destacado del submarino es que dispone de la capacidad de desplegar misiles hipersónicos con un amplio alcance de unos 500 a 1000 km y una cabeza nuclear o convencional de 500 kg.

A estas unidades las acompañan un remolcador, desplaza 98 m de eslora y 5.000 tns. Es una nave de cierta envergadura para su tipo. Lo que está relacionado en que su función en este caso es ser el apoyo de dos importantes unidades de combate que, como se encuentran en un largo viaje a través del océano donde no cuentan con puertos seguros y deben realizar largo trayectos sin recalar, lo conveniente es que ante cualquier desperfecto (más aun estando en el Caribe cerca de los EEUU) puedan disponer de medios propios que los trasladen a un puerto amigo. Y por último el petrolero Pashin, que lleva el abastecimiento necesario cumpliendo misión de aprovisionar a los demás buques de los necesario. Ambos buques no son de los más avanzado en la actualidad.

Si bien las naves rusas son de los más moderno de su escuadra y de reciente fabricación, la clave de su poder son los misiles Zircón, y conviene destacarlo. En el 2020 se desarrollaron pruebas de lanzamiento de los hipersónicos desde buques de la marina rusa. En un tiempo tan cercano como diciembre de 2022 Rusia anunció que el sistema sería desplegado a partir de enero de 2023 en el Gorshkov. Se anticipaba que Zircón sería desplegado en las otras fragatas hermanas del Gorshkov. Misiles embarcados Zircón tiene entre 500 y 1000 km mach 9 con una velocidad y capacidad de una trayectoria incierta son muy efectivos. Los buques rusos tienen capacidad de disparar en forma de batería, una salva de varios a la vez. Al ser un arma de desarrollo tan reciente se considera que no existen contramedidas efectivas contra ellas, por ahora. O sea, la defensa antimisiles más moderna solo podría neutralizar un misil hipersónico si este tiene un blanco en donde una batería antimisiles moderna este muy cerca y siendo disparados en forma de salva serían, probablemente, indetenibles hoy.

Tipo de desafío que implican

Indudablemente son unidades de importancia, sin embargo, frente a la costa de los EEUU es claro que la potencia del norte dispone de capacidades para vigilar y neutralizarlas si las considerara una amenaza inminente. Aunque no está demás destacar que la cantidad de lanzadores de misiles representarían una amenaza real que podría superar todas las defensas estando muy cerca de la costa norteamericana en un ataque por sorpresa. Pero es claro que EEUU no supone que los rusos vayan a atacarlos desde Cuba, ya que en estas condiciones para Cuba seria suicidio y probablemente la fuerza rusa seria destruida, al menos la fragata y sus apoyos de superficie. El submarino es más difícil. En realidad, es parte de una jugada, de un movimiento de piezas en este tablero geopolítico mundial. Debemos señalar que el submarino fue expuesto por los rusos, y que un buque de este tipo es mucho más peligroso sumergido, cuando nadie sabe si está o no en la región, que cuando se ha anunciado su presencia.

Apenas la flotilla rusa se aproximó a aguas de interés de EEUU una fuerza salió a seguirla a prudente distancia, como es lógico. Los rusos realizaron maniobras y lanzamiento de misiles, diferentes prácticas. Lo que sin dudas es parte de “mostrar” a los que los observen, una demostración de poder. Entre los buques de la Armada estadounidense que siguieron a los rusos se encuentran los destructores USS Truxtun, y USS Donald Cook, ambos buques de mayor envergadura que la fragata rusa (aunque no podemos afirmar que más modernos), construidos a fines de los 90 y principios de los 2000, disponen de importantes capacidades, antisubmarino, electrónicas, antibuque y antiaéreas; además de plataformas para los misiles Tomahawk. Han operado juntos y fueron, en el 2014 al inicio de la guerra del Donbas, enviados al Mar Negro por los EEUU como señal de respaldo a los países ex soviéticos de la zona. También fue desplegado el buque guardacostas USCGC Stone un moderno buque de 127 mst de eslora que ya estuvo por Argentina en varias ocasiones patrullando nuestros mares. Medios aéreos patrullan la zona, incluido un avión de reconocimiento P-8 Poseidón (con avanzadas capacidades antisubmarino, reconocimiento e inteligencia). Y el día siguiente del arribo de la flotilla rusa un submarino de ataque de los EEUU emergió en Guantánamo. Con el mismo lenguaje de “visita cordial” el Comando sur comunicó que “El submarino de ataque rápido USS Helena se encuentra en la Bahía de Guantánamo, Cuba, como parte de una visita portuaria de rutina mientras transita por el área geográfica de responsabilidad del Comando Sur de los EE.UU. y lleva a cabo su misión global de seguridad marítima y defensa nacional”. Es un buque de importantes capacidades.

Sin embargo, no es cuestión de medir como en un juego de guerra la suma de poder de cada ficha para ver quien gana. Es claro que frente a sus costas los EEUU pueden sumar más fuerzas (EEUU dispone de más fuerzas navales sin dudas), como también que las unidades rusas son destacadas. En este sentido vemos que los EEUU ha movilizado fuerzas proporcionales, lo que es un indicio de que el mensaje ruso fue recibido. Ya que el objetivo (uno de ellos) es justamente señalar que la potencia euroasiática puede movilizar una fuerza importante en el Caribe a pocas millas de las costas norteamericanas y que hay puertos amigos dispuestos a recibirlos. Agregando así un nuevo foco de atención a los ya múltiples que la potencia del norte se ve obligada a atender en todo el mundo. También se enmarca en dar cierta credibilidad a la indicación de Putin de que, ante la decisión occidental de que Ucrania pueda usar los misiles que se le proveen sobre territorio internacionalmente reconocido como soberano, “habría respuestas asimétricas”.

Es de señalar también desde el plano estrictamente militar que, si bien las unidades de superficie son visibles, el submarino es mucho más difícil de detectar sumergido. No dudamos que los EEUU habrán desplegado sus medidas para poder tener identificada a la unidad para otras ocasiones, lo que habrá obligado a los rusos a desplazar su submarino en una forma distinta o con contramedidas que “ensucien” en sonar, etc. O sea que el “juego” entre las fuerzas rusas y de los occidentales habrá tenido elementos variados, lo que de por si (como el hecho de que todo el mundo esté hablando de esto) es un punto para Rusia en el plano de las RRII cuando se mueven fichas militares.

Pero eso no es lo clave. La flotilla rusa no pretendía atacar los EEUU ni enfrentarse a unidades de ningún tipo. Sino hacer “diplomacia naval”. Algo muy antiguo, tanto como las marinas. La amenaza rusa no es especialmente militar y convencional en las aguas del Caribe. Es de otro tipo. Los funcionarios del Pentágono y del Departamento de Estado han enfatizado que “la actividad rusa es rutinaria y no representa ninguna amenaza para los EE. UU” y han señalado que Cuba ha acogido buques rusos todos los años entre 2013 y 2020, intentando bajar el perfil.

Pero lo que destaca la visita, y algo que podría ser “rutinario” no lo es; es que, por ejemplo, la vocera María Sarajova señaló recientemente que se podría “atacar objetivos británicos alrededor del mundo”. Muchos sobre interpretaron esto señalando Malvinas o Gibraltar, porque quizás sean los enclaves coloniales los más importantes. Claro que España no va a recuperar Gibraltar contra Inglaterra que es parte de la misma alianza, y menos apoyada por Rusia. Y Argentina se encuentra más lejos que nunca en todos los aspectos de poder recuperar Malvinas. Pero Sarajova nunca hablo de lugares específicos. Lo que indica la diplomacia rusa es que hay países que se están implicando directamente en el ataque a su territorio, que especialmente Inglaterra tiene colonias y “podrían ser atacadas”. Aunque nunca lo sean, lo cierto es que una serie de naves rusas con capacidades de inteligencia muy avanzadas viajando por el mundo (y especialmente por el Caribe donde hay colonias de Inglaterra y Francia) debe levantar las alarmas en sus enemigos. Las posesiones directas británicas en la zona son Islas Turcas y Caicos, Anguila, Montserrat, Islas Caimán e las Islas Vírgenes Británicas. Mientras que reconocen al monarca inglés como su soberano, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, y San Vicente y las islas Granadinas. Mientas que Francia posee en la región a las islas de Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, San Martín, y el territorio de Guayana. Siempre es bueno recordar la cantidad de enclaves coloniales, y no dejar de mencionar a Puerto Rico. O sea, el Caribe es un mar con una presencia de potencias no latinoamericanas muy numerosa, donde además circula una parte importante del comercio mundial (se encuentra el canal de Panamá), y aún más el de los EEUU.

Por otra parte (como de hecho se está viendo en África) existen una cantidad de conflictos en el mundo, y los hay en occidente, o en espacios de interés occidental, en los cuales le sería muy fácil a Rusia ayudar y desequilibrar los conflictos contra los intereses occidental. Y América latina (y más aún en el Caribe, el “mediterráneo americano” como lo denominó el almirante Mahan) es un espacio geopolítico donde el desorden o la disputa es extremadamente molesta y sensible para los EEUU. En un momento histórico donde diversos funcionarios de la potencia del norte insisten en forma permanente desde todos los organismos que tienen destinados a atender nuestro continente en lo militar, económico, etc. que “nuestros recursos”, “nuestros valores” (los que EEUU considera los únicos válidos) deben ser definidos claramente junto con su hegemón, y separados de la influencia de otros países, en primera instancia como China y en segunda como Rusia.

En nuestro razonamiento la flotilla rusa, más que una amenaza militar, debe plantearnos razonar si constituye parte de una amenaza política. O sea, parte de la voluntad rusa de tener mayor injerencia en el patio trasero de los EEUU, en respuesta a la injerencia de EEUU en su propia esfera.

Hacia donde vamos

Muchos han señalado que esta visita “rima” con la crisis de los misiles de la década de 1960 (1962) cuando Nikita Krushev decidió instalar en Cuba sistema de misiles balísticos en el marco de una serie de acuerdos más amplios que incluían a Cuba en la esfera soviética. Es de destacar que el acercamiento de la Cuba revolucionaria de Fidel Castro a hacia la URSS estuvo enmarcado en una dialéctica de enfrentamiento, cuya clave era la negativa de la potencia del norte a aceptar las reformas internas cubanas que afectaban intereses de grandes propietarios y el capital extranjero. Como estas medidas nacionales básicas se implementaron en los momentos en que la guerra fría estaba en auge, llevo al encasillamiento de la revolución nacional cubana dentro del el conflicto comunismo-capitalismo, la declaración de Cuba como país socialista, y a una crisis entre la URSS y los EEUU que acerco a ambas potencias a la guerra nuclear. Sin embargo, estas negociaron y se realizaron concesiones mutuas desescalando el conflicto.

La situación hoy es distinta. Si bien la capacidad de Rusia como potencia nuclear es una clave que oficia de disuasión para cualquier intervención directa occidental; también es cierto que la presencia rusa en América latina, si bien es rechazada por los EEUU, no desborda las capacidades defensivas de los EEUU (como si lo hacían los misiles balísticos de Krushev). Además, se despliega en un mundo que avanza aceleradamente hacia el multipolarismo, donde muchos países ya sosteniendo o conquistando márgenes de acción independientes (aunque, justamente, EEUU pretenda evitar esto en América latina). El mundo bipolar tenía un clivaje ideológico, el multipolarismo busca la diversidad de sistemas, lo que aleja la configuración del orden actual respecto a la contradicción comunismo capitalismo, volviendo más “realista” el esquema de RRII. Aunque es evidente que el “mundo regido por normas” y “los valores occidentales” que los globalistas pretenden imponer como único legítimo, son una ideología fuerte y agresiva.

En significado de la flotilla rusa debe ser visto como parte del sostén de los lazos que ya tiene Rusia en la región especialmente con Venezuela y Nicaragua además de Cuba. Y mostrar que “también” es un actor en este hemisferio. Como, también, algo mucho más simple, aprovechar oportunidades frente a la potencia que se plantea como su enemigo no dispuesto a negociar y sostén principal de Ucrania.

Recodemos que desde la asunción de Vladimir Putin como presidente de Rusia las relaciones con Cuba fueron en aumento (aunque sin llegar nunca a los niveles de la era soviética). En el 2000 visitó Cuba. Rusia es el acreedor máximo de la isla (unos 35000 millones de u$s). Ha proporcionado ayuda a catástrofes, materiales de construcción, instrumental médico. Ha hecho convenios para búsqueda de petróleo y minería en el 2008. En el 2009 otorgó créditos para ayuda humanitaria y para comprar cereales por 25000 tns. Mas 150 millones para comprar maquinaria agrícola. En el 2013 realizo acuerdos en educación, salud, aeronáutica y tecnología espacial. Se especula con la reapertura de alguna instalación rusa que sirva para redes de comunicación, o inteligencia, o temas del espacio aéreo en este hemisferio y que son necesarias para la autonomía estratégica en esa esfera.

Volumen de intercambio entre Rusia y Cuba muy bajo en términos económicos. De hecho, tiene poco intercambio con América latina salvo Brasil. Pero políticamente es significativo y en ascenso desde a la asunción de Putin. Apoyó a Cuba con petróleo casi 90mil toneladas para palear su grave crisis este año. Y esta visita refuerza la relación en un momento de graves dificultades económicas de la isla. Cuba implica para Rusia poco gasto o riesgo y mucho rédito.  Cuba casi no tiene FFAA capaces para la guerra moderna. Sin embargo, tiene personal humano con cierta experiencia y disposición (como los médicos etc. los profesionales son buenos, pero carecen de todo).  La última adquisición militar fue un Mig 29 para desguazar y tener como repuestos, ¡en el 2000¡ Los cubanos tienen buena inteligencia, muchas relaciones en el continente y saben cómo gestionar los problemas latinoamericanos de los distintos países. O al menos, pueden proporcionar a Rusia una línea de acción en situaciones de crisis en los distintos países de la región para apoyar fuerzas gobiernos o partidos que se orienten hacia una buena relación con la potencia euroasiática.

Que puede ofrecer Rusia a América latina. En primer instancia cierto respaldo geopolítico para fuerzas o gobiernos que desean mayores niveles de autonomía estratégica frente a la ponencia del norte. La inclusión en los nuevos espacios alternativos que están surgiendo en el mundo, redes de financiamiento y relaciones win win que parecen emerger. Además, sí, Rusia dispone de ciertas capacidades para la inversión y desarrollo en algunas industrias, como la de energía, la industria militar, industria minera, el agro. En esos rubros son competitivos. Y es de destacar que, en energía excedentarios, lo que para países como Cuba ampliamente deficitarios es una ayuda fundamental como ya se ha demostrado.

Para cerrar

La flotilla rusa no es una amenaza militar directa, y no pretende serlo. Sí es una intromisión en el “patio trasero” de los EEUU, y tiene la intención de mostrar al mundo que, de Rusia, con su” brazo duro” de las FFAA, se mueve por el mundo con libertad. Aunque no es de desestimar la llamada de atención que los EEUU debe sentir frente a unidades con armas que pueden ser de gran eficacia.

Lo que Rusia logra, o podría lograr, es mandar una señal a la región de que está en la zona, que puede actuar en ella y potenciar sus relaciones con actores regionales disconformes. Por ello los EEUU también dan una señal moviendo sus unidades militares. Sin embargo, es Rusia la que puede ganar algo, EEUU solo sostener los “suyo”. Los norteamericanos se encuentran en un momento de intensos debates internos sobre cómo encarar su rumbo en política internacional, y cualquier muestra de debilidad, o apuesta que demuestre ser costosa o equivocada, perjudicará a quien la lleve adelante.

Cuba se encuentra en una situación interna problemática, con tensiones de su estructura económica que se han agudizado en los últimos tiempos. La ayuda rusa es muy bienvenida por las autoridades, mucho más la económica que la militar. Sin embargo, el efecto simbólico y político de las unidades militares en el puerto de La Habana es fuerte y respalda al gobierno claramente. Solo pensemos esa misma situación en Puerto Madryn o Lima.

En definitiva, la presencia de unidades en el Caribe es una movida más en el ajedrez de la política mundial, en esta partida por la configuración de un nuevo orden.

Guillermo Martín Caviasca* Doctor en Historia UBA / Docente e investigador UBA y Universidad de la Defensa Nacional / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa

Foto de portada: AP Foto/Ariel Ley

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Guillermo Martín Caviasca

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