Análisis del equipo de PIA Global Norte América

La llegada de Trump a la Casa Blanca desde una perspectiva latinoamericana

Escrito Por Oscar Rotundo

Por Dr. Fernando Esteche* Oscar Rotundo** Tadeo Casteglione***. –
La llegada de Trump a la Casa Blanca constituye una revitalización de la doctrina de los padres fundadores.

Reseña histórica del desarrollo imperialista en la región

Podemos decir que hay una especie de revival de la Doctrina Monroe, que nace con John Quincy Adams y James Monroe en 1823, para delimitar el espacio de influencia de la región de América del Norte, en relación a la influencia europea, cuestión que derivó en un enfrentamiento que se reflejó en las posiciones opuestas de Monroe respecto a Canning, canciller de la corona británica.

Definitivamente, el desarrollo de la mencionada doctrina no sólo implicó el criterio de que América debía ser para los americanos, sino que se extendió también a Asia Occidental para los americanos, Asia Central para los americanos, Europa Oriental para los americanos, convirtiéndose en una doctrina imperialista.

La articulación de esta doctrina ha tenido diversas formas de implementación como la compra de territorios o la anexión.

Desde las trece colonias del este, hasta ser el tercer país más grande del mundo, su concepción expansionista estuvo siempre presente.

Más del 55% del territorio norteamericano (5,5 millones de kilómetros cuadrados) fue comprado por los diferentes gobiernos norteamericanos, sumándose a eso lo conquistado a los indígenas en la expansión hacia Occidente, mediante genocidio.

Thomas Jefferson fue uno de los impulsores de la compra de territorios, llegando a París para intentar comprar la colonia que Francia tenía en el norte del continente americano. Tras la derrota en Haití, Napoleón pactó la venta de Luisiana por 15 millones de dólares (420 millones de dólares en dinero actual), con lo que Estados Unidos recibió un territorio de 2,14 millones de kilómetros cuadrados (21,8% del territorio actual), en el territorio adquirido se encuentran 15 estados, total o parcialmente, entre ellos Kansas, Misuri, Oklahoma, Colorado y Luisiana.

En el sureste, se encontraba la colonia española de Florida (Florida y parte del territorio de Mississippi y Alabama), por la que el gobierno estadounidense también ofreció comprar, pero tras ser rechazada por España, Estados Unidos entró en guerra con las tribus indígenas seminolas que se refugiaron en esa región y con el tiempo y ante la imposibilidad de defender estas posesiones, España cedió estos territorios por el pago de una indemnización de 5 millones de dólares (125 millones de dólares en dinero actual).

En 1848, Estados Unidos emprendió otra expansión a gran escala, adquiriendo 1,36 millones de kilómetros cuadrados de tierra mexicana, lo que representaba más de la mitad de su territorio en ese momento.

Esta adquisición fue precedida por la Guerra México-Estadounidense de 1846-1848, que fue una terrible humillación para ese país.

Mediante la guerra y la extorsión para obtener la compra rentable de otros vastos territorios hoy ocupados por los estados de Utah, Nevada, California y Colorado, por sólo 15 millones de dólares (600 millones del valor actual) Estados Unidos consolidó su poder territorial.

De esta manera, esta actitud de comprar o conquistar no es nueva y las amenazas de la actual administración Trump hacia Panamá, Groenlandia e incluso la propuesta respecto a los territorios palestinos ocupados en Gaza tienen un correlato histórico que habla de su tendencia inquebrantable a la política imperialista.

En este sentido, podemos decir que Trump representa una especie de aggiornamento de la Doctrina Monroe, teniendo al mismo tiempo un ancla muy importante en el Discurso de Despedida de George Washington, donde el primer presidente norteamericano intervino en la contradicción entre Hamilton y Jefferson respecto a los acuerdos preexistentes con Francia.

Este tipo de revisionismo respecto a los padres fundadores, no sólo de Norteamérica, sino del imperialismo por parte de Trump, pretende reconstruir la vieja idea de la insularidad continental, es decir, no tener vecinos que nos molesten.

De la misma manera que compró Alaska a Rusia, ahora quiere adquirir Groenlandia, no sólo en términos de riqueza, sino también en relación con la disputa por el Ártico con China y Rusia. Lo mismo ocurre con el intento de asimilar Canadá a los Estados Unidos.

Despliegue en América Latina

La primera incursión de la política exterior estadounidense tenía tres objetivos en la mira: Venezuela, Panamá y México. Para ello, Trump encomendó la tarea al funcionario Richard Grenell y al secretario de Estado Marco Rubio.

En Venezuela, para asegurar el suministro de hidrocarburos. En Panamá, para forzar una instrumentación ventajosa sobre el resto de los países en materia de tránsito en el Canal interoceánico y con México, para condicionar su posición frente al fenómeno migratorio y, vía aranceles, condicionar a las empresas norteamericanas que producen en ese país a regresar a Estados Unidos.

En Venezuela, Richard Grenell garantizó que el costo de las deportaciones lo asumiría Venezuela, enviando aviones de su flota para repatriar a los deportados. También recuperó a seis mercenarios condenados por participar en la operación golpista denominada Gedeón y despejó las dudas que pudieran existir sobre las concesiones a empresas como Chevron para la explotación de petróleo en la Faja Petrolífera del Orinoco.

La gira del secretario de Estado Marco Rubio, un notorio lobbysta mafioso vinculado a la migración cubana anticastrista, revela una plausible ofensiva donde recogió resultados concretos en su viaje a Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.

Con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, logró la ruptura de la relación de ese país con China, haciéndola desistir de participar en la Ruta de la Seda, también dejó la puerta abierta para revisar la concesión de los dos puertos que han sido operados durante décadas a ambos lados del Canal por una empresa con sede en Hong Kong, CJ Hutchison Holdings, además sentó las bases para el establecimiento de un aeropuerto y asentamiento de tropas estadounidenses en el Tapón del Darién y adelantó la discusión para que el tránsito de barcos estadounidenses, principalmente de guerra, estuviera exento del pago de los servicios del canal.

En El Salvador con el presidente Nayib Bukele acordó que el gobierno de ese país recibiría en sus cárceles a extranjeros condenados por graves delitos que serían deportados, articulando esta política con el envío de presos con iguales características a la base ilegal de Guantánamo, en territorio cubano.

Bukele ofreció la posibilidad de “subcontratar partes del sistema penitenciario estadounidense” recibiendo a “criminales presos” en la mega prisión que mandó construir hace dos años para albergar a miembros “de alto rango” de la MS-13 y Barrio 18, a cambio de una tarifa “relativamente baja”.

El replanteamiento de Bukele de los criptoactivos como moneda de curso legal, que condicionó su relación con el FMI para el otorgamiento de los préstamos que el país necesita con urgencia para solucionar su situación económica.

En República Dominicana consiguió que el lacayo reelecto en el ejecutivo, Luis Abinader, entregara el avión Dassault Falcon 200 propiedad del gobierno venezolano, el segundo robado en el extranjero al gobierno bolivariano, el primero ocurrido en Argentina durante el gobierno de Alberto Fernández. Abinader obtuvo del oficialismo norteamericano un respaldo concreto a su política represiva con los desplazados haitianos y el silencio permisivo de Estados Unidos a sus políticas xenófobas, que incluyen también el aumento de las redadas, la militarización de la frontera común y la construcción de un muro de 165 km entre ambos países.

Con Arévalo en Guatemala fortaleció el estatus colonial del país, que además ofreció su territorio como espacio para recibir a deportados indeseables y acordó reforzar la seguridad en los 300 kilómetros de frontera que su país comparte con México, por donde transitan quienes aspiran a llegar a Estados Unidos.

Rubio también logró que Guatemala se uniera a Belice y Paraguay en el reconocimiento de Taiwán.

En Costa Rica, con Rodrigo Chaves, consiguió un puesto muy importante para el proceso de desestabilización y subversión contra la revolución sandinista liderada por Daniel Ortega.

Costa Rica recibirá apoyo de la DEA (Drug Enforcement Agency) y el FBI (Federal Bureau of Investigation) para trabajar con sus equipos de seguridad contra el crimen organizado y el narcotráfico.

Relación del gobierno de Estados Unidos con México

En el caso de México, al coexistir con los acuerdos TLCAN y T-MEC, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es un acuerdo comercial que modernizó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o TLCAN. El T-MEC entró en vigor el 1 de julio de 2020, al ser una economía complementaria, subordinada, que alimenta la producción norteamericana a través de la maquila y la mano de obra barata, probablemente, además al ser el país que garantiza gendarmería fronteriza respecto a las políticas migratorias, existe una situación permanente de agitación constante, que la presidenta Sheinbaum ha manejado con mucho decoro, asumiendo la condición de subordinación que históricamente tiene el país, pero sin perder la dignidad, y tratando de defender los intereses mexicanos, tanto de los que viven en su tierra como de los que viven en Estados Unidos.

Argentina en la era Trump

Respecto a Argentina, debemos mencionar que con el gobierno de Javier Milei se ha profundizado la relación neocolonial del país con Estados Unidos, adquiriendo características grotescas cuando asumió Donald Trump, ya que, para ser visto como un aliado de su gobierno, ha tomado medidas por simpatía como retirar a Argentina de la OMS.

Pero el presidente Trump ha reiterado que no habrá excepción para Argentina respecto a los aranceles del 25%, porque según dijo, “tenemos un pequeño déficit con Argentina” y esto impactará fundamentalmente en las exportaciones de acero y aluminio, lo que afectará el ingreso de divisas y podría representar un duro golpe para las empresas locales.

La consultora Analytica advirtió que “en 2024, la industria siderúrgica registró una caída interanual acumulada de 22,6% según el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) mientras que la fundición de metales se contrajo un 17,6%. La industria del aluminio, principalmente Aluar, cayó un 1,8%, gracias a que exporta la mayor parte de su producción y tiene menos vínculos con el mercado interno, por lo que sufrirá un impacto más profundo de esta medida. Aguas abajo, los fabricantes de productos metálicos sufrieron una caída de 13,2% en 2024”.

Mercosur y Brasil en la mira

Las medidas proteccionistas de Trump vía aranceles también apuntan a bloques regionales como el Mercosur porque tiene aranceles muy altos debido a que fue creado como un bloque que priorizaba la relación entre cuatro países, que tenían economías dinámicas y buscaba fortalecer la integración sin tomar en cuenta al mundo, cuando los aranceles bajaron de un promedio de 15% a un promedio de 3%.

Brasil, con la mayor economía de la región, uno de los fundadores de los BRICS y una de las 10 principales economías del mundo, podría considerar imponer aranceles a empresas tecnológicas estadounidenses como Amazon, Google, Meta y Spotify en reciprocidad a los aranceles del 25% que Trump aplicaría a partir de marzo a sus empresas productoras de acero y aluminio, ya que es el segundo mayor proveedor de acero y hierro a EE.UU., en 2024 exportaron ambos productos a Estados Unidos por valor de 4.677 millones de dólares.

Conclusión

Ante una evidente contraofensiva estadounidense encabezada por el presidente Trump para recuperar espacios que generen ventajas económicas, supremacía política y sobre determinación respecto de sus vecinos, la región no está en buena posición para repeler tal movimiento. Esa es una conclusión y un concepto.

En todo caso, así como ocurrió cuando se inició la instauración del neoliberalismo en la región allá por los años 1970, lo que exigió años de redespliegue de las élites norteamericanas, así también esas décadas de redespliegue sirvieron de experiencia para la resistencia de los pueblos, que a la larga lograron derrotar ese modelo.

Con este redespliegue del trumpismo en la región, probablemente podamos prever una situación similar en el mediano plazo, augurando un nuevo proceso de resistencia popular que derrote las aspiraciones hegemónicas y expansionistas del imperio unipolar norteamericano.

Dr. Fernando Esteche* Doctor en Comunicación Social (UNLP). Dirigente político. Director de PIA Global

Oscar Rotundo** Analista político y editor de Periodismo Internacional Alternativo PIA Global

Tadeo Casteglione*** Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales. Columnista de PIA Global

Este artículo ha sido publicado en ingles en el portal United World International

Foto de portada: UWI DATA

Acerca del autor

Oscar Rotundo

Analista político y editor del equipo de Periodismo Internacional Alternativo PIA Global Miembro del consejo editorial de la Revista "PUEBLO EN ARMAS", del CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES DE LAS RELACIONES CÍVICO-MILITARES (FUNDAPAS)" República Bolivariana de Venezuela

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