Situación del conflicto en el escenario internacional
En los dos últimos meses (marzo y abril) estamos presenciando lo que pareciera ser el final de la ofensiva prolongada rusa iniciada hace más de un año luego de la toma de Advitka. Desde ese momento las fuerzas de Moscú mantuvieron una ofensiva permanente que se desarrolló en todo el frente, pero esencialmente, en el frente de Donetsk en dirección Advitka Pokrovsk. Esta ofensiva prolongada y permanente (como ya hemos analizado) se caracterizó por una serie sucesiva de micro ofensivas que permitían regular el desgaste de la fuerza propia y mantener la presión; eludiendo también la exposición masiva de medios en operaciones de envergadura y descubiertas, lo que es esencial para regular bajas ante los nuevos medios de combate. El avance ruso fue “casi” permanente a lo largo de ese año y cuatro meses. Obligando a los ucranianos a retroceder sin pausa. Los rusos tomaron algunas fortalezas y avanzaron hasta amenazar Pokrovsk. Ciudad clave para (allí sí) amenazar las dos ciudades que constituyen un objetivo estratégico: Slaviansk y Kromatovsk.
Es indudable que los rusos avanzaron sin pausa. Pero también que en más de un año lo hicieron 40km, y aun no lograron tomar la ciudad objetivo inicial; como también que a pesar del notable desgaste ucraniano (y propio) los de Kiev mantiene la capacidad de resistencia, lanzando esporádicos contraataques locales. Sin embargo, también, la idea que queda es que los ucranianos, aunque no se derrumben, no pueden hacer otra cosa que perder terreno
A lo largo de este tiempo los de Kiev intentaron una ofensiva de distracción que desviara la presión rusa en Donetzk, y a su vez que los mostrara capaces de hacer algo más que retirarse. Esa fue la operación de Kursk, el último intento de hacer algo que no sea defenderse en lo que hace a operaciones convencionales.
Bien pensada desde el plano táctico, los ucras sorprendieron y lograron ocupar unos 3000 o 4000 km2, en unos días (algo notable para el ritmo de la guerra). Aunque rápidamente los rusos contuvieron el ataque. Aunque no sabemos cuál era el objetivo táctico de las fuerzas en operaciones, parecía avanzar todo lo que se pudiera con pequeñas unidades sin otro destino que ocupar el mayor espacio posible. Se discute cual era el objetivo ucra, para nosotros obligar a los rusos a distraer fuerzas del Donbas para disminuir una presión sobre Pokorvsk. Ya que en ese momento parecía que realmente los rusos estaban a punto de romper el frente y lograr un avance de cierto grado de rapidez frente a unas fuerzas ucras al borde del colapso.
En otro artículo presentamos un análisis, cuyas hipótesis creemos sigue siendo valiosas. Sin embargo, ese pequeño territorio se transformó en un nuevo frente que consumió grandes fuerzas a los de Kiev. En poco tiempo los rusos habían recuperado las zonas más expuestas y los ucras se atrincheraban en torno a la cuidad de Shucsa. Finalmente, en este pasado mes de marzo los rusos lanzaron una contraofensiva exitosa. Quizás las más exitosa de los últimos tiempos por su calidad y rapidez del avance, desalojando a los invasores de todo el territorio de Kursk.
La victoria en Shucsa es motivo de interés. Porque fue amplia y clara: los ucranianos se retiraron en desbandada. Porque contó con una serie de operaciones que requirieron preparación y habilidad, como la penetración por una cañería en la retaguardia de las tropas de Kiev por parte de unidades especiales rusas; las que hicieron entrar en pánico a las fuerzas del frente que se retiraron en desbandada ante la idea de que estaban siendo cercadas por sorpresa. Se aprovecho bien el terreno. Avanzando varios km en un par de días, etc. Y porque se dio en medio de las negociaciones de paz impulsadas por Donald Trump. En este sentido deberá ser estudiado en el futuro cuanto influyó en el éxito ruso (si es que lo hizo) la suspensión de la inteligencia (el cegamiento) por parte de EEUU a las tropas ucras en territorio ruso. Esto podría haber dificultado las comunicaciones, el “mando y control” eficaz, y la capacidad de ubicar el detalle los movimientos de unidades rusas para impactarlas como blancos perfectamente visibles. Sabemos que uno de los más importantes apoyos de EEUU a Ucrania es justamente la “dirección de tiro”, la “detección de blancos” y el asesoramiento directo en la ejecución eficaz de estos temas. No es que sea “todo”, pero es un diferencial muy importante que dificulta grandemente los movimientos rusos aumentando su costo.

Balance de Kursk
La ofensiva ucra que comenzó el 6 de agosto del 2024 se da por concluida en marzo del 2025 con la expulsión (no retirada) de las fuerzas de Kiev. Los objetivos, sean cuales fueran, “intercambiar territorios”, desviar fuerzas para disminuir la presión en Donbass, tomar la última llave del gasoducto que cruza Ucrania hacia Europa en Shucsa, o solo levantar la moral de las fuerzas propias, no cumplió ninguno de sus objetivos. Por lo tanto, podemos afirmar que fue un fracaso en el que se implicaron decenas de miles de hombres, materiales muy cuantiosos y numerosas bajas. Aunque también podemos señalar que este fracaso no estaba escrito así desde el inicio.
Si los ucras hubieran realizado una audaz incursión muy profunda; y cuando los rusos reagruparon fuerzas y comenzaron a requerir una batalla a fondo, se hubieran retirado, con destrucción y prisioneros, entonces, como hecho de propaganda hubiera servido. Pero se aferraron al terreno y así abrieron un nuevo frente que les consumió decenas de miles de hombres y material. Aunque también lo mismo a los rusos. Pero a estos, se supone, que les afecta menos, proporcionalmente.
Podemos decir a favor de Ucrania que demostró la capacidad de empeñar nutridas fuerzas en un nuevo frente y afrontar muchas bajas. Ya que, según las mismas fuentes occidentales, las bajas de Kiev se han elevado y equilibrado (y aun superado) a las rusas (al menos por momentos). Aunque destacamos que, en el tema bajas, especialmente humanas, la propagada y las exageraciones son tan desorbitadas que hacen muy difícil evaluar con una mínima aproximación mientras dure la guerra. Pero en el balance final es indudable, que la expulsión exitosa en una operación de interés por haber sido hecha en medio de las negociaciones para establecer una tregua, cobra un significado más favorable a Rusia, potenciando el resultado de la victoria en términos políticos.
Balance de la ofensiva rusa
Como señalamos desde la toma de Advitka en febrero del 2024 los rusos comenzaron a presionar en dirección a Pokrovsk ubicada a unos 40/50km en línea recta y nodo de comunicaciones de importancia. Clave (o último paso antes de iniciar el asalto contra las ciudades de Kromatovsk y Slaviansk, últimos baluartes ucras en Donetsk). Lo cierto es que a lo largo de meses se pudo observar un ritmo de avance ruso que en algunos momentos amenazaba con anunciar la ruptura del frente Ucra, el colapso y caída del resto del Donbass. Los avances se desarrollaron con un ritmo mayor que lo que venía sucediendo en Bajmut y Advitka. Sin embargo, a un año y dos meses, Pokrovsk no ha caído y la ofensiva parece haber terminado, o al menos haber entrado en una pausa operativa.
En realidad, en esta etapa de la guerra los combates se desarrollan en varios puntos a lo largo de los 1000Km de frente. Pero lo importante es el “Esfuerzo principal” que se realizó en el Donbass. Aun habrá que ver si estamos frente a una pausa operativa para reponer fuerzas, o si los rusos (que mantienen la iniciativa estratégica) cambian el eje de avance.
Lo cierto que Rusia ha demostrado una admirable capacidad de mantener una ofensiva permanente de más de un año. Con ofensivas secundarias y complementarias. Lo que de por si es un éxito. Sin embargo, si medimos en km de avance el ritmo sigue siendo muy bajo. A este ritmo se necesitarían uno o dos años más de guerra para tomar el resto de Donetsk solamente. Lo que más allá de las consideraciones estrictamente bélicas, es un esfuerzo económico y de implicancias en las RRII que puede tener consecuencias negativas para Moscú. Pero, como señala Donal Trump en su última intervención para establecer un acuerdo, prolongar la guerra más lento o más rápido solo augura peores condiciones con más territorios perdidos por Ucrania, al menos esa es la “foto” actual.
Tampoco sabemos el nivel de desgaste de las fuerzas ucranianas. Todo está sujeto a mucha propaganda, aunque asumimos que es muy alto. Se señala que es una “Guerra de desgaste” donde la clave no es la cantidad de territorio conquistado ni la movilidad de las fuerzas, sino la cantidad de bajas y quien se desgasta hasta colapsar. Si el “desgaste” en vistas del “colapso” es un objetivo de este tipo de guerra., podemos asumir que Rusia tiene mucha más facilidad de generación de fuerzas. Como también que todos los analistas indican cierto cansancio entre los ucranianos. Eso es lógico. En la actualidad se encuentran enfrentados a la presión de los EEUU para aceptar un acuerdo que implica una rendición y la entrega de su país restante a los EEUU. Y, evidentemente, el gobierno ruso muestra su voluntad de seguir peleando para conseguir los mayores objetivos posibles en su momento más favorable. Lo cual es en parte lógico ya que este año de ofensiva permanente dejo la imagen de que Ucrania solo puede retroceder. Quizás ese es el más importante éxito ruso. Mas allá de los avances moderados. Pero nunca debemos dejar de señalar que los avances son moderados y anuncian, en caso de seguir la guerra a este ritmo, años de combates para ocupar por la fuerza los cuatro oblast que Rusia reclama. En definitiva, el balance de un año de ofensiva es moderadamente optimista en lo militar, y más destacado en lo político.
Los futuros pasos de la guerra
Entonces, paralelamente a la victoria rusa en Kursk, se ha ido evidenciando una ralentización de la ofensiva en Donbass. Esto no significa que Rusia esté por perder la iniciativa estratégica, esto no será así ya que Ucrania no dispone hoy de las capacidades de pensar siquiera una ofensiva como la de Kursk o Jerson, y mucho menos como la fracasada de Zaporiya en el 2023. Eso hoy está muy lejos. De hecho, las apuestas a ofensivas con objetivos desproporcionados que impulsaron los políticos europeos fueron errores graves, de gente que desconoce la situación militar (y no solo está) que dejaron a Ucrania en peores condiciones que antes.
Hoy los rusos, después de más de un año esta ofensiva interminable, llegan a un punto en el que deben detenerse y replantearse como continuar. Recuperar fuerzas, repensar objetivos, etc. Teniendo en cuenta la importancia de la etapa diplomática en vigencia. En ese sentido se plantea que quizás estén pensando un nuevo eje principal de avance. Como tienen la iniciativa estratégica son ellos lo que generan dilemas al enemigo. Aunque no dudamos que deberán mantener su presión en Donetsk, ya que es un objetivo estratégico de cara a las negociaciones. Quizás se reagrupen y ataquen para recuperar Izium y Liman (ciudades perdidas en la contraofensiva ucraniana de Karkov, el más importante éxito ucraniano y el punto más bajo de la guerra para Rusia), posiciones que amenazan por el norte a Slaviansk; o quizás intenten poner más presión hacia Zaporiya, otro de los Oblast que reclaman completo; o en dirección hacia Dnipro. Eso solo lo saben los mandos rusos. Y aun, en el momento de escribir esta nota, las fuerzas rusas estaban realizando un asalto en la zona de Pokrovsk (que incluía numerosas fuerzas en motocicleta), y otro en Kupiansk. Lo que indica que el hecho de que haya un freno no implica que las operaciones hayan cesado.
Nuestra opinión es que más de un año de ofensiva se logró demostrar que los ucranianos resisten y retroceden. Pero no pueden retornar una iniciativa. O sea, están condenados a la derrota. Aunque está claro que una derrota muy lenta y para nada catastrófica. Sin embargo, en una proyección lineal (nada es lineal, y la guerra puede alterarse más hacia un lado u otro con factores externos al combate mismo, pero se analiza lo que se sabe y conoce) la correlación de fuerzas se altera paso a paso en contra de Ucrania con el paso de los meses. Ya analizamos en otro artículo el contenido relativo del concepto de victoria, lo exaltados tribuneros del bando que sea deben quedar fuera de estas discusiones.
Sin embargo, también es de señalar que en más de un año los rusos no lograron un objetivo de características estratégicas. En el campo de batalla. Pero si lograron incidir en el plano de la voluntad de lucha de sus adversarios. Lograron un resultado lo suficientemente favorable como para que EEUU considere que para sus prioridades el esfuerzo de apoyar a Ucrania no vale. Y los europeos estén al borde de la histeria
Como también debemos comprender que la guerra de desgaste, “desgasta” hombres y material. Y sin dudas ha aumentado el desgaste ucraniano con los efectos morales evidentes. Pero también es de destacar que el objetivo de una “guerra de desgaste” no es el desgaste por el desgaste mismo in eternum, sino que la otra parte se quiebre. Esos avances pequeños o un poco mayores no son grandes éxitos, sino que los éxitos son que el desgaste produzca el derrumbe del frente y un avance significativo sorbe objetivos estratégicos, o la destrucción final de las fuerzas enemigas (o una porción sustancial de estas). Y eso no ha sucedido. Es importante entender esta cuestión del “guerra de desgaste” que entre los ajenos al mundo militar suele no ser comprendido. La guerra de desgaste en una imposición no deseada de un equilibrio de fuerzas que impide maniobrar y quebrar al enemigo con menos costos y tiempos. En cambio, en el desgaste, dos enemigos pelean con la esperanza de un desangre y allí debilitado, liquidarlo, en un largo plazo.
Las negociaciones de Paz
Este es el terreno clave del conflicto en este periodo. Donald Trump asumió el gobierno de EEUU el pasado mes de enero. Y mostró su disposición a cumplir con sus promesas de campaña. Una de ellas, lograr dar por terminada la guerra de Ucrania para esta semana santa. No podemos negar que ha actuado en ese sentido con una energía sorprendente. Ha dejado a los europeos pedaleando en el aire, señalando abiertamente que no tienen voz ni voto. E intentando imponer a Ucrania una serie de concesiones a favor de Rusia muy amplias. En realidad, lo que propone Trump es dar por hecha como “frontera” la línea de frente con algunos cambios menores. Aunque eso no es lo mínimo que pretende Rusia.
Pero lo que Trump ha puesto sobre la mesa y finalmente obligado a firmar a Ucrania son concesiones económicas. Las concesiones de todos los recursos minerales imaginables, más el control sobre las decisiones de inversión y sobre las rentas de los mismos, más las vías de extracción como puertos; las exigencias de EEUU aparentan que la guerra perdida por Ucrania es contra EEUU. En realidad, EEUU se quiere garantizar para sí, sin competencia (China, por ejemplo) tanto la reconstrucción de Ucrania residual, como las riquezas que puedan ser esenciales para el proyecto trumpista de reindustrialización de EEUU. Es más, EEUU quiere quedarse con el Nord Stream y se va a quedar con la central nuclear de Zaporiya (la más grande de Europa).
Las exigencias unilaterales han variado y más allá de los documentos iniciales, aparecen nuevas exigencias cada vez que pareciera descubrirse algo nuevo a explotar. Ucrania parece dispuesta a ceder todo, pero a cambio de “garantías de seguridad”, que implican garantías militares contra Rusia. Este es el principal punto de discrepancia con EEUU, que no está dispuesto a darlas. Como tampoco los de Kiev parecen dispuestos a ceder más territorio del perdido hasta ahora. Sin embargo, lo que sucede es que por más poder relativo que EEUU tenga, lo cierto es que los actores no son simples títeres. Para nada lo es Rusia, que ha planteado exigencias que parecen muy difíciles de admitir por Ucrania sin una derrota clara en el campo de batalla. Aunque siempre debemos tener en cuenta que en una negociación las partes plantean más exigencias que las que al vinal están dispuestos a acordar. Europa “berrincha” y amenaza con llevar la guerra por sus propios medios. Cosa que a los oídos rusos puede sonar una amenaza para años más adelante, pero hoy Europa es inofensiva, y debe sonar a un chiste. Sin embargo, la misma Ucrania no es un simple títere. Si bien es cierto que no se sostiene en combate sin los EEUU y que probablemente en pocas semanas sus FFAA caerían frente a las rusas sin el apoyo de Washington. También es importante saber que en estos años de guerra Ucrania ha conseguido autogenerar hasta 1/3 del material que consume. Entre ellos los muy importantes drones, con los que ha podido equilibrar la guerra en el Mar Negro y atacar infraestructura estratégica rusa muy al interior del país, como poner en pie “brigadas de drones” de gran efectividad en el momento de intentar sostenerse frente a las ofensivas rusas. Lo cierto es que Trump no puede abandonar a Ucrania si las exigencias de Putin exceden lo que se pueda presentar en público como una victoria propia. Ceder territorio que no se han ganado en el campo de batalla, inclusive más allá del Dniéper (Jerson), desmilitarización sin protección de aliados, etc. Aunque no está demás destacar que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, se ha mostrado muy compresivo con las demandas rusas. De hecho, para EEUU la presencia del dominio norteamericanos sobre los recursos y logística ucraniana sería suficiente disuasión… y que el resto lo resuelvan los europeos o otros terceros países. La visión que se puede asumir es que, para conseguir combatiendo sus objetivos de máxima los rusos, podría tener que estar dispuestos a combatir años y asumir cientos de miles de bajas. Si los ucras no se derrumban (y hasta ahora pese a todos los anuncios, no lo han hecho) suena imposible. Pero también que, cada tantos meses, así como está planteada la guerra, la negociación será más desfavorable para Ucrania.

Putin se reúne con el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, para abordar la guerra en Ucrania. Derechos de autor Gavriil Grigorov, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP
Por ahora el objetivo de Trump de una tregua para pascuas ha fracasado. Y a su vez, creemos que este es el momento más favorable para Rusia. Pero más que en lo militar (también lo es) en el ámbito de la diplomacia. Rusia cuenta aún con una situación económica, de RRII y “estructural” sostenible (no será eterna, la inflación comienza a presionar internamente, los precios de los productos rusos exportables están a la baja hoy… por ejemplo). Una generación de fuerzas adecuada es otro dato clave de la confianza rusa. Una Europa que está fuera de juego con unos EEUU dispuestos a repartirse Ucrania y hacer negocios con Rusia en un plano global. Entonces podemos preguntarnos ¿Por qué Putin, un líder inteligente, no acepta quedarse con lo que conquistó? Inclusive algo más y cerrar este conflicto desgastante en forma suficientemente positiva para agendarse una victoria. Y así dedicarse a reconstruir y reordenar el poder nacional ruso que más allá del desgaste que se le atribuye, sin dudas seria potenciado en un tiempo por esta victoria
El problema está en que el frente ucraniano “debería”, para Rusia, quedar asegurado más allá de la actual voluntad de Trump, y no solo entrar en un impasse de x cantidad de años en los que Ucrania se potencia militarmente, solidifique sus vínculos con Europa. Quizás Europa adquiera algún tipo de poder militar y geopolítico real, o EEUU cambie de posición, y la guerra se reabra con una Ucrania potenciada en 10 años. Porque si desde el punto de vista ucraniano es lógico entender las peticiones de “garantías de seguridad”, desde el punto de vista ruso estas “garantías” se traducen en los reclamos actuales. Los intereses de las partes no son compatibles ni equilibrables. No debemos olvidar las barbaridades que en un gesto sincericida (o quizás no sea real y solo haya hablado por quedar bien en el momento más guerrerista de Europa, en el que el “apaciguamiento”, remitiendo a Múnich, era visto como algo malo) Angela Merkel señaló que los acuerdos de Minsk habían sido una trampa para ganar tiempo y engañar a Rusia. Lo cual es una barbaridad, o es una barbaridad decirlo en público siendo Merkel y no comprender que eso tiene consecuencias.
Por eso los gestos de treguas parciales, son papel mojado. En general Rusia aceptó treguas donde no necesita realizar ataques y, en escenarios que de hecho Ucrania tenía alguna ventaja o algún margen de autonomía: el mar Negro, en los ataques con drones a la retaguardia energética etc. Pero no en el frente terrestre, donde a Kiev le va mal. Por lo tanto, no tienen un destino ninguno sin un acuerdo integral.
Cuál es el objetivo de EEUU
Es imposible comprender el desarrollo de la actual etapa de la guerra de Ucrania si no comprendemos los objetivos de EEUU. O sea, comprender que los objetivos de EEUU son globales y se relacionan con Ucrania solo parcialmente.
La nueva administración encabezada por Trump ha tomado nota en forma clara de que el horizonte del “mundo unipolar”, el de la hegemonía norteamericana mundial e incontestable, se ha acabado. En concomitancia con esto y asumiendo una postura realista, EEUU da por terminado al “mundo basado en reglas” reemplazándolo en su concepción por un mundo de equilibrios de poder, de relaciones de fuerzas.
EEUU comprende en apariencia que vamos (o ya estamos) en un mundo “multipolar”, o de varias potencias, o como sea que se organice el sistema mundial “anárquico” (sin una autoridad superior). Y en ese mundo Trump lucha aceleradamente para reposicionar a EEUU en las primeras posiciones, como una gran potencia definitoria en algunos ámbitos, pero entre otras. Ya no puede, ni quiere imponer su voluntad en todos los escenarios. Por eso busca resoluciones favorables, y ceder espacios a otros actores. Pero preservando algunos escenarios claves: América latina para comenzar. Y dedicar su esfuerzo a frenar el ascenso chino, el principal competidor, que amenaza con desplazar a EEUU en todos los escenarios.
Es evidente que EEUU (y Europa) están pagando el error de los 90, de haberse creído su propio discurso neoliberal de la globalización. Trans nacionalizar, deslocalizar sus cadenas de valor, su producción, su tecnología, fue una apuesta equivocada. Creían que un “gobierno mundial”, una elite global, una economía universalizada en un mundo neoliberal establecería un dominio por sobre todos los actores, con estados débiles y sociedades atomizadas. Y específicamente creyeron que China, al abrirse al capital extranjero, seria absorbida por este mundo. Por ello radicaron gran parte de sus capitales allí, atraídos por mano de obra barata y un mercado masivo en ascenso. Pero los chinos con un férreo timón, mantuvieron al “pájaro volando en una jaula” y se chuparon el conocimiento y tecnologías occidentales, realizando su “acumulación originaria” y pegando un salto cualitativo espectacular sin perder en control de sus palancas económicas. Los europeos y norteamericanos se desnacionalizaron y desindustrializaron, se orientaron a los “servicios”. China se industrializó y adquirió el conocimiento de un siglo en una década.
Quizás sea tarde ya. Pero Trump, con toda racionalidad, pretende revertir o frenar ese proceso Lo hace a lo bruto quizás, en forma errática según parece, pero tiene un objetivo y es perfectamente racional. ¿En que afecta esto a la guerra de Ucrania? En Mucho. Para Trump y los EEUU actuales. Ucrania es un frente secundario, de hecho, menos que secundario. Un problema de otros que EEUU debe dejar de atender. Rusia no es el enemigo principal. Ajeno a la confrontación principal en todo. De hecho, quizás siguiendo las recomendaciones de Kissinger antes de morir, Trump y los suyos buscan lograr una sociedad con Rusia, para alejarla de China, y por el contrario la guerra de Ucrania ha acercado a Rusia y China. Separar a Rusia de China, Irán, etc. tal como el mismo Kissinger realizó hace medio siglo con Mao y la URSS. Sin embargo, Mao y la URSS tenían muchas más contradicciones que China y Rusia hoy (no es que no las tengan). Rusia y China saben que su amistad es una clave para equilibrar el poder occidental. Una ruptura de una de las partes redituaría en un perjuicio grave para ambos, cosa muy distinta a la época de Mao y Nixon. Veremos. Por eso EEUU busca una salida rápida en Ucrania, una salida negociada con Rusia que sí es un actor global de peso, a diferencia de Ucrania y la alicaída Europa Occidental. De Putin dependerá aprovechar esta situación favorable.
Por ello EEUU ha operado tan fuertemente en esta guerra alterando radicalmente la situación para terminar con el conflicto lo antes posible. No es algo fácil como vemos. Los intereses no son solo los de EEUU, y EEUU no tiene en sus manos todas las cartas. Aunque parecería aconsejable para Rusia aprovechar al máximo esta coyuntura y la aparente voluntad de Trump de imponer a Ucrania concesiones amplias. Desde nuestra perspectiva podemos pensar que Ucrania se aproxima a una derrota en un plazo de tiempo no muy largo. Una tregua o cese el fuego que implicará un grado de consolidación de las conquistas rusas. Lo que no sabemos es como será esto, si solo será un impasse entre dos guerras, o la existencia de una “frontera caliente” de décadas, o una neutralización militar del resto de Ucrania. Lo cierto es que en estas opciones esta (hoy) el tipo de victoria que Rusia pueda obtener.
Guillermo Martín Caviasca*. Doctor en Historia UBA / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa. Miembro del equipo de PIA Global
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