Europa

La financiación euroatlántica prepara el acuerdo de reconstrucción de Ucrania

Por Gigi Sartorelli* –
Se espera que la función estratégica que Ucrania desempeña desde hace tiempo en la cadena imperialista occidental adquiera ahora una nueva dimensión.

Los días 21 y 22 de junio se celebró en Londres la sexta edición de la Conferencia sobre la Recuperación de Ucrania, rebautizada como tal desde el año pasado. Las ediciones anteriores tuvieron el nombre de Conferencia sobre la Reforma de Ucrania, iniciada en 2017, y fueron una prueba más de la función estratégica encomendada a la integración gradual del país en el bloque euroatlántico.

El acto fue inaugurado por el Primer Ministro británico, Rishi Sunak, quien anunció otro paquete de ayuda a Ucrania que incluirá 3.000 millones de dólares en garantías para liberar préstamos del Banco Mundial y 305 millones en ayuda bilateral.

El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, también anunció que Washington enviará 1.300 millones de dólares para modernizar las infraestructuras y la red energética.

Sin embargo, se necesitan recursos infinitamente mayores para la reconstrucción del país, que, según las estimaciones de marzo del Banco Mundial, superan ya los 400.000 millones y aumentan a medida que prosigue la guerra.

Por ello, los gobiernos occidentales quieren «estimular» a los particulares para que movilicen sus capitales, y los particulares están deseosos de encontrar nuevas oportunidades de beneficio.

Más de 400 multinacionales asistieron al acto y manifestaron su disposición a participar en el esfuerzo, partiendo de los siete principios básicos ya identificados en la edición de julio de 2022: asociación, enfoque en la reforma, transparencia y Estado de Derecho, participación democrática, compromiso multilateral, inclusión e igualdad de género, y sostenibilidad. Y el camino concreto de la reconstrucción comenzó poco después.

De hecho, en noviembre Kiev contrató los servicios de asesoramiento del mayor fondo de inversión del mundo, BlackRock, para averiguar cómo atraer la inversión privada.

En febrero, el mayor banco del mundo, JPMorgan, se sumó a esta cooperación, y a principios de mayo se anunció el Fondo de Desarrollo de Ucrania (FDU), también con la ayuda de consultores de la multinacional McKinsey.

El fondo, que en cualquier caso no entrará en funcionamiento hasta el fin de las hostilidades, se presenta como un auténtico banco de inversiones, cuyo consejo de administración estará compuesto supuestamente por representantes del gobierno y de instituciones financieras e internacionales.

Sin embargo, BlackRock y JPMorgan, que asesoran gratuitamente, tendrán una idea muy clara de los proyectos más rentables.

Este instrumento pertenece a los instrumentos de financiación mixta, cuyo objetivo es captar capital de Estados, donantes e instituciones multilaterales de forma facilitada, con el fin de atraer recursos privados. La tarea consistirá entonces en realizar las primeras inversiones y absorber las primeras pérdidas, creando las condiciones óptimas para la participación de las multinacionales, es decir, beneficios con riesgos empresariales reducidos.

El primero en responder a esta posibilidad fue el multimillonario australiano Andrew Forrest, prometiendo 500 millones. Y según el ministro de Reconstrucción de Kiev, Oleksandr Kubrakov, esa iniciativa de posguerra debería financiarse también mediante la expropiación de los activos rusos congelados en suelo euroatlántico (depósitos bancarios, participaciones accionariales, bienes inmuebles, etc.).

Pero aunque esto se está debatiendo en la UE, para que tuviera algún viso de legalidad (sigue siendo «propiedad privada») en el caso de la propiedad estatal tendría que haber habido una declaración oficial de guerra. Bastante problemático, en definitiva…

Sin embargo, en la página web del Ministerio de Economía ucraniano se afirma que «el FDU se centrará en cinco sectores clave de la economía ucraniana (energía, infraestructuras, agricultura, industria manufacturera y TI)» y que «apoyará el papel de Ucrania en la descarbonización y la transición ecológica y como puerta de entrada a la seguridad energética europea».

Como se mencionó al principio, se espera que la función estratégica que Ucrania desempeña desde hace tiempo en la cadena imperialista occidental adquiera ahora una nueva dimensión.

Con la presentación de Londres, se hizo pública una primera idea de cómo, en la reconstrucción ucraniana, confluirán los intereses inmediatos de la especulación financiera y la valorización de capitales que no tendrían otra salida (esto es bien conocido en Italia y en el extranjero), y las necesidades de la competencia estratégica en diversos campos con el emergente mundo multipolar, por parte del bloque euroatlántico.

*Gigi Sartorelli, periodista en Contropiano.

Artículo publicado originalmente en Contropiano.

Foto de portada: extraída de fuente original Contropiano.

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