Increíblemente, con la presencia de João Lourenço, que de manera descarada afirmó que Angola “aprendió a lidiar cada vez mejor con las diferencias de un contexto democrático en constante evolución y profundización”.
Junto con eso, el presidente Joe Biden, de los Estados Unidos, convidó a João Lourenço para la “Cúpula por la Democracia”, el 9 y 10 de diciembre. Una Cúpula que es otro fraude; basta decir que participará de ella el presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, que constante y públicamente defiende la realización de un golpe militar en el país.
Dos mentiras pueriles, entre tantas construidas por el imperialismo, para intentar pasar la imagen de que Angola sería una democracia burguesa, o, como ellos llaman, un “Estado Democrático de Derecho”, y Luanda la ciudad de la paz. Lo mismo que afirma la UNITA.
Angola no es una democracia y sí una dictadura que tiene al frente un partido único, el MPLA, hace más de 40 años, donde no hay derecho de reunión ni de organización sindical o estudiantil, no hay prensa libre ni la posibilidad de construir un partido de la clase trabajadora ni elecciones libres; la prueba son las elecciones autárquicas que nunca ocurren, y el Código Electoral de las próximas elecciones, que da todo control sobre transporte y conteos de voto a la dictadura gobernante. Angola es un Estado policial donde la vigilancia es constante tanto a los jóvenes como a los trabajadores.
Tampoco Luanda es la “capital de la paz”, y sí la ciudad del hambre, de la miseria, de la basura acumulada, de la nueva burguesía del MPLA que vive en los barrios lujosos, y de la represión a la juventud que va a las calles a protestar contra el gobierno.
Quieren que Luanda sea la ciudad de la paz sin voz para el pueblo
El “Foro para la Cultura de la Paz” prevé la participación de cuatro jefes de Estado, incluyendo al presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, en la abertura, además de los gobernantes Carlos Vila Nova (Santo Tomé y Príncipe), República Democrática del Congo (Félix Tshisekedi), y República del Congo (Denis Sassou Nguesso). Estarán igualmente presentes el vicepresidente de Namibia, Nangolo Mbumba, además de representantes de la Organización de las Naciones Unidas, de la Unesco, de la Comisión de la Unión Africana. De Mozambique participará el ministro de Defensa, Cristovão Chume.
Lo que no se dice es que el padre de Marcelo Rebelo, Baltasar Rebelo de Sousa, fue gobernador general de Mozambique (entonces provincia ultramarina de Portugal, de 1968 a 1970) y agente del Estado Nuevo. Marcelo Caetano, preeminente figura del régimen salazarista, último presidente del Consejo del Estado Nuevo, pensador del “lusotropicalismo”, administrador de las colonias de Portugal, era padrino de casamiento de Rebelo. Marcelo y su banda fueron los agentes de la guerra anticolonial que diezmó a Angola durante casi 15 años. Marcelo, como todo el gobierno portugués, viene legitimando las elecciones sistemáticamente fraudulentas que ocurren en Angola, que ponen a dictadores en el poder.
Ante el proceso de los 15+2 en 2016, el parlamento portugués vetó propuestas de condena al caso. El veto fue garantizado por los votos del Partido Comunista Portugués (PCP), que apoya declaradamente al régimen angoleño, y por los votos del PSD, partido de Marcelo Rebelo de Sousa. Las relaciones económicas, llenas de sospechas de corrupción, entre Angola y Portugal favorecen al régimen angoleño que enriqueció a sus miembros a costa de la explotación de los trabajadores angoleños. El Estado portugués y sus representantes han sido “buenos fiadores” del dictador João Lourenço y no tienen moral alguna para hablar de dictadura.
Tampoco el imperialismo norteamericano es defensor de la democracia. Es solo mirar las desastrosas intervenciones externas norteamericanas en Irak y en Afganistán, que destruyeron la vida de millones de personas. Y Biden no es un gobernante distinto de los otros en lo que respecta a la política externa norteamericana, y como senador votó a favor de las intervenciones de los Estados Unidos en Irak y en Afganistán.
Por eso, el pueblo, los trabajadores y la juventud no pueden engañarse. No hay en el imperialismo norteamericano, y tampoco en el Estado portugués, intenciones de defensa de la democracia. Son ellos que apuestan por la sumisión de los pueblos africanos, y los principales garantes de que, por ellos, la única paz en el continente será la “paz de los cementerios”. La dictadura angoleña tiene que ser derrocada, y solamente podrá serlo si hay una gran movilización popular organizada por las organizaciones de la clase trabajadora.
El grito de Luanda, la ciudad de las protestas, debe ser oído: “Fuera MPLA, el MPLA tiene que caer”.
Artículo publicado en Liga Internacional de los Trabajadores, editado por el equipo de PIA Global