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La COP30 con sabor a poco

COP30
Escrito Por Hector Bernardo

Héctor Bernardo* A 28 años de la aprobación del Protocolo de Kioto y a 10 años de la firma del Acuerdo de París, la participación de los combustibles fósiles en la matriz energética global solo se redujo un 3%. Los países que participaron de la Cumbre en Belém do Pará se comprometieron a invertir 5,5 mil millones de dólares en el “Fondo Bosques Tropicales para Siempre”, pero Lula da Silva señaló que, en contraposición, los bancos más importantes “otorgaron 869 mil millones de dólares al sector del petróleo y el gas”. Opina: Juan Pablo Olsson

En el corazón de la Amazonía, en Belém do Pará, Brasil, se llevó adelante la trigésima edición de la Conferencia de las Partes (COP30). Los países que se reúnen en la COP analizan cómo llevar adelante una estrategia de cambio en la matriz energética a nivel mundial para reducir la contaminación, proteger al medioambiente y reducir los efectos del cambio climático.

Dos pilares fundamentales sobre los que se sostienen las discusiones en la COP son el Protocolo de Kioto (de 1997), que estableció como objetivo que los países firmantes reduzcan las emisiones de gases contaminantes, y el Acuerdo de París (de 2015), adoptado durante la COP21, que reforzó la centralidad de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC).

A 28 años de la aprobación del Protocolo de Kioto y a 10 años de la firma del Acuerdo de París la participación de los combustibles fósiles en la matriz energética global solo se redujo un 3%.

FOTO: Ueslei Marcelino (página oficial de la COP30)

La necesidad de inversión

Un punto clave de las discusiones en la COP parte del reclamo de los países subdesarrollados o en vía de desarrollo para que los que países desarrollados, que fueron y en algunos casos son, los que más contaminan, asuman la responsabilidad del financiamiento que requiere el cambio de la matriz energética y la protección del medioambiente a nivel global.

Durante el encuentro en Belén, se logró aprobar la propuesta del gobierno de Brasil para crear el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF).

Desde la página oficial de la COP30 se destacó que “hasta la fecha, 53 países han respaldado la iniciativa, y 19 posibles inversores han manifestado su interés inicial. La mayor contribución anunciada proviene de Noruega, que se ha comprometido a aportar USD 3000 millones al nuevo Fondo. Tanto Indonesia como Brasil se han comprometido a aportar USD 1000 millones cada uno, mientras que Francia ha anunciado que aportará EUR 500 millones. Otras contribuciones adicionales incluyen EUR 5 millones de los Países Bajos para apoyar a la secretaría del Fondo y EUR 1 millón de Portugal”.

Si bien la creación de dicho fondo fue vista como un éxito, la inversión en protección ambiental y en apoyo para el cambio de la matriz energética queda opacada ante los recursos que reciben los sectores extractivistas.

Según destacó el diario Página/12, durante su discurso, Lula da Silva afirmó que en 2024 “los 65 mayores bancos del mundo se comprometieron a otorgar 869.000 millones de dólares al sector del petróleo y el gas”.

El presidente brasileño también afirmó que “acelerar la transición energética y proteger la naturaleza son las dos maneras más efectivas de contener el calentamiento global. A pesar de nuestras dificultades y contradicciones, necesitamos hojas de ruta para, de forma justa y planificada, revertir la deforestación, superar la dependencia de los combustibles fósiles y movilizar los recursos necesarios para estos objetivos”, afirmó el presidente.

“El año 2024 fue el primero en que la temperatura media de la Tierra superó un grado y medio por encima de los niveles preindustriales. La ciencia ya indica que este aumento se prolongará por algún tiempo, o incluso décadas, pero no podemos abandonar el objetivo del Acuerdo de París”, sostuvo Lula da Silva.

FOTO: Paulo Mumia (página oficial de la COP30)

La crisis climática y la profundización de la pobreza

Como cierre de la COP30 los líderes de 43 países y de la Unión Europea firmaron la “Declaración de Belém sobre Hambre, Pobreza y Acción Climática Centrada en las Personas”.

“El cambio climático, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad ya están agravando el hambre, la pobreza y la inseguridad alimentaria, comprometiendo el acceso al agua, empeorando los indicadores de salud y aumentando la mortalidad, profundizando las desigualdades y amenazando los medios de vida, con impactos desproporcionados sobre las personas ya pobres o en situación de vulnerabilidad”, señala el texto.

En ese sentido, el presidente brasileño recordó que “cerca de 660 millones de personas todavía dependen de lámparas o generadores diésel en las periferias de las grandes ciudades y en comunidades rurales de América Latina, África y Asia. Además, 200 millones de niños estudian en escuelas sin acceso a electricidad”. Por ello sostuvo que no se puede llevar adelante una transición energética justa, ordenada y equitativa sin garantizar acceso a tecnologías y financiamiento a los países del Sur Global.

Los países firmantes de la declaración: Brasil, San Cristóbal y Nieves, Colombia, Sudán, Bielorrusia, Eslovenia, Guinea-Bissau, Corea del Norte, Ecuador, Uruguay, República del Congo, Alemania, Myanmar, Ruanda, Eslovaquia, Austria, España, Portugal, China, Dinamarca, Cabo Verde, Kirguistán, Zimbabue, Chile, Seychelles, República Dominicana, Mauritania, Guinea, Panamá, Reino Unido, Países Bajos, Cuba, Mozambique, Kazajistán, Haití, Unión Europea, Noruega, México, Malasia, Zambia, Etiopía, Indonesia, Perú y Francia.

Una deuda ambiental

En diálogo con PIA-Global, Juan Pablo Olsson, sociólogo, ambientalista, magíster en Gestión del Recurso del Agua y fundador del movimiento global Deuda x Clima, señaló que “Lula pidió cambiar la forma de producción y consumo y cuestionó a los grandes bancos por financiar al sector petrolero. Su principal exigencia hizo referencia a la urgencia de una planificación para dejar atrás a los combustibles fósiles”.

“Si hacemos un balance al cumplirse diez años del Acuerdo de París, vemos que los Estados incumplen los plazos y que han escaseado las acciones concretas para frenar la crisis ambiental. Inclusive, los gobiernos de las principales naciones fósiles tienen previsto producir en 2030 más del doble (120%) del volumen de combustibles fósiles que sería compatible con la limitación del calentamiento global a 1,5°C, según un nuevo informe sobre la brecha de producción”, sostuvo y agregó que “es por ello que el presidente de Colombia habla de la urgencia de descarbonizar la economía, dejando atrás la producción de energía con base en la matriz fósil”.

“A su vez el presidente Gustavo Petro, alertó no sólo sobre la gravedad de la crisis climática, sino también de la amenaza de invasión a Venezuela, a Cuba, a Brasil, a México y a Colombia; y un riesgo de invasión real al Caribe colombiano. Y señaló al presidente de Estados Unidos Donald Trump como un enemigo de la humanidad”, concluyó Olsson.

Héctor Bernardo* Periodista, escritor y profesor de Introducción al Pensamiento Social y Político Contemporáneo – Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP. Miembro del equipo de PIA Global.

Foto de portada: Rafa Neddermeyer (página oficial de la COP30)

Acerca del autor

Hector Bernardo

Periodista, escritor y profesor de Introducción al Pensamiento Social y Político Contemporáneo – Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP.

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