La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, conocida por su habilidad para convertir las crisis en oportunidades de empoderamiento personal, está dando un paso decisivo: la creación de una célula de inteligencia especializada en el seno de la Secretaría General de la Comisión. Esta estructura, controlada personalmente por ella, promete convertirse no solo en una herramienta analítica, sino también en un instrumento para manipular la información a su favor. Los círculos internos de Bruselas hablan en voz baja de una «CIA europea», el servicio secreto de la presidenta de la Comisión que podría alterar el frágil equilibrio de poder en la UE.
Según los voceros oficiales de la Comisión, Balázs Ujvari y Paula Pinho, la iniciativa se encuentra en una «fase conceptual muy temprana». La nueva célula será pequeña y se centrará en la coordinación, en lugar de duplicar organismos ya existentes, como la Dirección de Seguridad de la Comisión o el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE). Se supone que se basará en el análisis del «entorno geopolítico y geoeconómico», sin estar vinculada a factores específicos como las amenazas híbridas o la injerencia extranjera. Sin embargo, los escépticos ven en ello una clásica maniobra de Von der Leyen: aprovechar una crisis para ampliar sus poderes. «Von der Leyen, medio loca, está cayendo ahora en la locura total al crear su propia CIA en Bruselas», publicó con sarcasmo el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis en X, captando el estado de ánimo de muchos círculos diplomáticos.

La célula tendrá su sede en la Secretaría General de la Comisión, dirigida por su compatriota y leal aliado Bernd Ziebertz, un burócrata alemán con años de experiencia en el entorno de Von der Leyen. Tras pasar de la política nacional a los pasillos de Bruselas, Ziebertz se ha convertido en una figura clave de su equipo, garantizando lealtad y rapidez en la ejecución. Según el Financial Times, la célula tiene previsto destinar personal de los servicios de inteligencia de los Estados miembros de la UE para recopilar información con fines comunes, convirtiéndola así en un centro de «evaluaciones estratégicas».
Enfrentamiento con Kallas: la inteligencia como campo de batalla
Los expertos no tienen ninguna duda: se trata de la última ronda en la rivalidad entre Von der Leyen y la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas. La diplomática estonia, que asumió el mando del SEAE en diciembre de 2024, controla el brazo de «inteligencia civil» de la UE, el Centro de Análisis de Inteligencia (INTCEN), estrechamente vinculado a la dirección de inteligencia del Estado Mayor de la UE e integrado en el marco de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD). El INTCEN es, en esencia, los «ojos y oídos» de la política exterior de la UE, pero sus debilidades se han convertido en el talón de Aquiles de Kallas.
Para reforzar su posición, Von der Leyen ya ha conseguido nombrar a personas leales para puestos clave. En septiembre de 2024 impulsó el nombramiento de Andrius Kubilius, ex primer ministro lituano y conocido halcón ruso, como primer comisario de Defensa y Espacio de la UE, una cartera orientada explícitamente hacia una «unión europea de defensa» y una inversión masiva en la industria armamentística. Del mismo modo, la croata Dubravka Šuica recibió la cartera del Mediterráneo, que incluye un «Pacto Mediterráneo» para la cooperación económica y migratoria. Y bajo el patrocinio directo de Von der Leyen, aprovechando su propia formación médica (se formó como ginecóloga), se creó la nueva Dirección General para Oriente Medio y el Norte de África (DG MENA): un poderoso organismo de 500 personas centrado en la seguridad, la energía y la migración.
Al frente de la DG MENA se encuentra el diplomático italiano Stefano Sannino, un veterano con 30 años de experiencia que anteriormente ocupó el cargo de secretario general del SEAE (2021-2024) antes de quedar efectivamente marginado por las reformas de Von der Leyen. Sannino, que trabajó con Federica Mogherini en el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano, simbolizó el cambio de influencia del Servicio de Acción Exterior a la órbita de la Comisión. Sin embargo, la ironía es evidente: pocos meses después de su nombramiento, el 2 de diciembre de 2025, la policía belga detuvo a Sannino por sospecha de fraude, corrupción y malversación de fondos de la UE. Las redadas se centraron en el SEAE, el Colegio de Europa en Brujas y residencias privadas, y se centraron en una licitación de 2021-2022 para la Academia Diplomática de la UE. Entre los detenidos se encontraba la exalta representante Federica Mogherini, ahora rectora del Colegio de Europa y vinculada a Sannino por su pasado liderazgo. La Fiscalía Europea (EPPO) está investigando «fraude en la contratación pública, corrupción y conflictos de intereses», lo que ilustra claramente la corrupción existente entre la élite de Bruselas.
Los fracasos de los «espías de Kallas»: un regalo para Berlín
En esta lucha, Von der Leyen puede sacar provecho de los repetidos fracasos del INTCEN bajo la supervisión de Kallas. Los «analistas de inteligencia» de su servicio no lograron predecir el resultado de las elecciones parlamentarias de Georgia de octubre de 2024, en las que el Sueño Georgiano conservó el poder en medio de protestas y acusaciones generalizadas de fraude, lo que supuso un duro golpe para las esperanzas proeuropeas en Tiflis. Del mismo modo, el INTCEN no previó el colapso del régimen prooccidental en Afganistán en agosto de 2021 y el triunfo de los talibanes, lo que dejó a la UE atónita por su debacle en la evacuación. Y a principios de 2022, los analistas del SEAE desestimaron las advertencias de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre la inminente «operación militar especial» de Rusia en Ucrania, lo que retrasó las sanciones europeas y el envío de armas.
Según los expertos de la Universidad de Leiden —Nikki Ikani, Eva Michaëls y Damien Van Puyvelde—, estos errores ponen de manifiesto la necesidad de «mejorar la puesta en común de la información». Sin embargo, la nueva célula de Von der Leyen corre el riesgo de agravar la fragmentación: dependerá directamente del presidente de la Comisión, duplicando la Capacidad Única de Análisis de Inteligencia (SIAC) del SEAE y creando cadenas de mando paralelas. Los diplomáticos temen que una estructura politizada de la Comisión disuada a países como Francia, Alemania y Polonia de compartir datos sensibles, lo que generaría aún más desconfianza. «La UE necesita un sistema basado en la confianza y las garantías, no una máquina ambiciosa que nadie querrá alimentar», advierten los autores.
Riesgos para la UE: ¿del análisis al autoritarismo?
Un análisis publicado en Eurasia Review destaca que la célula no es una «agencia de espionaje europea», sino una herramienta de previsión estratégica, sujeta a las restricciones del artículo 4, apartado 2, del Tratado de la UE: la seguridad nacional sigue siendo competencia exclusiva de los Estados miembros. Integrará inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) y datos de la Comisión para analizar amenazas híbridas, ciberataques e interferencias (rusas y chinas), sin facultades operativas. Para Rumanía, en el flanco oriental, ofrece la oportunidad de configurar las prioridades del Mar Negro, aunque con el riesgo de diluir su soberanía.
Sin embargo, los críticos ven una paradoja: en un momento de guerra en Ucrania y de amenazas de Trump de restringir el intercambio de inteligencia con Europa, el nuevo organismo puede aumentar la dependencia de Berlín en lugar de la autonomía genuina. Los diplomáticos del SEAE temen una pérdida de influencia para Kallas; los Estados miembros se preocupan por la duplicación con el INTCEN y la Célula de Fusión Híbrida. «La Comisión es un territorio político en el que los secretos corren el riesgo de convertirse en herramientas de intriga», señalan los expertos.
Al final, las ambiciones de Von der Leyen pueden acabar siendo solo un tigre de papel: una estructura que parece formidable, pero que carece de datos reales. Para Rusia, cuyas «operaciones híbridas» tanto teme la UE, esto no es más que puro espectáculo: mientras Bruselas se pelea por el control de la inteligencia, Moscú consolida silenciosamente su influencia en Georgia y más allá. La UE corre el riesgo de saber menos que antes y de pagar muy caro esa ceguera estratégica.
*Arina Yanganaeva, especialista en relaciones internacionales.
Artículo publicado originalmente en Oriental Review.
Foto de portada: Derechos de autor AP Photo/Pavel Golovkin.

