Eurasia Multipolaridad

La asociación estratégica ruso-vietnamita impulsa la visión euroasiática de Moscú

Por Andrew Korybko* –
El Kremlin puede “equilibrar” responsablemente asuntos muy delicados y complejos en todo el supercontinente euroasiático. Cuanto más se conozca el éxito de este país en este sentido, más rápido se desarrollará su gran visión estratégica, que a su vez acelerará el emergente Orden Mundial Multipolar.

El presidente vietnamita, Nguyen Xuan Phuc, visitó Moscú esta semana para reunirse con su homólogo ruso y conversar sobre el futuro de su histórica asociación estratégica. Según TASS, acordaron un plan para ampliar sus relaciones hasta 2030. El documento resultante abarca la cooperación en materia de ciberseguridad, económica, energética (incluida la nuclear), financiera, institucional, militar y de seguridad no estatal transnacional (por ejemplo, delincuencia, drogas, terrorismo). El resultado final es que la Asociación Estratégica Ruso-Vietnamita sigue impulsando la visión de Moscú de la Gran Asociación Euroasiática (GEP), especialmente en dirección a la ASEAN.

El Kremlin prevé convertirse en la fuerza suprema de “equilibrio” en el supercontinente a lo largo del siglo XXI, para lo cual mantiene cuidadosamente unas relaciones igualmente excelentes con varios pares de países rivales, especialmente China y Vietnam en el contexto actual. Ambos países son socios estratégicos de Rusia, pero también están inmersos en una agria disputa por partes del Mar de China Meridional. No obstante, Rusia mantiene con ambos asociaciones de seguridad de alto nivel destinadas a mantener el equilibrio de poder para promover una solución política a sus problemas bilaterales. Esta práctica de “diplomacia militar” es pragmática y contrasta con el modelo estadounidense.

Estados Unidos suele preferir a un país en cualquier par de rivales, los arma hasta los dientes y, posteriormente, los anima a recurrir a medios militares para avanzar en su posición en cualquier disputa en la que estén involucrados. Washington intentó emplear este modelo de “diplomacia militar”, que desestabiliza la región, con Hanoi, pero fue rechazado. Vietnam no sólo no tiene ningún interés en provocar militarmente a China utilizando armas estadounidenses, sino que además entiende sabiamente que esos medios en general no son la forma más inteligente de resolver estas cuestiones. Además, la mayor parte de su ejército depende de las armas soviéticas y rusas, por lo que una transición radical a los productos estadounidenses podría provocar problemas de interoperabilidad en el ínterin.

Para ser claros, ni Rusia ni Vietnam tienen intenciones hostiles contra China, lo que dejaron explícitamente claro en el documento de asociación estratégica que acordaron esta semana. TASS informó que contiene la cláusula de que “Rusia y Vietnam no entran en alianzas y no firman acuerdos con terceros países para llevar a cabo acciones que perjudiquen la independencia, la soberanía, la integridad territorial y los intereses básicos de cada uno”. También señala que “el desarrollo de las relaciones ruso-vietnamitas no está dirigido contra ninguna tercera parte”. China tiene problemas comprensibles con los países de la región que se asocian con el Pentágono, pero no tiene ningún problema con que se arrimen al Kremlin.

Esta observación añade credibilidad a la afirmación de que el modelo ruso de “diplomacia militar” es estabilizador a nivel regional debido a su intención de mantener el equilibrio de poder con el fin de promover soluciones políticas a los problemas regionales. Esto, en sí mismo, hace avanzar enormemente la visión rusa del GEP, pero esta gran estrategia tiene mucho más que las dimensiones diplomáticas y de seguridad interconectadas que acabamos de explicar. Vietnam fue el primer país que firmó un acuerdo de libre comercio con la Unión Económica Euroasiática (UEE) liderada por Rusia, lo que contribuyó a que este bloque de integración regional se convirtiera en un prometedor factor económico para el futuro del supercontinente. Ambas partes se comprometieron a profundizar en estos lazos durante la visita de esta semana.

La histórica Asociación Estratégica Ruso-Vietnamita proporciona a Moscú una presencia en la región de la ASEAN, en el centro de lo que Estados Unidos, India y otros países describen como el “Indo-Pacífico”, pero que el Kremlin y sus socios chinos siguen llamando Asia-Pacífico. Independientemente de la terminología que se utilice, no se puede negar que la posición de Vietnam en el centro de la ASEAN -que se extiende a lo largo de los océanos Índico y Pacífico- es ultraestratégica y, por tanto, muy beneficiosa a la hora de hacer avanzar el GEP de Rusia. Todavía queda mucho trabajo por hacer para que Rusia se convierta en una fuerza significativa en esta región, pero el gran propósito estratégico de Vietnam respecto a Moscú es que da al Kremlin una plataforma desde donde hacerlo.

Partiendo de esta observación, también puede decirse que las relaciones ruso-vietnamitas sirven de ejemplo para lo que Moscú quiere conseguir en otros lugares de Afro-Eurasia. A pesar de su notable asimetría en términos de influencia diplomática, económica y militar, sus vínculos siguen siendo igualitarios y se caracterizan por el respeto mutuo. Lo ideal es que este modelo de relaciones entre grandes potencias y potencias intermedias se reproduzca en el resto del hemisferio oriental con el tiempo, a medida que el alcance del Kremlin se extienda por toda Afro-Eurasia durante las próximas décadas. Los países comparativamente más pequeños no necesitan preocuparse por las intenciones de Rusia, ya que sus relaciones con Vietnam demuestran que es fiable y que se puede confiar en ella.

Volviendo al factor China, el mero hecho de que Rusia participe en una “diplomacia militar” tan activa con Vietnam para reforzar sus capacidades defensivas en el Mar de la China Meridional en el contexto de las tensiones de Hanoi con Pekín demuestra que Moscú sí aspira a convertirse en una fuerza “equilibradora” verdaderamente neutral. Su asociación estratégica con China, mucho más impactante a nivel mundial, no es un obstáculo para la que mantiene con Vietnam, especialmente en lo que respecta a la “diplomacia militar”. Si el Kremlin puede ayudar responsablemente a Vietnam a “equilibrar” a China en el Mar de la China Meridional, entonces se puede esperar que también ayude a otros países a “equilibrarse” responsablemente en otras partes del mundo.

Teniendo todo esto en cuenta, la Asociación Estratégica Ruso-Vietnamita realmente hace avanzar la visión del GEP de Moscú. Es el caso de estudio que demuestra el concepto propuesto, es decir, que el Kremlin puede “equilibrar” responsablemente asuntos muy delicados y complejos en todo el supercontinente euroasiático. Cuanto más se conozca el éxito de este país en este sentido, más rápido se desarrollará su gran visión estratégica, que a su vez acelerará el emergente Orden Mundial Multipolar. Por lo tanto, es de máxima prioridad que estos dos países promuevan al máximo su asociación estratégica. Es el modelo perfecto de relaciones entre grandes potencias y potencias intermedias y, por tanto, un ejemplo para todos.

*Andrew Korybko, analista político estadounidense.

Artículo publicado en One World.

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