Interrumpido por los aplausos, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, anunció que los nuevos Estados miembros del grupo Brics serán Argentina, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Etiopía y Egipto. Se fijó el 1 de enero del próximo año como fecha de adhesión.
Mientras muchos medios de comunicación occidentales siguen utilizando términos como «reunión de los países emergentes», posiblemente como expresión de una actitud neocolonial, o incluso como ejemplo de la menguante capacidad de los reporteros euroamericanos para interpretar, analizar e incluso comprender los acontecimientos mundiales, estos días se ha hecho historia en Sudáfrica.
Un punto de inflexión histórico
Casi la mitad de la población mundial, incluidas algunas de las economías de más rápido crecimiento, pronto se encontrarán en esta alianza verdaderamente global. Con la admisión de los nuevos miembros, la alianza transcontinental se convertirá en «Brics plus». La República Popular China y Rusia se mostraron especialmente comprometidas con esta ampliación, y están especialmente preocupadas por una alternativa al desmoronado dominio geopolítico y económico de Occidente.
Hasta ahora, la alianza Brics está formada por las grandes economías no occidentales de Brasil, India, China, Rusia y Sudáfrica. Una veintena de países han solicitado su adhesión a la alianza Brics. De los Estados que se unirán al bloque Brics en el nuevo año, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, tres de los mayores exportadores de energía del mundo, están unidos en la alianza, lo que aumentará aún más la importancia geopolítica, así como el poder económico de la confederación.
«Apreciamos el interés de otros países por establecer una asociación con los países del Brics», declaró a este respecto el Presidente sudafricano en su discurso. «Hemos encargado a nuestros ministros de Asuntos Exteriores que sigan desarrollando el modelo de país socio de los Brics y una lista de posibles países socios».
La «desdolarización» avanza, pero aún puede llevar tiempo
El Jefe de Estado sudafricano también anunció que los líderes de los Brics creen que ha llegado el momento de utilizar monedas locales y sistemas de pago alternativos. Es probable que esta palabra de moda de «desdolarización» cause preocupación en Washington y en los países de la OTAN alineados en política exterior.
Donald Trump advirtió de esta evolución durante su mandato, afirmando que si el dólar estadounidense perdía su estatus de moneda de reserva mundial, sería «peor que perder cualquier guerra». Sin embargo, el fenómeno de la desdolarización ya está en marcha. China paga su petróleo importado de Arabia Saudí en renminbi, mientras que Emiratos Árabes Unidos lo recibe de India en rupias. A esta tendencia se suma el hecho de que las exportaciones rusas se realizan predominantemente en rublos, mientras que el comercio ruso-chino bate nuevos récords, con el objetivo de superar la marca de los 200.000 millones de dólares en 2023.
A este respecto hay que objetar que la ampliación prevista deja en un segundo plano los planes de una moneda común dentro de la alianza de los Brics.
Derecho internacional en lugar de «orden basado en normas»
Independientemente de ello, los jefes de gobierno de los Estados miembros dejaron claro en sus respectivas declaraciones que los designios estratégicos propagados por Occidente, que funcionan bajo los términos de «orden basado en normas» o «política exterior basada en valores», se reconocen como lo que son, a saber, instrumentos para mantener la hegemonía occidental, y por tanto se rechazan. En su lugar, los representantes de la alianza Brics abogan por un retorno al derecho internacional, cuya validez debe aplicarse en todo el mundo.
Este cambio global simboliza una derrota personal para Ursula von der Leyen y Josep Borrell. El jefe de la diplomacia de la UE, sin duda un hombre de ayer que ve «Europa como un jardín» y el resto del mundo como una «jungla», podría darse cuenta aquí de las limitaciones del poder de la UE.
La época en que Europa podía dar órdenes al mundo ya pasó. También lo ha hecho la época en que la solidaridad de Bruselas con Washington prometía seguridad y estabilidad al continente de toda la vida, si es que alguna vez fue así. En los institutos geopolíticos de Hanoi, Vientiane y Phnom Penh, la UE ya casi no se percibe como un actor político mundial independiente, sino como una extensión de los intereses de Washington. Allí se cita a menudo al filósofo francés Paul Valéry, quien ya a principios del siglo XX afirmaba que Europa no era más que un cabo de Asia. Ya es hora de que Europa se emancipe de EEUU en materia de política exterior y de defensa para poder hacer justicia a las nuevas realidades globales y al equilibrio de poder.
*Ramón Schack, periodista.
Artículo publicado originalmente en Berliner Zeitung.
Foto de portada: El grupo Brics duplicará con creces su tamaño. A los cinco miembros actuales se unirán seis más, entre ellos Irán y Arabia Saudí. Oficina del Primer Ministro/ZUMA Wire/IMAGO