Durante gran parte del siglo XX, la diplomacia internacional estuvo moldeada principalmente por un marco global en el que las superpotencias dominaban la mayor parte de los activos políticos y económicos del mundo. Sin embargo, a principios de la década de 1990 se produjo un cambio hacia una única estructura de poder dominante, en la que Estados Unidos asumió el papel de líder mundial. No obstante, en la actualidad se está produciendo una nueva transformación, en la que un panorama multipolar sitúa a las potencias intermedias como actores cruciales.
La cooperación se ha vuelto esencial en un mundo que se enfrenta a retos globales compartidos. Sin embargo, el marco actual de las relaciones internacionales está cediendo bajo el peso de rivalidades geopolíticas duraderas y emergentes. La reavivación de una prolongada guerra terrestre con la invasión rusa de Ucrania echó por tierra la idea de que ese conflicto había pasado a la historia. La inminente divergencia comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China tiene implicaciones de gran alcance. Se cierne el espectro de un creciente aislacionismo y proteccionismo. Mientras tanto, el rápido ascenso de la inteligencia artificial y la acuciante preocupación por la escasez de alimentos agravan aún más el abanico de problemas que deben afrontar los líderes mundiales.
La transición a un orden mundial multipolar significa que las potencias intermedias tienen ahora un papel activo en la elaboración de normas, la mediación en conflictos y el fomento de la colaboración. La complejidad de retos como el cambio climático, las crisis sanitarias y el terrorismo exigen soluciones colectivas, y las potencias intermedias, armadas con perspicacia diplomática y capacidad de adaptación, intervienen para salvar las diferencias.
Para los EAU, unirse al grupo BRICS, formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, significa la ambición de la nación de ampliar su influencia geopolítica, fomentar la cooperación multilateral y adaptarse a un mundo multipolar. Como nación que se ha abierto camino hasta la prominencia en la escena mundial, el interés de los EAU por alinearse con los BRICS adquiere un significado que va más allá de las meras consideraciones financieras. El movimiento presenta un foro que resuena con la búsqueda de los EAU de asociaciones estratégicas globales.
Una de las ventajas más destacadas para los EAU reside en la diversificación económica y las oportunidades de crecimiento. Al alinearse con socios clave a través de una red de Acuerdos de Asociación Económica Global (AACG), los EAU podrían ampliar sus posibilidades comerciales. Los EAU ya han firmado CEPA con India, Israel, Indonesia, Turquía y Camboya, y tienen previsto firmar más. Junto con su pertenencia a los BRICS, estas medidas podrían reforzar la posición de los EAU en el comercio mundial y la logística. Prueba de este potencial es el floreciente comercio bilateral entre los EAU y la India, que se prevé que alcance los 100.000 millones de dólares en 2030. El comercio entre los EAU y Brasil también ha aumentado nada menos que un 32% entre 2021 y 2022.
Los países BRICS cuentan con economías sólidas que representan una parte significativa del PBI mundial. China, en particular, se ha convertido en el mayor socio comercial no petrolero de los EAU, y las relaciones bilaterales siguen siendo sólidas. La cooperación tecnológica es floreciente, desde la investigación y producción de la vacuna COVID-19 hasta la colaboración en misiones espaciales como el rover lunar Rashid de los EAU.
Al alinearse con las economÃas de los BRICS, los EAU pueden diversificar sus relaciones comerciales, acceder a nuevos mercados y ampliar su alcance económico, manteniendo al mismo tiempo sus conexiones tradicionales con Europa y Norteamérica. Esta diversificación es fundamental para alcanzar el objetivo de los EAU de duplicar su PBI para 2030, reducir la dependencia del petróleo y fomentar una economía basada en el conocimiento.
Mediante su compromiso con los BRICS, los EAU pueden atraer talento e inversión. Las empresas indias de TI ya aprovechan los EAU como centro para acceder a los mercados regionales cercanos. Las asociaciones educativas con universidades brasileñas también pueden contribuir al panorama innovador de los EAU. En 2022, Mubadala, con sede en Abu Dabi, invirtió en dos universidades de medicina en Brasil con unos 2.000 estudiantes. Eventos de alto perfil, como una cumbre tecnológica anual EAU-BRICS, podrían estimular la creación de redes profesionales. Del mismo modo, un acelerador de startups EAU-BRICS amplificaría el atractivo de los EAU como centro de innovación, inversión y adquisición de talento.
En un momento en que la confrontación mundial va en aumento, Abu Dhabi considera que la inversión a largo plazo en cooperación es la mejor manera de avanzar. La política exterior de los EAU pretende reforzar las relaciones con diversos actores, como Estados Unidos, China, India, Rusia y la Unión Europea. Esto concuerda con las iniciativas más amplias de Abu Dhabi, que fomentan las relaciones desde el Norte Global hasta el Sur Global. Mientras los EAU se preparan para acoger la cumbre sobre cambio climático COP28, sus perspectivas podrían enriquecer las deliberaciones de los BRICS sobre asuntos críticos como el desarrollo sostenible, el cambio climático, la lucha contra el terrorismo y la estabilidad regional.
Los EAU no ven su adhesión a los BRICS como la entrada en un bloque. Al contrario, lo ve como una diversificación de sus asociaciones y mercados, al tiempo que preserva sus relaciones tradicionales con el resto del mundo. Así lo dejó claro el ministro de Asuntos Exteriores de EAU, Sheikh Abdullah bin Zayed, cuando declaró: «Los EAU siempre han defendido el valor del multilateralismo para apoyar la paz, la seguridad y el desarrollo a nivel mundial».
La pertenencia a los BRICS permite a los EAU reforzar su estrategia de multialineación fomentando sus lazos diplomáticos con EE.UU. a través de iniciativas como I2U2 (Israel, India, EAU y EE.UU.) y con China a través del grupo BRICS. Los complejos retos a los que se enfrenta nuestro mundo exigen esfuerzos de colaboración que trasciendan las fronteras nacionales.
*Nickolay E. Mladenov es Director General de la Academia Diplomática Anwar Gargash de Abu Dhabi e investigador invitado del Washington Institute for Near East Policy. Fue Subsecretario General de la ONU y Ministro de Asuntos Exteriores de Bulgaria.
Artículo publicado originalmente en Syndication Bureau.
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