Italia se retiró de la Iniciativa de la Franja y Ruta China (BRI). Luego de cuatro años desde que se inició el acuerdo, el gobierno de Giorgia Meloni decidió cancelar la renovación del acuerdo a partir de marzo de 2024 a través de una carta formal enviada por el ejecutivo italiano a las autoridades gubernamentales chinas en Beijing.
Aunque aún no hay confirmación oficial ni ningún tipo de comunicado por ninguno de los países, como parte del acuerdo tras meses de negociaciones diplomáticas, distintos medios italianos ya han confirmado la entrega de la nota de Roma a Beijing con la confirmación de la salida formal de Italia al proyecto BRI chino.
En 2019, el entonces primer ministro italiano del Movimiento 5 Estrellas, Giuseppe Conte, firmó el Memorando de la Ruta de la Seda junto al presidente chino Xi Jinping. Así, Italia se convirtió en el primer y único país miembro del G7 en formar parte del proyecto de la Franja y la Ruta.
El Memorando estipulaba un período de cinco años, tras los cuales Italia ingresaría definitivamente al proyecto, siendo marzo de 2024 la fecha límite para la adhesión formal. Desde estos años, el acuerdo debió atravesar distintos altibajos que dificultaron el proceso del proyecto como la pandemia por Covid, las crisis políticas y cambios de gobiernos italianos y en el especial la influencia de Washington que no sólo es el principal competidor de China, sino que se ha dedicado exclusivamente a desterrar la BRI de Europa.
Desde algunos medios occidentales se plantea la preocupación de que la salida italiana de la BRI implique represalias comerciales o restricciones a las exportaciones por parte de China, en especial lo que concierne a la industria tecnológica y el acceso de las “tierras raras”
No obstante, Italia no pretende romper por completo los vínculos con uno de sus socios más importantes. Según informaron los medios italianos respecto a la nota enviada esta semana, como también la propia Meloni en distintas declaraciones a lo largo del año, el gobierno italiano se compromete a relanzar al máximo la asociación estratégica entre Roma y Beijing, que lleva más de diez años sosteniéndose.
Si bien Meloni desde su propuesta en campaña para las elecciones y durante toda su gestión ha sido clara en su intención de no continuar en el proyecto BRI, durante la reunión del G20 realizada en septiembre de este año en India, la mandataria confirmó a sus homólogos chinos su decisión y aseguró que “la Nueva Ruta de la Seda no es el único elemento de las relaciones (bilaterales) y la cuestión es cómo seguir garantizando una asociación beneficiosa para ambos (…) En la mayoría de los casos, en la política internacional gana el pragmatismo, confío en que esta vez también será así”, declaró en esa ocasión”.
“Es muy importante que no haya consecuencias económicas e Italia ha sabido relanzar las relaciones en términos de asociación estratégica entre ambos países. China es un mercado muy importante para Italia y Europa. Pensemos que alrededor del 40% de los beneficios en el sector del lujo para Italia y Francia proceden del mercado chino. Las empresas italianas que son subcontratistas de empresas automovilísticas alemanas tienen todo el interés en mantener relaciones estables. Por poner un ejemplo: el 40% de las exportaciones de empresas como Volkswagen van al mercado chino».», explicó Giuliano Noci, vicerrector responsable de las relaciones con China en la universidad milanesa, para el medio italiano Corriere della Sera.
Aunque aún no se sabe de ninguna respuesta por parte de China el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, fue consultado por la notificación italiana durante una conferencia de prensa esta semana a lo que respondió evitando mencionar directamente la reciente decisión de Roma, pero haciendo hincapié la oposición del gobierno de Beijing a los intentos de difamación y debilitamiento de la BRI, como así también a los intentos de división entre bandos. Parece indicar que hace alusión a los intentos de Washington por socavar cualquier intento de relaciones de China sobre territorio Europeo.
“En los 10 años transcurridos desde que se propuso la Iniciativa de la Franja y la Ruta, sus resultados han beneficiado a más de 150 países, convirtiéndola en el producto público internacional más popular y la plataforma de cooperación internacional más grande del mundo en la actualidad. En octubre de este año se celebró con éxito en Beijing el tercer Foro Cumbre de Cooperación Internacional «La Franja y la Ruta», en el que participaron representantes de 151 países y 41 organizaciones internacionales, incluida Italia, y se produjeron 458 resultados, liberando el espíritu de unidad y colaboración. , apertura y beneficio mutuo: la señal clara refleja el enorme atractivo y la influencia global de la construcción conjunta de «la Franja y la Ruta». China se opone firmemente a difamar y socavar la cooperación en la construcción conjunta de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y se opone a la confrontación y división entre los bandos”.
La decisión de Meloni de salirse de la BRI no sorprende. Por un lado, porque ya lo venía anticipando desde su campaña electoral y luego durante su gestión.
En el momento de campaña electoral, desde PIA Global analizábamos cómo Meloni proponía, sin salirse del bloque imperial, un enfoque que implicara el fortalecimiento nacional de las fuerzas armadas; jugar de manera más estratégica su posicionamiento geopolítico en el mediterráneo; poner en debate modificaciones claves al interior de la Unión Europea que van desde el sistema de integración y valores, políticas comunes de defensa de la UE, una “columna europea” dentro de la OTAN buscando cierta “independencia” al interior de la Alianza, hasta la revisión de políticas económicas de la Comunidad.
Desde que asumió, la propuesta y posición en política exterior de Meloni apuntó al fortalecimiento de sus relaciones con EEUU, es especial por sus ambiciones en busca de sacar provecho de la posición geopolítica y geoestratégica de Italia sobre el Mediterráneo en un contexto geoeconómico mundial en transformación, de hundimiento del eje franco-alemán y de necesidad energética europea.
De hecho, a fines de julio de este año, Meloni viajó a EEUU y se reunió con el presidente Joe Biden en donde abordaron como principales ejes la renovación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) entre Italia y China, las proyecciones sobre el Mediterráneo en política energética y de seguridad y, la presidencia italiana del G7 en el 2024. Aunque no hubo ningún tipo de confirmación respecto a una línea en común entre ambos países sobre estas temáticas, ya se especulaba que Italia decidiera suspender la membresía de la BRI si obtenía el apoyo de EEUU en el Mediterráneo.
En el informe “Geoeconomía y seguridad: implicaciones y opciones para Italia” [1] se explica que “el peligro para la UE, e inevitablemente también para Italia, es doble: por un lado, el de encontrarse en una posición reactiva y defensiva respecto a las iniciativas americanas, a lo sumo con una posibilidad de coordinación a posteriori (como tras el IRA); por otro, el de sufrir represalias chinas en caso de seguir demasiado de cerca la línea americana”.
“Se tratará de definir una estrategia de seguridad económica que tenga en cuenta el interés por mantener las posiciones europeas en el mercado chino, pero también por limitar los peligros de una dependencia excesiva en sectores específicos. El problema es que, al menos por ahora, no existe una política europea unificada hacia China. Al mercantilismo que sigue prevaleciendo en el lado alemán se suma la ambición francesa de ver a Europa como una especie de «tercera fuerza» respecto a la competencia entre Estados Unidos y China: una posición que un país como Italia, con su fuerte inclinación atlántica, no puede compartir”, se enfatiza en el informe.
Por esto es que es de esperar que, a pesar de que Italia haya decidido no continuar en el proyecto de la BRI, intente continuar con sus relaciones bilaterales con China respondiendo a las necesidades imprescindibles de la industria italiana, mientras intenta al mismo tiempo fortalecer sus relaciones como socios con EEUU desde una visión de la seguridad y la defensa.
“Italia ha identificado claramente el Mediterráneo ampliado como una zona central para sus intereses nacionales y tiene la ambición de ser un punto de referencia para los principales aliados en el marco de la OTAN, como se especifica en la Estrategia de Seguridad y Defensa para el Mediterráneo publicada en mayo de 2022”, en especial desde que el “Mediterráneo ampliado ha adquirido aún más centralidad debido a las preocupaciones relacionadas con la cuestión de la seguridad energética”, se desarrolla en otro informe titulado “La seguridad europea ante las crisis multidimensionales perspectivas de futuro y posición de Italia” [2].
“Italia es, desde el punto de vista geoestratégico, un espacio muy relevante, es como si fuera un portaaviones sobre el Mediterráneo. Es un punto de conexión entre los Balcanes, el norte de África y Europa Occidental. Es decir, es muy relevante desde el punto de vista geopolítico. También es la puerta de entrada del gas que proviene de Argelia y otro gasoducto que proviene del Cáucaso, que a través de los Balcanes llega efectivamente al sur de Italia”, nos explicaba Federico Larsen en una entrevista para PIA Global cuando analizamos la renuncia de Draghi.
En el plan de ambiciones geopolíticas de Meloni, el Mediterráneo es su gran apuesta desde un enfoque de la seguridad y la defensa pero en especial desde el objetivo de convertirse en un hub energético.
Busca seducir a Washington y a la OTAN desde los anteojos de la seguridad y defensa. Las relaciones entre Meloni y la OTAN no son las mejores, de hecho, para la mandataria italiana “el principal eje de descontento italiano sobre la OTAN recae en que para Italia la estabilidad y la seguridad en el Mediterráneo ampliado son de vital importancia mientras que para la Alianza Atlántica se trata de un “área secundaria en la coyuntura actual”, según el segundo informe. No obstante se llega a la conclusión de que la OTAN “ha recuperado su razón de ser y recibirá más recursos” por lo que Italia deberá cumplir un rol primordial para reiterar en todos los espacios necesarios “el vínculo geográfico que une el Mediterráneo con el Mar Negro y los Balcanes”.
Pero el objetivo de Meloni de “convertir a Italia en un verdadero polo energético euromediterráneo” puede chocar con los intereses de Washington de consolidar la dependencia energética europea hacia EEUU, o también podría pensarse que Washington tenga el interés de utilizar a Italia para vehiculizar ese objetivo.
Deberemos seguir atentos sobre el desarrollo de los vínculos entre Italia y China e Italia y EEUU, en especial mirando hacia el futuro geopolítico del Mediterráneo y el avance de la BRI en Europa.
Notas
[1] y [2] Elaborado por Aspen Institute Italia, Cespi (Centro de Estudios Políticos Internacionales), Ecfr (Consejo Europeo de Relaciones Exteriores), Iai (Istituto Affari Internazionali) y Ispi (Instituto de Estudios Políticos Internacionales) dentro del proyecto de “Comunidad Italiana de Política Exterior”, promovido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional y llevado a cabo por los principales centros de estudios italianos sobre temas relacionados con cuestiones políticas exteriores específicas.*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Diseño de PIA Global. Foto de Giorgia Meloni: Roberto Monaldo // La Presse. Foto de Joe Biden y Xi Jinping: NA.