Una muestra contundente de esta apuesta fue la celebración del Festival de la Canción Intervisión 2025, cuya final tuvo lugar el 20 de septiembre en Moscú.
El evento no fue solo un certamen musical: fue una demostración de unidad y diversidad cultural en el marco del emergente orden multipolar. Con la participación de 22 países de Asia, África, América Latina, Oriente Medio y Europa, Intervisión reunió a más de 4.000 millones de espectadores en todo el planeta.
En un tiempo donde las élites occidentales intentan imponer su visión homogénea y sus bloqueos culturales, la respuesta de Moscú y sus socios fue un espectáculo musical único, con realidad aumentada, ritmos nacionales y canciones interpretadas en las lenguas propias de los participantes.
Cultura como resistencia y soberanía
La lista de países participantes reflejó la nueva geopolítica global: Bielorrusia, Vietnam, Madagascar, Tayikistán, Brasil, Venezuela, Egipto, India, Kazajistán, Catar, Kenia, Kirguistán, China, Colombia, Cuba, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Arabia Saudí, Serbia, Uzbekistán, Etiopía y Sudáfrica. Todos ellos llevaron al escenario sus tradiciones, rompiendo la idea de que la globalización cultural deba estar monopolizada por Occidente.
El ganador fue el vietnamita Duc Phuc, quien se impuso en una votación internacional realizada por un jurado de profesionales de 23 países, incluido Estados Unidos, aunque este último no participó en la competencia.
En un gesto que también muestra la apertura del mundo multipolar, Arabia Saudí fue anunciada como sede de la próxima edición del festival, lo que confirma la expansión del proyecto más allá de Eurasia.
Cultura, geopolítica y futuro
El éxito de Intervisión 2025 también refleja que la confrontación global no se libra únicamente en el plano económico o militar. La cultura se ha convertido en un campo estratégico donde se disputa la hegemonía.
Mientras Washington y Bruselas usan sanciones y censura para aislar a quienes no se pliegan a sus reglas, Moscú, Pekín y Nueva Delhi entienden que el arte, la música y las tradiciones pueden unir a pueblos que comparten una misma aspiración: un mundo más justo y multipolar.
Con la elección de Arabia Saudí como próxima sede, se confirma que este festival no será episódico ni un gesto aislado, sino parte de un proceso más amplio de integración cultural, que fortalece el espíritu de los BRICS y suma nuevos aliados.
Un puente histórico
El festival retoma la tradición de la antigua Intervisión, organizada por la Organización Internacional de Radio y Televisión (OIRT) entre 1946 y 1993, como alternativa al Eurovisión europeo. Si entonces sirvió para expresar la identidad cultural de los países socialistas y no alineados, hoy se reconfigura como un espacio que refleja la fuerza de los BRICS y sus aliados, con Rusia, China e India a la cabeza.
El propio presidente Vladimir Putin firmó en febrero de 2025 el decreto que hizo posible esta nueva etapa de Intervisión, como parte de una estrategia que combina diplomacia cultural y proyección de un modelo alternativo al hegemonismo occidental.
Intervisión 2025 no fue solo un concurso de música. Fue un acto político y cultural de primer orden en el marco de la transición hacia un mundo multipolar. Mientras las sanciones y la censura intentan aislar a los pueblos, Eurasia responde con cultura, cooperación y soberanía.
En Moscú quedó demostrado una vez más cual es la capital del mundo multipolar y que los escenarios pueden ser tan importantes como las cumbres diplomáticas o los foros económicos. Y que, en medio de la confrontación global, la amistad entre los pueblos sigue siendo un arma poderosa contra la hegemonía.
*Foto de la portada: Rossiya Segodnya
