Desplazados y refugiados Europa

Inmigrantes ahogados y la danza de los eurohipócritas

Por Luis Rivas* –
El naufragio que ha causado la muerte de 27 personas en el canal de la Mancha cuando intentaban llegar a territorio británico no es solo un nuevo drama de la inmigración, es también una consecuencia de la guerra diplomática pos-Brexit que enfrenta a Londres y París.

Esta vez no habrá foto de niño ahogado que sirva a políticos, periodistas y organizaciones no gubernamentales para atraer la atención sobre el suceso. Esta vez, se intenta llamar la atención del público insistiendo en el número de ahogados en una sola embarcación.

Mujeres, hombres y tres niños perdieron la vida en la tarde del 24 de noviembre cuando la embarcación neumática en la que viajaban se hundió poco tiempo después de dejar las playas de la ciudad francesa de Calais.

Guerra diplomática Londres-París

Escasas horas pasaron desde el conocimiento de la tragedia para que comenzara el ballet protagonizado por el dueto Macron-Johnson, acompasados por la sinfonía hipócrita que sigue a los acontecimientos sobre la inmigración.

El premier británico y su ministra de Interior, Priti Patel, pedían cooperación internacional; el presidente francés prefería referirse solo a la europea. Desde que el Brexit se hizo realidad (sin olvidar el episodio del AUKUS), ambos mandatarios no han cesado los reproches recíprocos. Por encima de las cuestiones que afectan a los 27 con su exsocio, Francia y el Reino Unido vuelven a desempolvar los adjetivos y soflamas utilizadas en épocas donde las diferencias entre ambos se dirimían en el campo de batalla.

Londres y París no han conseguido alcanzar un acuerdo sobre las licencias de pesca que los franceses pedían a sus vecinos del otro lado del English Channel. Cientos de pescadores franceses se van a ver obligados a vender sus barcos, pero, antes, piensan bloquear el túnel que comunica a ambos países bajo tierra además de cerrar los accesos a los puertos del norte del país.

Los medios de comunicación británicos y franceses contribuyen cada día al calentamiento de los ánimos en un ejercicio que, si por una parte puede resultar divertido para el lector, por otra refleja un chovinismo sin medida. Así, desde hace semanas, la prensa británica denuncia la supuesta pasividad de las fuerzas del orden francesas, que permitiría así la salida de inmigrantes desde las playas del norte de Francia hacia el país vecino.

Francia, como Polonia, frontera exterior de la UE

En algunos casos, las cámaras de televisión así lo han confirmado. Del lado francés, los informadores denuncian y justifican esa dejadez por el hecho de que el Gobierno de Boris Johnson no satisface la suma pactada con París para «hacer de policía» de fronteras. En concreto, se trata de 67 millones de euros que Londres se comprometió a pagar a Francia, país que, como consecuencia del Brexit, se ha convertido en «frontera exterior de la Unión Europea». Como Polonia.

Desde París se denuncia que los inmigrantes que cada día intentan embarcar hacia Gran Bretaña son en su mayoría afganos, iraquíes o kurdos —anglófonos— que no buscan asilo en Francia. El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, se permite exigir a los británicos una reforma de su mercado de trabajo. Darmanin acusa así a los británicos de mantener un mercado laboral más flexible que el francés, y donde el inmigrante que llega puede obtener un empleo más fácilmente que en Francia, pero con menos derechos.

Darmanin no puede tampoco poner como ejemplo a su país, un exparaíso social donde se multiplican los poblados de inmigrantes ilegales sin trabajo, hacinados y sin las mínimas condiciones de vida.

Los traficantes de personas invierten en la city

Como único éxito en el asunto de la inmigración clandestina solo cabe apuntarse tantos con el número de traficantes de personas arrestados, cuando es sabido que esos ‘coyotes’ son la mano de obra barata de bandas perfectamente organizadas, mafias, que —otro ataque de París a Londres— «viven en la capital británica e invierten su fructífero negocio en la City».

Emmanuel Macron, candidato a la reelección en abril de 2022, presidirá también, a partir del 1 de enero, la Unión Europea durante seis meses. La inmigración será, inevitablemente, uno de los asuntos que deberá abordar con sus aliados. De esos 26 Gobiernos, 14 piden a la UE la financiación de muros para cerrar sus territorios a la inmigración clandestina.

Como demuestran día a día los intentos de cruzar el canal de la Mancha hacia Gran Bretaña, el ‘europresidente’ Macron deberá abordar el problema con el Gobierno del primer país que ha preferido abandonar la Unión Europea. La inmigración sin control fue una de las razones que empujaron a los británicos a votar por el Brexit.

Cementerios marinos

La inmigración es también uno de los argumentos prioritarios de los principales rivales políticos internos del presidente francés y una de las preocupaciones más señaladas por sus compatriotas.

Emmanuel Macron dice que no permitirá que el canal de la Mancha se convierta en un cementerio. El Mediterráneo ya es un camposanto desde hace años, sin que ni él ni sus colegas del norte de Europa hayan prestado mucha atención a las crisis que países como Italia, Grecia o España han vivido y siguen viviendo cada día.

*Luis Rivas, periodista independiente.

Artículo publicado en Sputnik.

Foto de portada: © REUTERS / Gonzalo Fuentes.

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