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India desafía a Estados Unidos con la compra del petróleo ruso

Por PIA Global*- En un contexto de creciente tensión internacional, la India de Narendra Modi ha decidido reafirmar su soberanía económica y geopolítica frente a la presión directa de Estados Unidos.

La administración de Donald Trump ha decidido castigar a Nueva Delhi con un arancel adicional del 25% sobre sus exportaciones, en represalia por la compra de petróleo ruso. Lejos de retroceder, India ha respondido reafirmando su soberanía energética y su compromiso con una política exterior basada en sus intereses nacionales, abriendo una nueva etapa en el fortalecimiento del eje euroasiático junto a Rusia y China.

Washington amenaza, pero no puede sostener su ofensiva

El 27 de agosto entrará en vigor un nuevo arancel del 25 % impuesto por la Casa Blanca sobre los productos indios que ingresen al mercado estadounidense, lo que eleva al 50 % el total de aranceles punitivos.

Esta decisión, justificada por Washington como una “sanción” a la compra de petróleo ruso, ha generado un efecto contrario al esperado: India no ha retrocedido ni un paso en su decisión de mantener los flujos energéticos con Rusia, que hoy representan el 35 % de sus importaciones de crudo, frente a un ínfimo 0,2 % antes del inicio del conflicto en Ucrania.

Altos funcionarios de la administración Trump han acusado abiertamente a India de “financiar la guerra rusa en Ucrania” a través de estas compras. Sin embargo, las palabras se han mostrado vacías de contenido estratégico real: Washington no ha podido presentar una alternativa energética viable para India ni garantizar precios competitivos que permitan sustituir el petróleo ruso. Así, su amenaza se convierte en un gesto simbólico de coerción sin capacidad de transformar los hechos sobre el terreno.

El propio Roman Babushkin, encargado de negocios de la embajada rusa en Nueva Delhi, fue claro al respecto: “A pesar de la situación política, podemos prever el mismo nivel de importación de petróleo [por parte de la India]”. Moscú y Nueva Delhi han activado un “mecanismo especial” para blindar el comercio energético bilateral, superando las sanciones y asegurando el suministro a largo plazo.

El petróleo ruso: rentable, estratégico y en rupias

India no solo ha encontrado en Rusia un socio energético fiable, sino también una oportunidad económica. Evgeny Griva, comisionado adjunto de Comercio de Rusia, confirmó que el crudo ruso se vende con descuentos del 5 % al 7 %, lo que representa una ventaja directa para las refinerías indias y un ahorro sustancial para el Estado.

A esto se suma la reciente implementación de pagos en rupias indias, lo que reduce la dependencia del dólar estadounidense y fortalece la soberanía financiera de ambos países.

La decisión de Moscú de aceptar pagos en moneda local ha permitido desbloquear miles de millones de dólares que estaban retenidos en bancos indios debido a sanciones occidentales.

Esta medida refuerza no solo la relación bilateral, sino también el proceso de desdolarización que varios países del Sur Global están impulsando como parte de una estrategia más amplia de independencia frente al sistema financiero dominado por Occidente.

India, entre la presión de Washington y la apuesta euroasiática

La ruptura de las conversaciones comerciales entre India y Estados Unidos refleja el agotamiento de un modelo de cooperación que se basaba en promesas de apertura de mercados agrícolas y acuerdos comerciales desequilibrados. Nueva Delhi ha dejado en claro que no aceptará condicionamientos que afecten sus intereses nacionales ni cederá su soberanía energética por presiones externas.

En este marco, la India ha reactivado canales diplomáticos con China, su tradicional rival regional. En las últimas semanas, se han producido visitas de alto nivel entre ambas potencias, incluyendo la del canciller chino Wang Yi a Nueva Delhi y la preparación del primer viaje de Modi a China en más de siete años.

Estos acercamientos no son casuales: son parte de un proceso de reposicionamiento estratégico en Asia que apunta a cerrar las heridas abiertas desde el enfrentamiento fronterizo de 2020.

Al mismo tiempo, Rusia impulsa con fuerza la idea de una “gran asociación euroasiática”, un marco de cooperación regional que incluye a India y China como pilares. Moscú espera reactivar el formato trilateral India-China-Rusia, suspendido en los últimos años, como base para construir una arquitectura geopolítica multipolar y autónoma frente a la hegemonía estadounidense.

Roman Babushkin lo explicó sin rodeos: “Este formato no se cuestiona. Está directamente vinculado a la iniciativa rusa de establecer una gran asociación euroasiática”. El presidente Vladimir Putin tiene previsto reunirse con Narendra Modi en Nueva Delhi antes de fin de año, y ambos, junto a Xi Jinping, participarán en la próxima cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) a partir del 31 de agosto.

Estados Unidos pierde el centro de gravedad

El fracaso de la estrategia de Trump en el Indo-Pacífico se hace cada vez más evidente. Lejos de aislar a Rusia, las sanciones y presiones han acelerado el fortalecimiento de alianzas alternativas, especialmente entre potencias regionales que comparten una visión multipolar del orden internacional. India, que durante décadas fue cortejada por Washington como contrapeso a China, ya no acepta ser utilizada como peón de una estrategia ajena a sus intereses.

La política exterior india, basada en el principio de “amistad con todos”, se ha mostrado más consistente que la diplomacia coercitiva de Estados Unidos. En lugar de romper lazos con Moscú o Pekín, Nueva Delhi ha decidido ampliar su margen de maniobra y diversificar sus alianzas, priorizando su seguridad energética, su desarrollo industrial y su autonomía estratégica.

Un nuevo tablero geopolítico

La presión arancelaria estadounidense, en lugar de debilitar a India, ha fortalecido su voluntad de integrarse en un nuevo orden euroasiático que apuesta por el comercio en monedas locales, la cooperación Sur-Sur y el respeto a la soberanía nacional. Rusia ha sabido leer este momento histórico, ofreciendo no solo petróleo barato, sino también un marco político y diplomático que reconoce a India como un actor autónomo y no como un mero satélite de Occidente.

Por su parte, China ha comenzado a reconstruir puentes con India, entendiendo que el futuro del continente dependerá de su capacidad de resolver disputas bilaterales y construir mecanismos de cooperación regional frente a los intentos externos de dividir y gobernar.

La próxima reunión entre Putin, Modi y Xi Jinping en el marco de la OCS será un momento clave para observar hasta qué punto este nuevo eje puede consolidarse como una alternativa real a la arquitectura de poder impuesta por Estados Unidos y sus aliados.

Lo que está en juego no es solo el comercio de petróleo o el porcentaje de aranceles. Lo que se define en este momento es si India elegirá una política exterior subordinada a los intereses de una potencia lejana o si continuará afianzando su papel como potencia soberana en un mundo cada vez más multipolar. Washington ha jugado sus cartas con amenazas y castigos. Nueva Delhi ha respondido con firmeza, pragmatismo y visión estratégica.

La historia reciente demuestra que cada vez que Estados Unidos intenta forzar a sus socios a romper lazos con Rusia o China, termina generando el efecto contrario. India, como civilización milenaria y potencia emergente, parece haber tomado nota. El tablero geopolítico de Asia está cambiando, y ya no gira en torno a Washington.

*Foto de la portada: Autogenerada IA

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