El veterano funcionario de Fatah, Hussein Al-Sheikh, de 64 años, fue nombrado recientemente vicepresidente de la Autoridad Palestina (AP), lo que lo convierte en el siguiente en la línea de sucesión para asumir el liderazgo si la presidencia, actualmente ocupada por Mahmud Abás, de 89 años, queda vacante. En su nuevo cargo como vicepresidente y vicepresidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el colaborador de confianza de Abás se enfrenta a una larga lista de desafíos.
Ante todo, tendrá que lidiar con la creciente impopularidad de la Autoridad Palestina. Amplios sectores de la sociedad palestina consideran que la Autoridad es incapaz de atender sus necesidades, una percepción que reconocieron varios exfuncionarios de alto rango de la Autoridad Palestina a quienes entrevisté, y que presencié de primera mano durante varias visitas a los territorios ocupados. Muchos interpretarán el nombramiento de Al-Sheikh como la continuación de un marco político desacreditado, arraigado en estructuras de poder decrépitas.
Además, muchos ciudadanos e intelectuales palestinos consideran que la Autoridad Palestina es incapaz de afrontar las realidades de la agresión israelí, y mucho menos de detener el genocidio en curso en Gaza. Consideran que la vieja guardia es incapaz de responder eficazmente a las cambiantes dinámicas regionales e internacionales, y que el nombramiento de Al-Sheikh es una continuación de las viejas formas de trabajo y un obstáculo para una reforma genuina.
Por lo tanto, el principal reto de Al-Sheikh será ganarse el apoyo de la población palestina y superar la generalizada impopularidad de la AP. Si logra superar este primer obstáculo, tendrá la tarea aún más compleja de negociar con su rival político, Hamás, y sortear las divisiones internas palestinas.
Presión de Estados Unidos e Israel
Un tercer desafío será gestionar la creciente presión estadounidense e israelí para marginar a Hamás, por lo que estará deseoso de demostrar su capacidad para aplicar una estricta política de tolerancia cero ante cualquier señal de apoyo al grupo en la Cisjordania ocupada. Probablemente también se le encomiende la tarea de negociar un marco para el regreso parcial o total de la Autoridad Palestina a la Franja de Gaza una vez concluida la guerra israelí.
Pero dada la insistencia de Israel en ocupar la Franja indefinidamente, Al-Sheikh sin duda tendrá un trabajo difícil por delante. Las complejidades y los desafíos de gestionar Gaza requieren la cooperación regional e internacional de países como Egipto, Jordania, Israel y Estados Unidos.

Otro desafío clave que Al-Sheikh enfrentará es lidiar con un primer ministro israelí que se opone vehementemente a un Estado palestino. Benjamin Netanyahu criticó recientemente al presidente francés, Emmanuel Macron, por cometer un “terrible error” al “seguir impulsando la idea de un Estado palestino”.
A diferencia de su predecesor, Ehud Olmert, quien apoya un Estado palestino junto a Israel y la negociación con la Autoridad Palestina, Netanyahu no ha iniciado ni una sola reunión con Abbas durante sus más de 16 años en el poder. Esta intransigencia, junto con la de su base de derecha, podría acabar siendo el principal obstáculo para la búsqueda de legitimidad política de Al-Sheikh.
Vida temprana y carrera
Al-Sheikh nació en Ramallah en 1960, hijo de padres desplazados de sus tierras durante la creación del Estado de Israel en 1948, un fenómeno que los palestinos llaman la Nakba o catástrofe. Fue encarcelado por Israel a los 18 años y pasó diez años entre rejas, de 1978 a 1988. Durante su encarcelamiento, aprendió y dominó el hebreo, una habilidad que posteriormente le resultó útil en su carrera.
Es un veterano del movimiento Fatah, la principal facción que domina la AP y que durante mucho tiempo sirvió como principal coordinador de cuestiones de seguridad en los Territorios Ocupados, un papel que fue visto negativamente por los opositores de la AP, que la veían como la encargada de llevar a cabo el trabajo sucio de las fuerzas de ocupación israelíes.
Sin embargo, su puesto como jefe de la Autoridad General de Asuntos Civiles desde 2007 podría resultar útil, ya que le proporcionó una amplia experiencia en la negociación con Israel y un profundo conocimiento de la dinámica de seguridad, las relaciones y los canales de negociación entre Israel y los palestinos. En 2022, Abás lo nombró secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP y jefe de su departamento de negociaciones.
Esta experiencia podría serle útil al abordar complejas negociaciones de seguridad con Israel y aprovechar sus sólidas conexiones para defender los intereses palestinos, a la vez que coopera con Israel y otras partes interesadas regionales e internacionales. No está claro si esto será suficiente para superar los numerosos desafíos que enfrenta, pero Al-Sheikh sin duda tiene mucho trabajo por delante.
Este artículo ha sido publicado originalmente por el portal Al Majalla.
Ahmed Maher* editor Senior especializado en política.