Nos extendemos desde el honorable pueblo libanés y las familias de los mártires y herimos la más profunda simpatía y lamento por esta gran tragedia nacional que afligió al Líbano y al Líbano en las difíciles circunstancias por las que atraviesa nuestro querido país.
Ponemos todas nuestras capacidades al servicio de nuestra gente honorable y nuestros queridos ciudadanos, donde surge la necesidad
Le pedimos a Dios Todopoderoso que otorgue misericordia y perdón a los mártires y sus familias con paciencia y consuelo.
Le pedimos a Dios Todopoderoso que otorgue a los heridos una pronta recuperación, y que le otorguemos paciencia y firmeza a nuestra querida gente, y que nuestro país tenga éxito en superar las dificultades y tribulaciones.
Esta dolorosa catástrofe y su devastación sin precedentes y sus graves consecuencias en todos los niveles de la humanidad, la salud, la sociedad y la economía exigen a todos los libaneses y a todas las fuerzas políticas y actores nacionales solidaridad, unidad y acción conjunta para superar los efectos de esta cruel prueba y ponerse de pie con determinación y voluntad para enfrentar las dificultades y los desafíos emergentes.
En esta triste ocasión, saludamos a todo el personal médico y de enfermería, las organizaciones de ayuda humanitaria, el personal de defensa civil y los valientes bomberos por sus grandes esfuerzos en rescate, primeros auxilios y asistencia.