“y nosotros, los occidentales, EE.UU. y la UE, hemos dominado el mundo porque hemos sido los que hemos fijado las normas, hemos sido los maestros de cómo funcionaba la tecnología, desde las acerías hasta los trenes, pasando por los ferrocarriles y todo lo relacionado con la guerra, hemos sido los que hemos fijado las normas. Si dejamos de ser los que fijan las normas no gobernaremos el siglo XXI y me temo que en algunos campos estamos perdiendo la capacidad de fijar normas…” Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, durante la entrevista (minuto 29) “An opportunity for global change – #UNitedFor a People-Powered Recovery Session 1” para FEPS_Foundation.
Andrei en The Saker realiza una reflexión muy interesante a partir de la declaración de Borrell, y es que al fin un representante de alto nivel oficial de Occidente confirma que “las tensiones actuales son para mantener la hegemonía occidental sobre el mundo”.
Por eso, Borrell ya había anunciado luego de su viaje a Washington en octubre de este año, que “en tiempos de inmensos cambios geopolíticos, la UE y EE.UU. tienen la responsabilidad compartida de evitar que el orden internacional se deslice hacia una competencia exacerbada entre naciones. Trabajando juntos, tenemos que promover activamente una visión de la cooperación global basada en valores democráticos que contraste con la de las potencias autoritarias, que aspiran a un mundo muy diferente”, haciendo clara referencia a Rusia y China.
A mitad de noviembre, específicamente los días 15 y 16, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Unión Europea se reunieron en Bruselas. El primer día celebraron una reunión con representaciones ministeriales de Armenia, Azerbaiyán, Georgia, la República de Moldavia y Ucrania. Sin dar muchas vueltas, países del Mar Negro, zona geoestratégica y en disputa actual.
Sin embargo, la Brújula Estratégica se llevó toda la atención durante la Cumbre. Borrell dejó en claro que “se están produciendo importantes cambios geopolíticos que ponen en tela de juicio la capacidad de Europa para defender su visión e intereses”, por lo que este Compass (Brújula) que inició en 2020 determinada por el Alto Representante, fue debatida por los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de la UE. Llegaron a la conclusión del peligro que atraviesa a Europa y la necesidad de establecer un camino que busque “fortalecer el papel de la UE como proveedor de seguridad” construyendo así un ‘Europa geopolítica’.
Durante el seminario “Quo Vadis Europe?” realizado en España en marzo de este año, Borrell habló sobre la necesidad de construir una Europa geopolítica frente a los desafíos actuales y futuros. “Después de esta crisis, el mundo probablemente será más digital, más asiático y más desigual. Sin lugar a dudas, también será más multipolar y conflictivo. Sin embargo, también requerirá más multilateralismo, particularmente en las áreas de salud y clima. Si Europa quiere desempeñar un papel clave en la configuración de este mundo, debe fortalecer su cohesión interna y comprometerse de manera más eficaz con todas las regiones del mundo, más allá de nuestra vecindad inmediata”, dijo Borrell.
La Brújula Estratégica busca consolidarse frente a la necesidad de la UE de constituirse en un actor geopolítico en este nuevo escenario mundial. “La brújula está diseñada para responder tres preguntas: ¿Qué desafíos y amenazas enfrentamos? ¿Cómo podemos agrupar mejor nuestros activos y gestionarlos de forma eficaz? ¿Y cuál es la mejor manera de proyectar la influencia de Europa como actor tanto regional como global?”, comunicó Borrell desde el blog del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).
Junio 2020: encargo por parte del Consejo. Noviembre 2020: análisis de amenazas. Primer semestre de 2021: diálogo estratégico con los Estados miembros. Noviembre 2021: presentación del proyecto de Brújula. Marzo 2022: adopción de la Brújula Estratégica.
Los últimos eventos, tanto en Europa como en el mundo, han abierto los ojos de varios líderes europeos que cuestionan el rol de la UE como actor estratégico frente a los nuevos desafíos. Así, el acuerdo AUKUS; la retirada de Afganistán por decisión unilateral de EEUU; la situación en el Sahel africano; el aumento de tensiones en el Este europeo con Ucrania, la frontera entre Polonia y Bielorrusia o Lituania y Bielorrusia, los ejercicios militares en el Mar Negro, la crisis de desplazados; la suspención de las certificaciones del gasoducto Nord Stream II; las tensiones en el Mar Mediterráneo incluyendo la situación entre Chipre, Grecia y Turquía; la necesidad de tener presencia en Los Balcanes; la crisis institucional al interior de la UE; la crisis energética y su creciente vulnerabilidad… muestran la inestabilidad de la región y la necesidad de que Europa tome cartas para asegurarse de defender a sus ciudadanos, sus intereses y valores, sin tener que depender de ninguna potencia extranjera ni tener que seguir ciegamente órdenes de su socio estadounidense que ha demostrado velar más que por sus propios objetivos. No es nuevo el planteamiento de autonomía estratégica, ejército europeo, una UE geopolítica, como tampoco quienes defienden el mantenimiento y profundización de la alianza atlántica, esto continúa en debate al interior de la UE, y hace que se dificulte cualquier decisión proyectiva en colectivo.
Y en este escenario multipolar que se está configurando como nuevo orden mundial, la UE busca proyectarse como actor estratégico global para ser parte de las decisiones que, como dijo Borrell, ‘fijen las normas’.
“En el Consejo Europeo informal subrayé que, en principio, son posibles dos actitudes. El primero es enterrar la cabeza en la arena, encontrar razones para restar importancia a los desarrollos geoestratégicos, o argumentar que solo conciernen a ciertos Estados miembros. El segundo es darnos cuenta de que se están produciendo cambios importantes y que debemos actuar si no queremos vivir en un orden mundial que no podemos dejar de moldear”, dijo Borrell.
Por supuesto que la idea de ‘autonomía europea’ o el desarrollo de un ‘ejército europeo’ no encanta al bloque estadounidense, mucho menos a la OTAN. Por ello, cada vez que los líderes a favor de la construcción de una Europa con mayor autonomía intenta desarrollar la idea, enseguida aclaran que “este esfuerzo no contradice en modo alguno el compromiso de Europa con la OTAN, que sigue siendo el núcleo de nuestra defensa territorial”.
Borrell, y lo cito constantemente ya que es quien encabeza la puesta en marcha de estas políticas, explicó que “este compromiso no debería impedir que desarrollemos nuestras propias capacidades y llevemos a cabo operaciones independientes en nuestro vecindario y más allá, especialmente en un momento en que la atención de los legisladores estadounidenses puede centrarse en otra parte (no menos en el Indo-Pacífico). La responsabilidad estratégica europea es la mejor manera de reforzar la solidaridad transatlántica”.
Y la gran frase, ya repetida una y otra vez por varios líderes europeos: “cuanto más fuertes nos volvamos como UE, mejores socios podremos ser para Estados Unidos y la OTAN”.
La cuestión no sólo son las trabas y el descontento de EEUU y la OTAN, sino también de aquellos países de Europa que quieren continuar y profundizar la alianza atlántica, especialmente varios países del Este europeo liderados por Polonia. Entonces, la pregunta es ¿será posible que todos los miembros de la comunidad concuerden sobre las amenazas externas? ¿Quiénes financiarán los 5 mil efectivos de despliegue rápido? ¿Cómo y quiénes aprobarán las situaciones en las que deberán intervenir? ¿Cómo defenderán los valores europeos, militarizando las fronteras y realizando devoluciones en caliente contra los desplazados que ellos mismos crearon apoyando las guerras en África y Medio Oriente?
Cómo protegerán a los ciudadanos europeos del frío, del desabastecimiento, de la crisis energética, del desempleo si continúan atacando e imponiendo sanciones contra Rusia, su principal proveedor de energía… o suspenden el acuerdo comercial con China, siendo uno de los principales socios comerciales… ¿para seguir complaciendo a EEUU? Seguir tratando y actuando contra China y Rusia como enemigos no tendrá buenas consecuencias para los intereses europeos.
A tener en cuenta
Este miércoles el SPD, Los Verdes y el FDP acaban de anunciar la próxima coalición de gobierno en Alemania. Aún queda que cada partido apruebe la división de poderes y liderazgo de cada ministerio, pero en primera instancia anunciaron a Scholz como el nuevo canciller, Los Verdes ocupando la vice cancillería y Exteriores. Tendremos que estar atentos a estos cambios, ya que como es de público conocimiento, Los Verdes están en contra del gasoducto Nord Stream II, poseen una clara posición anti rusa y anti china y ya han anunciado una posible alianza con EEUU.
De hecho, el exoficial de inteligencia de la Infantería de Marina de los EEUU, Scott Ritter, escribió para RT este 24 de noviembre, que el 56 ° Comando de Artillería de Campaña se reactivó en una ceremonia en Mainz-Kastel, Alemania. “La misión del 56o Comando de Artillería de Campaña es servir como centro operativo para las operaciones de artillería en toda Europa, incluido el despliegue del nuevo misil hipersónico Dark Eagle, así como el Typhon , un sistema multipropósito que incluye lanzadores y sistemas de control de fuego. casi idéntico al sistema antimisiles en tierra Mk-41 Aegis que Estados Unidos ha estacionado en Polonia y Rumania”. Explica que “se prevé que los sistemas Dark Eagle y Typhon se desplieguen en Alemania en los próximos años. Ambas armas habrían sido prohibidas bajo el tratado INF, pero la retirada de Estados Unidos de ese tratado en agosto de 2019 abrió el camino para su desarrollo y eventual despliegue. Una vez desplegados en sus bases alemanas, los sistemas Dark Eagle y Typhon tienen la capacidad de lanzar un devastador ataque preventivo contra objetivos rusos de mando y control y liderazgo en Moscú y sus alrededores, y las ojivas alcanzan sus objetivos menos de cinco minutos después del lanzamiento”.
Otra posibilidad a la que hay que estar atentos en los próximos meses será las elecciones presidenciales en Francia, en abril de 2022. En caso de que Macron sea reelegido, varios analistas prevén que se quedaría con el liderazgo de la UE, que compartía, o que encabezaba Merkel. Scholz como canciller, nuevamente prevén los analistas, no podrá superar a Macron. Los intereses y políticas de la coalición semáforo, alineada con los intereses atlantistas, chocarán con los intereses y políticas europeístas que viene desarrollando Macron, donde además, Francia asumirá la presidencia de la UE en 2022. Una Alemania que se ordene junto a los intereses estadounidenses significa una alianza atlántica más fortalecida sobre Europa Occidental y por lo tanto habrá que estar atentos también, a cómo se desarrollará Alemania en el Este europeo.
La idea es que en marzo de 2022 se apruebe la Brújula Estratégica bajo la presidencia francesa de la UE. La UE necesita construirse y posicionarse como actor geopolítico relevante en el escenario internacional si no pretende quedarse fuera de los grandes desafíos actuales y futuros. También para dejar de ser el campo de batalla y el objeto de las grandes potencias, bajo la imperante necesidad de responder a los intereses de un único actor EEUU que, como se ha visto en los últimos años, no le ha aportado ni estabilidad, ni desarrollo, ni solidaridad cuando más lo necesitaban sus socios europeos.
Queda estar atentos y ver quién sostendrá la brújula y hacia dónde apuntará.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Edición original de PIA Global. Bandera de UE junto a Foto de Flecha creado por wirestock – www.freepik.es
